“También es errónea toda ética que quiera establecer un fin que sirva de medida al valor moral” R. Frondizi: ¿Qué son los valores? P.115.
Hay términos difíciles de ignorar cuando el problema social es complejo. Pasa con el término paradigma. Si alguien quiere descolocar a sujetos en una conversación o impresionar al auditorio usa tal término. De las cuarenta y dos maneras utilizadas por Thomas Khun en su libro: La estructura de las revoluciones científicas se hizo costumbre usar el sentido de modelo o patrón, siendo más apropiado el de ejemplo dominante. Uso ese para referirme a la posibilidad de pensar en un cambio socio-político para Venezuela. Hoy sabemos de ejemplos vividos y de la posibilidad con las redes sociales de sacar nuestras propias conclusiones sobre si cambiamos o repetimos lo que siempre criticamos. Coincido con quienes afirman que los cambios no son de un día para otro y que los síntomas sociales son indicadores de ciertas constantes a seguir sin aislarse del resto del mundo. Entre otras tenemos las siguientes: Desarrollo del conocimiento tecnológico, organizaciones espontáneas, gerencia compartida, diversidad cultural, desarrollo sustentable, tolerancia política, calidad del producto, privilegio del consumidor frente al capital, muerte de nacionalismos, caída de fronteras y soberanías geográficas, muerte de ideologías, defensa del medio ambiente, respeto por la libre orientación sexual, mercado informático, uso rápido del tiempo, reglas cambiantes para competir en el mercado y otras que harían larga la lista. Agrego un mundo político tomando distancia del fundamentalismos religioso-político y de un populismo predicador del fin de la pobreza y del capitalismo, pero que cuando es gobierno fabrica en grandes cantidades miseria y capitalismo salvaje; caso de Venezuela. Hay también un desafío ético nunca imaginado, una nueva lectura de los valores y nuevas perspectivas del trabajo en un mundo globalizado en la economía y la información. A partir de esta visión usted puede sacar conclusiones sobre cómo colocar a Venezuela en la fiesta de la globalización o continuar viviendo aislados como el personaje de Defoe: Robinson Crusoe. Dos datos diariamente limpian mi pupila y activan mis neuronas para ubicarme respecto a las variables del pesimismo y la desconfianza, objetivos de las políticas públicas en clave venezolana. Uno es el de G. Bachelard cuando en su libro “La formación del espíritu científico” nos habla de la experiencia previa como obstáculo para conocer. Sabemos ya cuál es el rostro de las sociedades autoritarias, seguro habrá usted escuchado esto: “hasta ahora lo hago así y me da resultado”. Otro, cuando recuerdo la descripción que hace Ringling Bros en el circo Bailey al adiestrar en el baile y el sometimiento a un elefante a partir de un brazalete con una pesada cadena atada a una estaca que se entierra en el suelo. Allí es válido preguntar: ¿Cómo la fuerza del paquidermo no la usa para escapar? Y, ¿Por qué el elefante se adapta al sitio que le asigna su domador solamente con el brazalete, sin la cadena y sin la estaca? La idea es observar el comportamiento de la gente en períodos de escasez y sus signos de resignación similar a ese elefante domado. Caso de las colas hasta para sacar un carnet político para beneficiar al domador. Si revisamos lo ocurrido a Copérnico y su idea del globo terráqueo frente a las mayorías que apoyaban ciegamente la agotada teoría aristotélica veremos que allí también las mayorías fueron vencidas. De tal manera que el asunto no es lo que se hace en nombre de la mayoría social, sino lo que permite mayores grados de libertad, solidaridad, respeto y responsabilidad. Los paradigmas de cambio están allí para darles uso, no se cambia por decreto sino por necesidad. Unas veces por la fuerza de la razón, otras por los efectos nocivos de la razón de la fuerza. Saque sus conclusiones.
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