El papa Francisco llamó a reflexionar “con dolor y arrepentimiento” por que en el año que acaba muchas personas hayan vivido en situaciones de precariedad y “esclavitud”, a la vez que llamó a su Iglesia a estar “dentro” de la realidad de los pobres.
El pontífice argentino realizó esta reflexión durante la misa que celebró en la basílica de San Pedro por las primeras vísperas de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, en la que se entonó el himno del “Te Deum” de acción de gracias por el año transcurrido.
Se trata de un rito en el que el Papa hace balance del año y, en esta ocasión, Francisco indicó que el nacimiento de Jesús de Nazaret sirvió para “erradicar del corazón del hombre la esclavitud antigua del pecado y restituirle así su dignidad”.
Y es que, según apuntó, aludiendo al Evangelio de Marcos, “del corazón humano salen todas las intenciones perversas, las maldades que corrompen la vida y las relaciones”.
Un hecho que también marcó 2018, según lamentó el Papa, quien pidió meditar sobre las condiciones en las que viven día a día muchas personas, sufriendo la ignominia y las modernas formas de esclavitud a las que tantas veces ha aludido en su magisterio.
“Debemos detenernos, detenernos a reflexionar con dolor y arrepentimiento porque también en este año que llega a su fin, muchos hombres y mujeres han vivido y viven en condiciones de esclavitud, indignas de personas humanas”, denunció Francisco.
Como obispo de Roma, afirmó que también en la Ciudad Eterna, por variados motivos, muchas personas padecen esta situación, sobre todo los más de diez mil sintecho que la habitan, y denunció que su sufrimiento se hace “particularmente duro” durante el frío invierno.
Son personas que arrastran numerosos problemas, que han acabado viviendo en la calle, “al límite de la dignidad humana”, por “diversas formas de esclavitud, a menudo muy complejas”, sostuvo.
“También Jesús nació en una condición análoga, pero no por casualidad o por accidente: quiso nacer de esa manera para manifestar el amor de Dios por los pequeños y los pobres, y lanzar así la semilla del Reino de Dios en el mundo. Reino de justicia, de amor y de paz, donde nadie es esclavo, sino todos hermanos, hijos del único Padre”, apuntó.
Por esa razón, Francisco dijo que la Iglesia romana “no quiere ser indiferente a las esclavitudes de nuestro tiempo, ni simplemente observarlas y socorrerlas, sino que quiere estar dentro de esa realidad, cercana a esas personas y a esas situaciones”.
Se trata, a su parecer, “de una forma de maternidad” por parte de la Iglesia católica, ya que Dios “ha nacido de mujer“, de María.
Como ya es tradición, al término de la misa el papa acudió a la plaza de San Pedro para apreciar el árbol de Navidad, de 21 metros de altura, y su monumental Portal de Belén, que este año ha sido realizado con 1.300 metros cúbicos de arena de playa gracias al trabajo de cuatro escultores durante semanas.
Allí le esperaban numerosos fieles y curiosos, a quienes saludó.
Previamente visitó personalmente el nuevo ambulatorio médico que ha donado, ubicado bajo la columnata de Bernini, y al que podrán acudir las personas que viven en la calle o atraviesan momentos de necesidad.
La agenda del papa Francisco por la Navidad continuará mañana martes, cuando presidirá su primera misa del 2019, el mismo día en el que Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial de la Paz, que este año versa sobre “la buena política al servicio de la paz”.