Periodismo de altura… Radio Turismo

Por: Graterol Vargas

 

 

Con esta situación que vivimos a uno se le va la musa pal carajo. Si vas a prender la computadora la señora luz brilla por su ausencia. Cuando le da la gana de llegar no hay señal ni tampoco internet. Entre ambos contratiempos hay un lapso que nos ocupa la mayor parte  del día y  de la noche. La inspiración y el sueño se van al piso. Hace varias lunas tengo algunas anécdotas de aquella época de Radio Turismo en mi memoria. Con ganas de contarlas para combatir esta cuarentena. Este encierro obligatorio. Desesperante. Angustioso. Escribe que algo queda decía Kotepa Delgado.  Veamos. Ahí vamos

Periodismo de Altura

Rudy Linares, el famoso Juancito Turismo de los años 70, era un personaje que se las traía. Siempre tenía un chiste a flor de labios o una travesura de las suyas. Reportero de calle. En contacto con las comunidades.

Una mañana el poeta y apreciado amigo hoy con sus huesos en la tierra de guaros, Ramón Rivas Sáez fue víctima de una de las de Rudy.

“Junín” como le decíamos al poeta  era el jefe de prensa. Rafael Hernández Abreu,”El Zorro”,  Henry Baptista, “La Garrapata”y quien escribe estábamos encarnizados redactando los caliches para  Radio Informando.

-¿Dónde está Rudy? Pregunta el responsable de la emisión del mediodía de aquel espacio noticioso.

“La Garrapata” le contesta. “Yo lo vi que subió las escaleras”.

Rivasaez, ni corto ni perezoso trepó las escalera para arribar a la azotea de aquel viejo edificio donde funcionaba Radio Turismo y otras oficinas más.

-¿Qué estás haciendo aquí, Rudy? suelta  Ramón.

“Bueno jefe cumpliendo sus órdenes”

-¿Cómo es eso?

“ Usted me dijo que tenía que hacer periodismo de altura y por eso me vine a la azotea”.

¡Plof!

 

Las vacas de Ramón Azuaje

Ramón Hilario Azuaje, director de la estación hacía un dueto con otro veterano de la radiodifusión trujillana para leer las noticias en Radio Informando. El recordado gordo Nemesio Sánchez Martínez. Un excelente equipo. La diferencia era que Azuaje agarraba los gazapos en el aire y enmendaba el error del redactor. Además le gustaba salirse del libreto para ponerle un poco de pimienta a veces a la noticia.

Esa mañana unos vecinos de la parte baja de San Luis visitaron el departamento de prensa para quejarse por los daños que causaban un par de vacas realengas que deambulaban por ahí como Pedro por su casa”.

Ramón estaba gozando un puyero con la nota redactada por Hernández Abreu.

“Vacas realengas hacen de las suyas en la parte baja de San Luis”

“Destrozan las matas de los jardines” denuncian sus habitantes.

¡Qué belleza de vacas!

“De paso dejan TREMENDO REGALO en el lugar luego de hace pú pú”

¡PU PU, Qué belleza de vacas!

-Donde están los dueños de esas vacas”

Azuaje, de repente se paró como un rayo de su silla. No pudo hablar más. Se le atragantó la lengua.

-¿Quién hizo esta nota de las vacas? Preguntó colorado de la rabia el veterano periodista-locutor.

“Yo” levanta sus manos Hernández Abreu.

“Pedazo de bruto. No ves que esas son mis vacas” grita Ramón Azuaje, quién tenía ese par de animales realengos en San Luis y por eso se hacía llamar ganadero, el apreciado amigo.

Ah, por cierto un mal día las vacas desaparecieron, nadie más nunca supo de ellas.

Preso Ramón Azuaje

Henry Baptista era un artista. Personificaba un personaje que fue muy famoso en aquellos años. “La Garrapata”.  Con su voz chillona enfilaba sus baterías todos los días contra alguien en un segmento de Radio Informando.

“La garraaapaata que si tiene veneno en la lenguaaaa” terminaba sus libretos, escritos por el poeta Antonio Pérez Carmona, la implacable garrapata.

Una vez la emprendió contra un juez de apellido Blasco. “Ese juecesillo conocido en los bajos fondos como  CASCO”. La cantaleta contra el representante de la justicia duró varios días. Hasta que este dictó una orden de aprehensión contra el director de Radio Turismo, Ramón Azuaje

Aquello fue un escándalo en la apacible Valera. Ramón Azuaje está preso.

Lo enchirolaron en la vieja comandancia de policía al lado de la Plaza Bolívar. Por ahí pasó todo el mundo. Gremios, comunidades, sindicatos,etc,  solidarios con Azuaje. La negra Pancha, otro de esos personajes de la Valera antañona, también se acercó al lugar y con sus pulmones bien fuertes gritó:

“Suelten a Ramón, pongan preso a Pérez Carmona, que es la garrapata “ .

El poeta Pérez Carmona, que andaba en una comisión del Colegio de Periodistas, encabezada, por su secretario general, Guillermo Montilla, mediando en el trance con el juez, al escuchar aquel pedimento, echó una carrera meteórica, que fue a dar a su querido terruño de Escuque. A otro perro con ese hueso, deslizó APC mientras ponía pies en polvorosa.

A todas estas, Montilla, en sus gestiones se dirigió a la oficina del Comandante de la policía, que no era otro, sino el otrora Juancito Turismo, Rudy Linares.

Con su sonrisa medio picaresca, Rudy salió al paso de la comisión, extendiéndole la mano al jefe del gremio periodístico.

“Colega, pase adelante”.

-“Un momento, que colega ni que colega, ni yo soy policía ni usted es periodista” respondió Guillermo Montilla.

Lo bueno del incidente es que debido a la presión de la gente y a la gestión del CNP al renombrado juez no le quedó más que dejar en libertad a don Ramón, quién salió de la cana como los grandes toreros, en hombros de la multitud.

Así son las cosas, diría Oscar Yánez.

 

 


Graterol Vargas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Salir de la versión móvil