Frío, calor, sol y agua es lo que llevan los abuelos, abuelas, hijos, nietos, sobrinos, y todo aquel que acude a los bancos a cobrar la pensión. Ayer en el Banco Bicentenario de la ciudad capital, desde muy temprano las colas doblaban una cuadra, gente que llega desde la 1 de la madrugada y otros se quedan desde la noche, y aunque esto ya parece una rutina, es muy triste escuchar los testimonios de las personas de la tercera edad que en lugar de estar descansando, consintiendo a sus nietos, deben pasar días y horas en una cola.
Para quienes laboran en los bancos, los informes médicos no tienen validez, -aseguran los pensionados- es cierto que quienes llegan a la edad dorada la mayoría tiene un malestar, pero hay quienes están en condiciones especiales, pero la sensibilidad parece quedarse fuera de la entidad bancaria y no aceptan casos particulares.
Testimonios de viva voz
Onofre Briceño: “vengo desde la carretera vieja Trujillo-Boconó, salgo desde las 12 de la noche y bajo caminando porque no tengo para el pasaje. Desde el jueves estoy haciendo cola”.
María Morales: “estoy desde las 2:00 de la madrugada, todos los días venimos a que nos paguen 100 Bs. No me quejo mucho porque este gobierno tiene fallas como todo, pero no me parece tan malo”.
Teresa Perdomo: “soy de Siquisay y tengo un marcapaso pero no les importa mi informe médico, la semana pasada nos echaron pa’fuera porque no había efectivo después de todo un día, no es justo”.
Sofía Quintero: “la pensión no es un regalo, es un deber del gobierno, eso viene de los impuestos que uno paga. Estoy haciéndole la cola a mi mamá desde la 1 de la madrugada”.