“Al mirar las imágenes más próximas y más grandes, me sorprendía la desconocida zona posterior de mi cabeza, (…) En mi imaginación también creo en un rincón de la mente…” (97-105). Estos son recuerdos de Orhan Pamuk, en su obra galardonada con el premio Nobel de Literatura 2006, titulada Estambul.
La memoria está cargada de recuerdos “El Progreso, Maracaibito, El Canalete, El Tendal, La Cuesta, La Atalaya”. Estos son nombres de los distintos sectores que conforman la ciudad de Pampán, de la cual Walter Aranguren, hace una regresión de su memoria ubicándola desde lo más remoto de su mente para trasladarla al tiempo presente con la facultad de la escritura.
Además resalta una serie de cuentos y vivencias de más de setenta y cinco hechos de micro historia, al igual de los enésimos micro relatos en Estambul de Pamuk. Entre ellos, describe la inspiración de fe del pueblo pampanense, en San Benito, el origen de la tradición, algunos personales como Fidelia Perdomo, Don Pollo Pérez y sus hijos promotores de esta tradición.
Recuerda la academia de mecanografía de la maestra Eloísa de León, profesión que elevaba la calidad de vida, sobre todo de las mujeres, también reseña los exámenes para aprobar el curso en donde se le cubrían las teclas a las máquinas y en estas condiciones transcribir el texto sin equivocarse, además recuerda otras academias que fueron evolucionando.
Dentro del quehacer diario de Pampán, estuvo establecida la alpargatería de Don César Briceño y la de Dámaso Terán. Minuciosamente nos escribe de la fabricación de este calzado, como la preparación y su técnica para las medidas y la elaboración de la capellada. También dice que en este trabajo siempre estaba encendido a todo volumen un radio, sintonizado en Radio Valera 1230.
La Botica, de Don Braulio Pérez, fue el expendio de medicinas del pueblo, que dio origen a lo que hoy son las farmacias. Por lo general el boticario, era un erudito en el área de la medicina, podía hacer algunas recomendaciones médicas que eran acertadas la mayoría de las veces.
La otra referencia de memoria pueblerina pampanense fue la pesa, es decir, el lugar en donde sacrificaban a las vacas, bueyes, para proveer al pueblo de carne. Walter describe todo un ejercicio laboral para la venta de la carne, que era un trabajo manual, toda una acción de arte. Además, lo que fue el trauma de recluta para los jóvenes, las familias que tenían la desfortuna de cumplir con el servicio militar.
En ese tiempo prevaleció con mucha insistencia las supersticiones, los refranes. También hace una apología a la madre pampanense. Son muchas las experiencias que hace el autor, que son parte de la cultura del pueblo de Pampán.
Bibliografía. ARANGUREN, Walter. Pampán. Cuentos y Vivencias. Editorial Davide Publicidad C.A. Valera. 2010.