Aunque el VAR fue protagonista del empate 0-0 entre Brasil y Venezuela la noche del martes en la segunda jornada del Grupo A de la Copa América, en el estadio Arena Fonte Nova fue casi imposible percibir la diferencia de 899,4 millones de euros de cotización en el mercado entre una selección y otra.
La Canarinha, valorada en 956,5 millones de euros según el sitio de internet Transfer Market y primera en este ítem entre las 12 participantes, sufrió mucho más de lo previsto contra una Vinotinto que «apenas» se cotiza en 57,1 millones y ocupa el séptimo puesto.
Philippe Coutinho, del Barcelona y segundo jugador más caro de toda la Copa con un costo de 100 millones de euros, apenas hizo un disparo a la puerta venezolana en el primer tiempo y deambuló como alma en pena durante largos trechos del partido.
Para completar, la única vez que fue certero frente a la meta de la Vinotinto, el VAR por segunda vez en el encuentro decidió que su gol no valía por fuera de lugar.
Algo parecido le ocurrió a Roberto Firmino, que llegó al torneo precedido del título en la Liga de Campeones de Europa con el Liverpool, pero pese a sus ganas y su movilidad fue bien marcado por una zaga comandada por Mikel Villanueva, quien se fue a la segunda división B de España con el Gimnastic de Tarragona. Es más, su nombre ni siquiera aparece entre los 100 primeros jugadores más cotizados que se hallan en la competición.
Casemiro, un ícono del fútbol mundial por su desempeño y logros en el Real Madrid más que en la selección brasileña, fue el más flojo entre los 22 jugadores del encuentro de este martes y ni por un minuto demostró el porqué está séptimo en el top 10 de los más caros de la Copa América con un valor de 70 millones de euros.
De hecho, pareció un inexperto jugador cuando se hizo amonestar a los 40 minutos por juego brusco y así forzó el primer cambio de Brasil, en el minuto 57. El seleccionador, Adenor Leonardo Bacchi, Tite, lo sustituyó por Fernandinho.
Ante Venezuela, el triunfo por goleada de Brasil sobre Bolivia en la jornada inicial de la competición pareció un espejismo. La Vinotinto se le plantó como un ejército muy bien preparado, concentrado siempre y con todo el pundonor posible. «Este es un partido en el que no tenemos margen de error porque perdemos», había dicho la víspera el seleccionador venezolano, Rafael Dudamel.
Él y sus guerreros lo cumplieron al pie de la letra y se fueron invictos del Arena Fonte Nova, aunque también bendecidos por el VAR, que tres veces anuló los goles brasileños y siempre por fuera de lugar.
A Venezuela solo le faltó atreverse para buscar el tanto de la hazaña, porque solo tuvo cuatro aproximaciones al arco de la Canarinha y tres de ellas fueron en el primer período con su jugador más cotizado, el delantero Salomón Rondón, del Newcastle inglés, valorado en 15 millones de euros.
Allison Becker, el portero de Brasil y otro que se cotizó aún más luego de su victoria europea con el Liverpool, apenas tuvo una exigencia en los 97 minutos que pitó el árbitro, el chileno Julio Bascuñán. Fue, ni más ni menos, el privilegiado espectador del agrio empate de su equipo.
Los venezolanos han sentido el 0-0 de este martes en Salvador como un triunfo y casi festejaron el resultado. Los pocos presentes en el estadio se acordaron que la única vez que lo consiguieron fue hace exactamente 12 años y 11 días en Boston, Estados Unidos, por marcador de 2-0 en un amistoso. Esta noche, en la cancha no se notaron los 899,4 millones de euros de diferencia.