Una de las concepciones más interesantes sobre la felicidad es la que planteó el filósofo inglés John Stuart Mill (1806-1873) en su conocido ensayo titulado: ‘Utilitarismo’ (1861), donde señala que: “un estado de placer exaltado dura sólo un momento, o, en algunos casos y con interrupciones, horas o días. Es el resplandor momentáneo del gozo, pero no su llama firme y permanente” (cap. 2). Por eso según Mill la felicidad no es: “una vida en continuo éxtasis, pero sí una existencia integrada por momentos de exaltación, dolores escasos y transitorios y muchos y variados placeres, con predominio de los activos sobre los pasivos” (cap. 2).
No obstante, Mill distinguía claramente entre placeres superiores y placeres inferiores. En efecto, Mill defiende a los antiguos filósofos epicúreos griegos, es decir, los seguidores del filósofo griego Epicuro (341-270 A. de C.), que asignaban un valor mucho más elevado a los placeres superiores del intelecto, los sentimientos y la imaginación que a los de la mera sensación. Por eso Mill dice: “Los seres humanos tienen facultades más elevadas que los apetitos animales y, una vez que se han hecho conscientes de ellas, no consideran como felicidad nada que no incluya su satisfacción (…) Pocas criaturas humanas consentirían que se las convirtiera en alguno de los animales inferiores, a cambio de un goce total de todos los placeres bestiales; ningún ser humano inteligente consentiría en ser un loco, ninguna persona instruida, en ser ignorante, ninguna persona con sentimientos y conciencia en ser egoísta e infame (…) Un ser de facultades más elevadas necesita más para ser feliz; probablemente es capaz de sufrir más agudamente; y, con toda seguridad, ofrece más puntos de acceso al sufrimiento que uno de tipo inferior; pero a pesar de estas desventajas, nunca puede desear verdaderamente hundirse en lo que él considera un grado inferior de la existencia (…) Es mejor ser un hombre insatisfecho que un cerdo satisfecho, es mejor ser Sócrates insatisfecho, que un tonto satisfecho” (cap. 2).
La insistencia de Mill en una vida con ‘predominio de los placeres activos sobre los placeres pasivos’ podemos relacionarla con los estudios realizados por el psicólogo húngaro estadounidense Mihály Csikszentmihályi (1934-2021), que fue Jefe del Departamento de Psicología en la Universidad de Chicago. El gran aporte de este autor a la psicología, fue lo que denominó actividades de ‘fluir’ y su importante obra titulada ‘Flujo’ publicada en 1991, se convirtió en una obra de lectura obligatoria. Durante décadas estudió las actividades del ser humano que realmente son absorbentes y las relacionó con lo denominó ‘Flujo’. En efecto, según este autor, una actividad de ‘flujo’ es la que cumple con los siguientes requisitos: A) La actividad es exigente y requiere habilidad B) Nosotros nos concentramos al realizarla C) En esa actividad hay objetivos claros D) Nosotros obtenemos una retroalimentación inmediata al realizarla E) Nosotros nos involucramos en ella profundamente, sin esfuerzo F) Tenemos una sensación de control al realizarla G) Nuestro sentido del yo se desvanece H) El tiempo se paraliza (NOTA 1).
Según este autor, las actividades humanas que cumplen con tales requisitos son por ejemplo la actividad de una bailarina que se absorbe y concentra en su actividad de bailar. También la actividad de un artesano que se concentra en su trabajo artesanal o la de un deportista que se dedica profundamente a su actividad, una actividad de ejercicio físico, intelectual (leer, escribir), etc.
Csikszentmihályi realizó un estudio con 250 adolescentes de ‘flujo bajo’ y 250 adolescentes de ‘flujo elevado’. Su investigación demostró que los adolescentes de ‘flujo elevado’ son los que se dedican a actividades deportivas o manuales o intelectuales. Por el contrario, los adolescentes de ‘flujo bajo’ son los que ven mucha televisión y realizan pocas actividades. En todas las mediciones de bienestar psicológico, como autoestima y ‘estar involucrado’, los adolescentes de flujo elevado dieron mejores resultados (NOTA 2).
Por eso, el psicólogo estadounidense Martin Seligman (nac. 1942), que fue elegido Presidente de la ‘Asociación Estadounidense de Psicología’ en el año 1998, dice: “En la noche, entre escoger leer un buen libro y ver televisión, escogemos la última alternativa, aunque los estudios revelan que el estado de ánimo promedio al ver televisión es ligeramente depresivo” (NOTA 3).
En nuestro país estos estudios tienen mucha pertinencia, porque muchísimas personas no realizan actividades de ‘Flujo’ y se dedican sobre todo a ver programas banales de televisión. No hace falta agregar que en el caso de los jóvenes estos estudios son particularmente relevantes, porque la mayoría de los jóvenes no realizan actividades de ‘Flujo’, aunque hay que señalar que eso se debe a que no tienen posibilidades de realizarlas…En efecto, carecen de instalaciones para practicar deportes, no tienen el hábito de la lectura, ni buenas obras de la cultura universal, etc., etc…Además nuestro sistema educativo no inculca al niño o al joven estudiante que practique actividades de ‘Fluir’ durante su vida.
NOTAS: (1) Pags. 113-117 en Martin Seligman (2002) ‘Authentic Happiness’. Free Press. New York (2) Pag 117 en Martin Seligman, Op.Cit. (3) Pag. 117 en Martin Seligman Op.Cit.
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