Pedro Pablo Aguilar, un político clásico / Por Pedro Frailán

Sentido de Historia

 

 

“El hombre no puede separarse de Dios, ni la política de moralidad”.
Juan Pablo II

El día 21 de septiembre de este año, el Dr. Pedro Pablo Aguilar dejó este mundo para trascender a la vida eterna. Venido de la montaña trujillana, de un pueblo icono de esta región, también icono su apellido Aguilar, de San Lázaro, el pueblo de río que desde la distancia parece una postal o un pesebre andino. En el año 1929 nació un hombre que se identificaría con el tiempo como un emblema de la política.

Política, la acción humana muy cuestionada, que nadie se quiere involucrar, pero necesaria para la vida. La política es la esencia misma de nuestro actuar. Platón la calificó como “una ciencia y como un arte”. Por otra parte Aristóteles dijo: “Que era la conducción de la polis» (ciudad). Nos habló también del zoom politikon, «El animal cívico o el animal político”.

La política es innata en nuestra vida. Creo que nació desde el mismo momento que apareció el verbo, porque con ello venía implícito las ideas, el pensamiento y la dialéctica, como la calificó Zenón, que después el propio Platón la universalizara como dialéctica, el arte conversar. Como es una función humana, pues debe estar acompañada de valores y más cuando está de por medio el poder y el Estado.

De la política no debemos estar a distancia, porque es peligroso y menos ahora con la valorización de la ciudadanía, recuerde que “por ignorancia nos han gobernado más que por la fuerza”. Palabras de un gran político, en donde su mayor título lo consagraba como ciudadano. Simón Bolívar, pues Pedro Pablo fue un político y un ciudadano.

El maestro Sócrates, quien es considerado como el primer filósofo desde la filosofía arcaica hasta la clásica, decía que la esencia de la vida está en encontrarse con la verdad, el gran valor humano. Sócrates por medio de la verdad fundó la ética universal, fue el filósofo que reconoció su propia ignorancia. El que bajó desde el cosmos la política a Atenas y cosas de la vida, es la política la que lo saca de Atenas; el creador de la ética universal muere por hecho moral.

Platón se detuvo con más interés en la política, lo demuestra cuando en su primer tiempo escribe los diálogos de su maestro; en la madurez escribe la República y el Estado ideal. En ello nos relata el mito de las cavernas, la separación de los poderes, la justicia y la moral con sus grandes vertientes y sus divisiones, como son el bien común y la virtud; al respecto dijo: “El hombre es responsable de sus decisiones. Dios es inocente”.

Para Aristóteles la política reside en el Estado, que para la época era la Ciudad Estado, el fin de el bien supremo, del hombre en la vida moral e intelectual. Escribió su obra clásica llamada la “Política”, en el último capítulo trató sobre la ética; de la cual terminó escribiendo otro libro llamado “Ética a Nicómaco”. La política es un compromiso del hombre con los valores y los ciudadanos.

Cuando vemos estas tres referencias clásicas de la política griega antes de Jesucristo y queremos compararlas con nuestras figuras contemporáneas, aunque parezca raro, un modelo fue el Dr. Aguilar, tomando en consideración que fue un hombre que ejerció poder, porque se puede ser político, pero sin poder lo más seguro es que no se puede cuestionar.

Nuestro personaje fue un connotado parlamentario, diputado, como senador un hombre de acción partidista, a tal caso que llegó a ser secretario general de Copei en la última parte del gobierno del Dr. Caldera. Continuó su recorrido como el gran jerarca del partido y en sus funciones logró el triunfo presidencial del Dr. Herrera Campins. En el Senado siempre estuvo vinculado con las comisiones: militar, de justicia y política exterior, en algunas oportunidades las presidió.

Fue un zoom «politikon» tentado por el poder. Fue eminentemente parlamentario, no estuvo en la búsqueda de ser ministro, gobernador, alcalde, embajador, sino los ayudaba a nombrar, por lo tanto no se le conocieron negocios oscuros. Comprendió que desde el parlamento se construía un país conformando una buena estructura jurídica – política, a través de sus leyes, comenzando por la Constitución de 1961.

Hay que ver sus propuestas políticas en la creación de nuestra legislación, hay que ver también su escritura en esta labor, son muchos los discursos que produjo de sus ideas, lo más hermoso de los políticos. Incluso, mucho tiempo atrás el propio Platón planteó “La teoría de las ideas”. Fue un hombre de conocimiento, de aprendizaje, de educación, fue uno de los miembros fundadores del Ifedec, con Arístides Calvani y otros.

También estuvo en la Odca (Organización de la Democracia Cristiana de América), secretario general en ese tiempo de la democracia cristiana del continente, es cuando ha obtenido los mayores triunfos democráticos. Pedro Pablo fue un líder político exitoso, porque logró en sus funciones obtener buenos resultados, prueba de ello son sus obras. “Por sus frutos lo conocerán. (…) todo buen árbol da buenos frutos…” Mateo. 7. 15 – 20.

Un demócrata estelar creyente de la obra de Pericles desde su génesis hasta nuestros días, de caminos escabrosos, cíclicos, de conquistas, caídas y levantes del “Demos y el Kratos”, en donde él fue un retazo de valores de nuestra historia política. Además, demócrata cristiano (D.C.) en donde su fuente nace en el evangelio, la filosofía cristiana, la patrística con San Agustín, la escolástica con Santo Tomás de Aquino y más reciente el tomismo de Jacques Maritain.

¡Claro!, de la Doctrina Social de la Iglesia (D.S.I.), el Humanismo Cristiano. Pedro Pablo interpretó muy bien el reto de la democracia cristiana, que sus enemigos no solo son la izquierda radical absolutista, sino el liberalismo radical que termina en absolutismo y comúnmente, contraparte con el ateísmo. Sabía que en el “Humanismo Integral” de Maritain, que es la esencia del hombre, es el alma, la razón antropológica de la vida, pero por otra parte, aferrada al espíritu que es nuestra presencia teológica, donde se nos hace presencia Dios entre nosotros.
Fácil no ha sido para la DC su transitar, desde sus primeros pensadores, Lammernais, Lacordaire y Ketteler en el tiempo del Papa Pio IX, desde 1848. Luego el tránsito de León XIII con la fundación de (D.S.I.) en la Rerum Novarum, donde defiende el trabajo y la justicia social. Más adelante la Singulari Quadam de Pio X, que trata del tema de los sindicatos interconfencionales en Alemania. Para 1931, la Quadragessimo Anno de Pio XI, en donde reafirma y actualiza los principios de la Rerum.

Estos tiempos fueron fuertes, guerras mundiales, regímenes de fuerzas autoritarias, autocráticas y terroristas, lo que hizo que la Iglesia se pronunciara políticamente y el mismo Pio XI, lo hiciera con los siguientes documentos políticos: Non Abbiamo Bisogno, contra el facismo de Mussolini; la Mit Brenneender Sorge en protesta del nacionalismo y antisemitismo de Hittler. Posterior la Divini Redemtoris, que se pronuncia en contra del comunismo soviético y para ese periodo la Firmissiman Constantian, que defiende al cristianismo frente al anticlericalismo masónico en México.

El Dr. Aguilar tenía la facultad de relatar todos estos hechos, vivencias fuertes de la vida, pero frente a la constancia, perseverancia y la esperanza salía adelante. Al igual lo hacía con mucha claridad, explicar los análisis de las encíclicas de Juan XXII como lo son la Mater Magistra, la Pacem interris, la Gaudiium et Spes del Concilio Vaticano II; la popurum Progressio y la Octegesima Advenieens de Paulo VI. Lo mismo que las publicadas por Juan Pablo II, Laborem Excercens, Solicitudo Rei Socialis y la Centesimus Annus.

Siempre que venía un documento nuevo de esta naturaleza esperábamos su análisis, que siempre lo hacía, incluso hasta las últimas como la de Benedicto XVI Cáritas in Veritate. Las del actual Papa Francisco. Envangelli Gaudium y la Laudato Sí. El Dr. Aguilar fue político clásico, lo determina su biblioteca, obra y su fe. En muchas oportunidades trabajó en silencio. ¡Eso sí! no fue un líder del gran carisma, del populismo, del clientelismo o de la demagogia, pero sí es un icono de la axiología política para mirar y seguir.

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