Especialistas del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela, realizaron una visita al Hospital Central de San Cristóbal a propósito de ofrecer al personal de salud, estudiantes y especialistas, sus experiencias relacionadas a otros brotes de la enfermedad de chagas ocurridos en el territorio nacional.
La doctora Belkisyolé Alarcón de Noya, Directora del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela comentó que su experiencia comenzó en el año 2007 con un brote en fase aguda de enfermedad de chagas, episodio que les marcó y del cual obtuvieron experiencias, luego ocurrió otro brote en una escuela rural en Chichiriviche y otro en una escuela urbana en Chacao, ambas con mecanismo de infección exactamente igual.
Al referirse a la población de Puerto Nuevo, dijo que “ellos tienen un problema de agua muy importante y enfocan todo el problema en este aspecto, sin embargo, nosotros no lo creemos así, porque al ver el parásito sabemos que este tuvo que venir de alguna parte y es del chipo, por ello lo que hay que hacer es cortar la trasmisión”.
Según la doctora Belkisyolé Alarcón de Noya, el tratamiento es el único que existente y los médicos tienen la obligación de dar el tratamiento, porque no todos los pacientes son resistentes, nosotros estudiamos medicina, no estudiamos magia, entonces hay que aplicar el protocolo. Hemos tenido casos en los que apenas en el segundo tratamiento es donde se empiezan a revertir los indicadores, pero hay que esperar para saber que el paciente se va a curar”.
La especialista recomendó a la población manejar los alimentos bajo resguardo e incorporar a las ventanas de las cocinas telas metálicas que impidan el ingreso de otros insectos como chipos, cucarachas, alacranes incluso por pequeñas culebras.
“Una de las cosas que no se puede evitar es el atractivo de los chipos a la luminosidad que generan los televisores y las computadoras, estos son animales nocturnos que vienen a las casas atraídos por la luz. Así mismo dijo que las mascotas como los perros y gatos deben mantenerse fuera de la casa ya que al chipo les gusta más la sangre de los animales que la nuestra.
Sostuvo que el Táchira ha dado una experiencia en brotes orales muy grandes pero van a haber más, porque todos los pueblos están muy rodeados de vegetación y al no tener programas de fumigación permanentes los chipos estarán a su aire porque no hay control. “Anteriormente no hubo transmisión oral de esta enfermedad porque hasta el 2005 había mucha fumigación en las casas y en sus alrededores por parte del personal de malariología.
NP