Los primeros días de entrar en servicio, la fuente o pecera de la plaza Bolívar de Betijoque, hasta pequeños peces tenía, sin embargo, carecía de lo más imprescindible, no tenía bombeo que permitiera reciclar el agua, que se fue descomponiendo hasta convertirse prácticamente en un charca, alimentada por la diversidad de hojas y sucio que le caía de los árboles cercanos, irregularidad no atendida a tiempo, convirtiendo el depósito de agua cristalina en suciedad y criadero de zancudos e insectos de todo tipo.
Ahora lo que se observa es un depósito de basura, que es recogida por los trabajadores que le hacen aseo a la plaza en general.
No fue mala la idea, más que todo de diversión y esparcimiento para los pequeños, quienes se paraban frente a la fuente a observar los pequeños peces, ya desaparecidos, siendo esta una experiencia, pues no se puede mantener una fuente cuando la escasez de agua en el municipio afecta a todos los hogares, además en una fuente como esta es necesario mantener las bombas que reciclen el agua, no cual no fue previsto. La pecera de la plaza Bolívar de Betijoque, ilusión de un mes, que ahora desaparece.