Cualquiera de los que vivimos en este país llamado Venezuela debemos preguntarnos cuál es el nivel de compromiso e identidad que tenemos con esta tierra. Será que no nos importa para nada lo que le ocurra a nuestra patria que es amenazada diariamente por las potencias extranjeras e imperiales, como si se trataran de un vulgar botín o trofeo que debe tener sólo por las razones de considerarse los dueños del mundo. Cuál es nuestra respuesta, cuál es nuestra conducta ante semejante situación, cuando en este momento nos da en la cara el pensamiento profundo del gran trujillano Don Mario Briceño Iragorry que nos aclara el sentido que deberíamos tener quienes vivimos en esta gran nación bolivariana.
A los vulgares estafadores de la política, a los que Mario Briceño Iragorry señaló como pitiyanquis, que aunque nacieron en este mismo suelo, para nada les ha importado y andan vendiendo nuestra patria como cualquier mercancía, escogiendo el peor camino que puede tener un ser humano, el de traición a la patria. He aquí donde además de sentir una gran indignación debemos elevar la conciencia colectiva, la identidad nacional, el arraigo patriótico, el amor a nuestra historia, la capacidad en la defensa de nuestra soberanía e independencia nacional. Qué vergüenza es ser un borrego, un agente pitiyanqui, un desalmado, andar despotricando de tu tierra, ofendiéndola, vendiéndola. No formes parte de aquellos que perdieron hasta la manera de caminar, que andan atrapados en la hora vergonzosa de la entrega, en el arrodillamiento total.
Quienes amamos nuestra gloriosa tierra histórica, quienes llevamos en nuestra sangre el orgullo y el sentimiento patriótico no podemos dejarnos dirigir por esta élite hundida en la mediocridad y la traición. Si ellos son los culpables por su actuación de los sufrimientos de nuestro pueblo por qué los vamos a premiar entregándoles la patria para que la saqueen a su antojo, la destruyan, la llenen de tragedia, dolor y muerte. No dejemos que esto ocurra, son sus planes, y acuerdos con los gringos. A la hora de la traición llega la hora de los pueblos rebelados contra la agresión imperial y oligárquica. Es el momento de la unidad total, nuestra República está en peligro y sus hijos vamos en su defensa absoluta.
En este momento crucial debe elevarse la carga moral de nuestro pueblo, esto significa poner en marcha la respuesta colectiva, romper por todos los medios la desmoralización que quieren crear en nuestra gente, he aquí la convocatoria al liderazgo revolucionario que se coloque a la altura de la dura realidad, orientando y conduciendo de forma contundente con acertadas tácticas y estrategias, abracemos la causa justa del pueblo venezolano y no permitamos que la traición a la patria se salga con la suya.