El Covid-19 puede ocasionar la muerte, sobre todo de personas ancianas con condiciones patológicas previas, pero también han fallecido personas jóvenes. Entonces esta situación ha ocasionado que muchas personas piensen seriamente en la posibilidad de fallecer con esta pandemia y eso da lugar a la siguiente interrogante filosófica: ¿Pensar en la muerte podría contribuir a que seamos mejores personas y vivamos con más plenitud cada instante de nuestras vidas?…. Muchos grandes pensadores han respondido afirmativamente. Por ejemplo, el notable filósofo inglés Simon Critchley (nac. 1960) en su obra: ‘El Libro de los Filósofos Muertos’ (2008) refiere la manera en que murieron muchos eminentes filósofos y dice: “Mi creencia es que la filosofía puede enseñar una disposición para morir, sin la cual es ilusoria cualquier concepción de satisfacción, y mucho menos una concepción de felicidad” (Introducción).
Vamos a recordar las concepciones de algunos pensadores. Por ejemplo, el notable autor francés Michel de Montaigne (1533-1592) en sus ‘Ensayos’ (1580-1588) incluye uno titulado: ‘Filosofar es Aprender a Morir’. En ese ensayo refiere que los antiguos egipcios, en medio de sus banquetes y alegría, mostraban un cadáver momificado a los invitados para advertirles. El historiador griego Heródoto (484-425 A. de C.) señala que el hombre que mostraba el cadáver a los comensales decía: “Míralo mientras bebes, porque así serás cuando te mueras” (Libro II, 78). Montaigne en su mencionado ensayo dice: “Practicar la muerte es practicar libertad. Un hombre que ha aprendido cómo morir, ha aprendido a dejar de ser un esclavo. Conocer cómo morir nos libera de ataduras y restricciones”.
Los antiguos filósofos estoicos insistían en que cuando una persona contempla seriamente su muerte, entonces se comporta mejor. Por ejemplo el filósofo estoico romano Marco Aurelio (121-180) dice: “Actúa, habla y piensa siempre como alguien que en cualquier momento puede irse de la vida” (Meditaciones, Libro II, 11). También dice: “Tu modo de vida alcanza la perfección, cuando pasas cada día como si fuera el último día” (Libro VII, 69). Igualmente podemos recordar al filósofo estoico frigio Epicteto (55-135) cuando dice: “Ten presente la muerte ante tus ojos cada día y nunca tendrás un pensamiento mezquino ni un deseo excesivo” (Enquiridión, 21).
Después de ver estas apreciaciones, podemos hacer algunas reflexiones ante la actual pandemia que ya ha causado tanto sufrimiento en el mundo. En primer lugar deberíamos desarrollar una conciencia de la fragilidad de la vida humana a pesar de tanto avance científico. Esa conciencia nos debería ayudar a ver todo con una nueva óptica, y juzgar muchos problemas en su justa dimensión, sin amargarnos por nimiedades. En segundo lugar, desarrollar una conciencia de compasión hacia todos nuestros semejantes que están sufriendo el Covid-19 o pueden sufrirlo, ya que según muchos expertos la mayoría de la población en el planeta puede contagiarse. En tercer lugar, deberíamos desarrollar una solidaridad hacia todos los profesionales sanitarios (médicos y enfermeras) que arriesgan su salud en hospitales. En cuarto lugar, deberíamos desarrollar una conciencia de vivir plenamente cada instante de nuestras vidas, de una manera fructífera para la sociedad, teniendo presente el trasfondo de nuestra posible muerte en cualquier momento.