El tres de diciembre de 1966 el Dr. Jacob Sénior, siendo presidente del Concejo Municipal colocaba la primera piedra de lo que sería el sector San Luis de Valera. Comenzaba a tomar forma la barriada con sus 50 primeras viviendas de la otrora hacienda San Luis.
De esa forma se iniciaba la historia del programa de auto-construcción, el cual se llevó a cabo a través del Ejecutivo del estado y el Concejo Municipal de Valera y la participación activa de los beneficiarios. Dichas construcciones se fueron levantando bajo un proyecto bien planificado y coherente en terrenos de la hacienda San Luis los cuales habían pasado a manos del Instituto Agrario Nacional y acondicionados por Corpoandes, quien a su vez los transformaron en utilidad pública para los habitantes de Valera en pro de sus desarrollo, según la reseña publicada para esa época por Diario El Tiempo.
Caricaturistas
Dichas casas contaron con, tres habitaciones, sala, comedor, cocina y baño. La primera 50 viviendas tuvieron en su primera etapa un valor de los cinco mil bolívares. Para su adquisición fueron facilitados créditos a los adjudicatarios a ser cancelados en 10 años.
Cada beneficiario igualmente trabajó en las obras y colaboraban con 10 bolívares semanales para cancelar el pago de la obra de mano especializada.
La iniciativa del Banco Obrero en el otorgamiento de créditos, paleaba en parte las necesidades de las obras, ya que las casas serían entregadas sin los servicios básicos, por lo cual los beneficiarios se organizaron para completar esa falencia, todos se esmeraron en dichos trabajos y lograron al final que, todas las 50 casas fuesen entregadas con los servicios necesarios, además fueron logrando las instalaciones de las redes de aguas blancas y las tuberías para las cloacas, del mismo modo se encargaron para conseguir el servicio eléctrico, asfaltado de calles, cunetas, brocados, alcantarillas.
Eso fue posible gracias al empeño y trabajo organizado de la comunidad. Lograrían obtener los materiales necesarios por medio de una cooperativa, otra parte llegaba por aportes del Concejo Municipal de Valera.
La ilusión de sus pobladores
Ese trabajo dedicado, de mucho tesón, con la ilusión de poder contar con un techo digno y palear la necesidad de vivienda, hizo que cada habitante se multiplicara y junto a los organizadores oficiales pudieran sacar adelante uno de los sectores valeranos de gran arraigo comunitario, de gran apego por el lugar. Por eso se dice que, San Luis nació del amoroso corazón y empeño de sus habitantes por hacer realidad sus sueños. Las viviendas fueron adjudicadas en el año de 1970, pero ya cada propietario había recibido su llave con antelación para que la cuidara por miedo a que fuese invadida.
Potencialidades
Esta populosa parroquia cuenta con grandes potencialidades que la han hecho crecer y desarrollase integralmente. La zona cuenta con: iglesia y vicaria de las Hermanas Salesianas, Zona Industrial, el Complejo Deportivo Luis Lotero Lira el más importante del estado, la Universidad Politécnica, escuelas básicas, escuela especiales , jardines de infancia, se ubica Tránsito Terrestre, las Asociaciones civiles, el Centro de Animación Juvenil, Inti, Asovecinos, grupos parroquiales, grupos ecológicos, módulo de servicios médicos, etc.
Una de las primeras actividades del sector fue la misa dominical, por parte del padre Luis Crespi su primer cura párroco, quien realizaba sus funciones también en Plata Dos y Plata Tres.
San Luis como parroquia la conforman, un total de catorce sectores, unos productos de la planificación urbanística de la ciudad, como: San Luís parte alta, San Luís parte baja (El Valle), Los Manguitos, Las Lomas, Santa Cruz y San Rafael, otras comunidades nacieron producto de invasiones, tal es el caso de: El Carmen, El Silencio, La Popa, Buenos Aires, Callejón Carabobo, Unión, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez, Eje Vial y la avenida La Feria.
El agua
eterno problema
Desde siempre el servicio de agua ha sido el principal problema. Para palear la situación en sus primeros años, en San Luis habitaba doña Consuelo quien ofrecía el servicio por medio de una toma que unía con la tubería desde las sede Ministerio de Obras Públicas MOP.
Para buscar solución al inconveniente primario que era el agua, se nombra el primer Comité Comunal, integrado por: Hernán Peña, Juanita Briceño, Eduardo Jiménez, Ramón Valero, Atilio Mendoza, Luis Uzcátegui, quienes se avocarían a buscar mejoras y beneficios para el naciente sector valerano.
La hacienda
Consideran los historiadores y biógrafos de la ciudad que, la hacienda San Luis sería la de mayor antigüedad en Valera. Según su fundación data de 1707, teniendo al frente a don Ramón y se denominaba, «Hacienda Don Domingo». Luego se fundan otras más que van conformando la Valera rural de entonces, según escribió en su obra: “Valera de las Siete Colinas” el profesor Eudomario Rangel (+).
Dicha hacienda al igual que otras, producía distintos rubros en verduras, frutas, café, etc., pero era el cultivo de caña lo fuerte para el comercio y la prosperidad de los dueños. Era tanta la demanda que los cultivos se extendieron por todas partes. Trajo como benéfico el crecimiento del comercio y el aumento de los trapiches en la ciudad.
Según el relato del profesor Rangel, para 1956 algunos trabajadores por carencia de techo propio se establecen en el sector. “Uno de ellos, Don Juan Bencomo, caporal con su casa casi a la entrada al barrio. Otro morador, don Arístides Suárez, otro caporal morador a la entrada al sector Buenos Aires. Una servidora, doña Adelina de Villegas quien atendía a los peones en comida y algunos servicios elementales, ubicó su vivienda cerca de las escalinatas que dan a la actual pasarela”.
Sería el gobierno de Marcos Pérez Jiménez quien se haría cargo de esta hacienda, la expropia y la entrega a la administración del Instituto Agrario Nacional. Así comenzaría a historia de la hoy parroquia San Luis.
Repensar a
Valera es…Saber que, la ilusión de los pobladores de San Luis, el trabajo dedicado de mucho tesón, con la ilusión de poder contar con un techo digno y palear la necesidad de vivienda, hizo que cada habitante se multiplicara y junto a los organizadores oficiales pudieran sacar adelante a uno de los sectores valeranos de gran arraigo comunitario, y de gran apego.