El Presidente del Concejo de Rafael Rangel, Marcos Palomares, dijo ayer, que los Rangelianos sufren las consecuencias que trae consigo el deterioro progresivo de todos los servicios públicos producto de la quiebra del país y de la incapacidad económica del gobierno municipal para dar respuesta y generar soluciones; pero en materia del servicio de agua potable, que es un derecho humano fundamental que debe ser garantizado por cualquier estado o gobierno, la situación es gravísima, observándose las fallas del preciado liquido desde el hospital María Aracelis Álvarez, Psiquiátrico, CDI y ambulatorios, los cuales viven a diario este drama a pesar de ser los centros primordiales dispensadores de salud pública. ¿Entonces que queda para el ciudadano de a pié? Se pregunta el Concejal.
Todo ciudadano, hogar y familia Rangeliana padece esta calamidad especialmente en los sectores ubicados en las periferias y la parroquia foránea José Gregorio Hernández, esta ausencia casi total del suministro del vital líquido nos deja expuestos a ser víctimas de las enfermedades tropicales que han reaparecido, tales como sarna, sarampión, dengue, zika, lechinas, entre otras, que añaden otro sufrimiento más por la falta de dotación de los hospitales, el elevado costo de los medicamentos y su escasez, dijo Marcos Palomares
Cabe destacar que la hiperinflación, el bajo salario y su precario poder adquisitivo hacen imposible para cualquier hogar humilde comprar agua por camiones cisternas, estamos a la buena de Dios y a la madre naturaleza esperando la lluvia como única vía para aliviar esta necesidad. Esto porque quienes tienen la responsabilidad de velar por el funcionamiento y suministro de este servicio, llámese gobierno local o regional solo están pendientes y son eficientes es en convertir la gobernación y la alcaldía en entes misioneros, para mantener el control social del pueblo, en detrimento de su dignidad y autoestima, abusando de su fomentada inocencia; mientras tanto nuestro pueblo muere de sed ante la indolencia de la revolución, hasta ahora los planes de contingencia brillan por su ausencia, vemos a un pueblo con cuerpos y rostros de decepción, desesperación y angustia fruto de los efectos perniciosos del socialismo bolivariano, que ha cambiado el estándar de vida del venezolano, reduciéndolo a nada, de ahí la diáspora, que cada es alimentada por personas que no desean mas, seguir viviendo los males que nos trajo la mal llamada revolución.