La Zona Baja, o Eje Panamericano, como también se le conoce a una de las regiones más peligrosas y con el mayor índice de asesinatos, extorsiones y secuestros de la entidad trujillana; sigue sumergida en una ola de homicidios que no parece ser contenida por las autoridades.
Hace una semana, la Guardia Nacional, en conjunto con el Cicpc (Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas), las Fapet (Fuerzas Armadas Policiales del Estado Trujillo) y la Policía Nacional Bolivariana (PNB) desplegaron un dispositivo de seguridad para resguardar a los pobladores de las bandas criminales que operan en los municipios Andrés Bello, Bolívar, Miranda y Sucre; jurisdicciones que conforman la zona baja. Para ello movilizaron cierta cantidad de vehículos y funcionarios, pero los pobladores exigen hacerle frente a esos grupos delictivos que mantienen en zozobra a sus habitantes.
En dicha zona, se da mucho la producción de verduras, frutas y hortalizas; como también personas de los diferentes municipios del estado acuden para comprar productos alimenticios al mayor, ya sean carnes, embutidos y demás. Eso hace que los productores y personas que trabajen sus tierras, sean víctimas de extorsión o cobro de vacuna por parte de los criminales.
A Jean Carlos Linárez, un agricultor de 26 años, lo raptaron la tarde del martes mientras salía de su casa en dirección a Las Termas, parroquia Aguas Calientes del municipio Miranda; iba a cobrar un dinero que le debían producto de las cosechas que había recogido junto a su padre en el sembradío de maíz y ají dulce. Aparte de la siembra, padre e hijo se dedicaban a ordeñar vacas y criar ganados. Por ello su progenitor indicó a la prensa que pudo haber sido víctima de extorsión o cobro de vacuna.
Tal despliegue policial quizá sea insuficiente para la peligrosidad y la alta tasa de homicidios que se registran en la zona baja, pero no queda solo en la cantidad, sino en la manera en que los malhechores cometen los asesinatos, estos huyen de lo marginal y se adentran en un mundo sangriento donde ellos dominan a su víctima y la asesinan aplicando las maneras más grotescas.
Sin antecedentes
El padre de Jean Carlos Linárez (26), comentó: “Era un muchacho trabajador, toda la vida estuvo conmigo en las tierras. No era problemático y nunca tuvo inconvenientes con nadie”. Linárez fue verificado por las autoridades en el Sistema Integrado de Información Policial (Siipol) y este no poseía prontuarios policiales. Cicpc investiga para dar con el trío de sujetos que le arrebató la vida al joven agricultor.