Panchita Duarte: frescor de una voz que cautivó el alma

Valera vivida, leída, escuchada y sentida (V)

 

Desde la década de los 40 fueron muchos los corazones que deliraron de amor por una voz. Esa pequeña mujer de natural hermosura y mágica voz, sólo utilizó como «gancho» de amor la oportunidad de las ondas hertzianas. Su cantar era melodioso como brisa que abraza los páramos andinos, fuerte como la fuente que atraviesa nuestros riachuelos y hechizadora como el frío que cobija nuestros suelos.
Era la Valera de los techos rojos, de calles de piedras, de poetas y guitarras, de los sombreros de pajilla y de vestidos largos. En esa Valera la luz que resplandecía, brillaba más que una estrella era Panchita Duarte, la Alondra Trujillana.
Desde 1940 su voz venció las fronteras y de aquellos años quedan como testimonio muchas cartas. Encantar a todos los públicos ha sido su don inigualable. Desde los cinco años sembró su voz en caseríos, pueblos y ciudades andinas y no exageramos al decir que ha sido su alma.
Y es que Panchita sigue siendo un canto primigenio, una huella difícil de borrar.
Nacida en su Sabana Libre un 2 de abril de 1926 (93), su voz ha sido como agua cristalina, es la «Panchita» humilde, sencilla, poeta. Con su voz y su guitarra recorrió pueblos y ciudades, dando a conocer el gentilicio trujillano. Estuvo al lado de artistas de renombre internacional y esto no fue motivo para hacer cambiar su corazón, el cual se sembró para siempre en tierras trujillanas.
A partir del año 1940 su voz recorrió escenarios nacionales e internacionales. Era la voz en prosas hecha canción. Fue artista de los de abajo y de los de arriba. Niños, jóvenes y adultos se sentían identificados con su canto.
Razón tenía el destacado poeta y escritor Orlando Araujo, cuando expresaba: «Con Panchita Duarte, la voz cobraba altura, desafiaba con bonito grito, se iba hasta el páramo”.

Motatán vio nacer la voz

 

La «Alondra Trujillana», incursionó en 1940 por vez primera en el campo artístico. Lo hizo en la población del cañaveral, Motatán, en ocasión de la presentación en el Centro Cultural del pueblo, en acto dirigido por Manuel Cerruti entonces director de Cultura. Fue un primo el que la motivo a cantar. Como era muy pequeña debieron subirla en una mesa, ese momento fue calificado de extraordinario, difícil de narrar. Los asistentes no vacilaron en premiarle con rotundos aplausos, quienes la elogiaban se convirtieron en sus primeros seguidores. Días más tarde, la prensa regional se hizo eco de aquella actuación la cual comenzaba a abrirle caminos en el mundo artístico. Inmediatamente esa presentación se transformó en invitaciones para cantar en Radio Trujillo.
Desde el año 1943 sería Radio Valera la emisora nacida en 1936 la que le catapulta y por vez primera su voz melódica se escuchaba por los micrófonos de la pionera de la radiodifusión trujillana, sus presentaciones fueron cautivantes con melodías que llegaban al alma de los radioescucha. Se vio acompañar de famosos, como: Grupo Renacimiento, Eustaquio Hernández, “El Pollo” González y “El Cojo” Rivera.
Se puede decir que el canto fue su ADN, nació con ella. Privilegio que solo los predestinados tienen.

 

En la órbita de los grandes

Con Radio Valera estuvo cantando hasta el año 1948, ya la prensa nacional comenzaba a ocuparse de sus actuaciones y le comenzó a realizar giras.
Para el año de 1962 se produce el reencuentro de Panchita Duarte y Radio Valera, sus ejecutivos para celebrar su regreso a los estudios de la avenida 10 le prepararon un grandioso espectáculo todo los domingos. Así se mantuvo hasta 1973, año en el cual es contratada por el canal 5 en Caracas y se paseó por las más afanadas emisoras del país logrando actuaciones memorables junto a figuras de la talla de: Alirio Díaz, Rodrigo Riera, Simón Díaz, Ramón Palacios, Felipe Pírela entre muchos más.
Luego de aquel debut, se puede decir con toda seguridad que su vida artística fue tan emocionante, tan feliz que es difícil que exista otra persona que haya recibido tantos homenajes como los que ella recibió. Fueron muchos los pintores que llegaban a Radio Valera de diferentes regiones de Venezuela, buscándole para pintarla.

Cautivó a
Don Pedro Vargas

 

El furor de Panchita Duarte era tan grande que, una vez Don Pedro Vargas manifestó públicamente su interés de llevarla a México para internacionalizarla, visitó su hogar para convencer a su mamá, pero ésta no aceptó aquella oferta. Su corta edad fue el impedimento. Panchita contaba con 18 años.
En la historia quedó para siempre esa época en la cual se presentaban grupos y artistas como: El Trío Calavera, Pedro Infante, Luis Aguilar. Un día llegó a Caracas y la conquistó, allí actuó durante mucho tiempo junto al “Trio Paraguayo” en los estudios de Radio Difusora de Venezuela. Fueron momentos de gloria. Sus canciones estaban impregnadas de amor, era algo mucho más hermoso y autentico, más natural, más puro y verdadero.

Un feliz retiro

De ella jamás se ha escuchado que tuviera algún incidente con el público, al contrario, el pueblo siempre fue su gran aliado, su eterno compañero que la apoyaba con su presencia, aplausos y vivas cada una de sus actuaciones.
Panchita Duarte retirada desde 1998 del mundo artístico, aunque grabó su último disco en 2004, vive con sus recuerdos grabados en su corazón, con la alegría de que supo colocar muy en alto el nombre de esta tierra que le vio nacer y crecer. Pensando siempre en la Valera que le brindó sus aplausos y ese calor humano que seguramente jamás olvidará.

 

La niña de los ojos de RV
Cuando Radio Valera anunciaba sus presentaciones el público realizaba vigilia en la entrada de la emisora para poder conseguir un asiento en el estudio, los cuales se llenaban. La emoción del público era tal que debían llamar a la policía para que pusieran algo de control. Panchita Duarte era, la niña de los ojos de Radio Valera.

 

Repensar a
Valera es…

… Saber que, en sus tiempos, el ser artista valía una enormidad el talento que llevaba por dentro. Lo físico, la presencia, el vestuario, eran cosas secundarias, lo que realmente valía era el talento, y a la “Alondra Trujillana” el talento le sobró.

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