PALABRA DEL DR. NELSON PINEDA PRADA EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO: MEMORIA INMORTAL, AUTOR EMBAJADOR JORGE VALERO. ALCALDÍA DEL MUNICIPIO VALERA DEL ESTADO TRUJILLO. VALERA 29 DE NOVIEMBRE DE 2023.
El ser humano construye nichos en donde anida sus recuerdos. Están siempre con él. Los recuerdos, no son pasado son presente vivido. Son compañeros eternos, cuya lealtad puede ser sometida a cualquier prueba. Cuando los necesitamos, nos internamos en nuestra memoria y volvemos a conversar con ellos. Esto es lo que hace Jorge en su Memoria inmortal. Extrae de su memoria algunos recuerdos para no olvidarse que vive un presente vivido.
Largas, muy largas, han sido las jornadas que Jorge le ha dedicado a la creación literaria. Siempre le ha gustado el trabajo en equipo. Ha sabido compartir su conocimiento sobre los avatares de la vida, con quienes le rodean y están cerca de él. Es por ello que, en esta obra, que a mí se me antoja considerarla como una suerte de autobiografía que se está haciendo, nos expone buena parte de sus inquietudes, de sus quehaceres, de sus logros y limitaciones, de sus amores; porque, en ella, afloran las imágenes de su vida desde la adolescencia; guardadas allí, en su subconsciente. A Jorge, siempre le ha preocupado su relación con las ideas de su obra de madurez; y, por muchas vueltas que les da, no logra concebirlas como postulado concluido. Siempre se exige más.
Una mañana, de la primavera de 2017, a los pocos meses de haber llegado a Ginebra, me habló de un proyecto que desde hacía tiempo venía madurando. Me dijo que quería escribir sobre su vida. No como autobiografía, sino como una narración sobre el mundo que le ha rodeado. Me comento que, quería escribir de su adolescencia; de su juventud; de su familia; de los camaradas con quienes compartió responsabilidades, en aras de construir un mundo mejor; en fin, con
Algunos de aquellos que, de una u otra manera, habían dejado huellas en su estructura física y mental.
El proyecto me atrapo. Me pareció un gesto noble y hermoso. Un gesto que deja al descubierto la bondad y el desprendimiento de aquel que quiere entregarlo todo a cambió de nada; de aquel que no espera ninguna recompensa; porque, a Jorge no le gustan las lisonjas, los elogios indebidos, las falsas adulaciones. Me contó muchas cosas, pero, naturalmente, no me conto todo.
Su decisión resultó satisfactoria. Yo sé cuánto le gusta a Jorge escribir. Sabía que esta sería una tarea que asumiría con profunda pasión y dedicación. Sabía que le colocaría un plus; pues, estaba concertando una cita con familiares, camaradas y amigos que seguían presentes, que estaban allí con él; por lo que, esta sería una nueva “misión” que el amor profesado por ellos le habían encomendado. Su propósito me pareció, entonces, un amoroso emprendimiento en tributo de aquellos seres que amó y sigue amando. Mirándole a la cara me dije: “Jorge quiere reencontrarse con aquellos espíritus que, como sombras, como duendes, andan con él. Sigue despertando piedras, zambullido en los misterios de la palabra, conjugando cada verbo que lo aproxime a la santificación de los ángeles, para jugar con los dados del sol. Sigue danzando con San Benito. No ha bajado del Guaramacal. Se siente en un convite de Momoyes”. Y, es que para Jorge los mitos creados por el pueblo andino son sus mitos, lo ha hecho suyos. Por lo que, su reencuentro con los seres queridos, que es la esencia de éste libro, se produce en un paisaje placentario donde se aposenta su vida.
Poco tiempo después de esta decisión anoté sus palabras: “En este libro quiero dejar sentado el testimonio del amor que siento por mi familia; de mi compromiso político e ideológico con el pensamiento humanista, que es mi guía y compañero permanente, en mi andar para la construcción de la Venezuela soñada por ellos; del afecto que sigo sintiendo por mis amigos idos”. A renglón seguido, a manera de
Sentencia, me dijo: “ellos marcaron mí vida. No sé qué sería de mí, sino me los hubiera encontrado en él camino”.
Aunque Jorge, siempre ha sabido sortear los imponderables que le ha tocado vivir, es un convencido de que siempre hay algo imposible de prever. Siempre habrá una piedra que intentará impedir que se alcance el objetivo de llegar al destino. Con el andar del tiempo, el libro fue tomando forma. En la redacción de sus textos los recuerdos eran, no solo una necesidad, sino el diamante sacado de la mina, para construir esta hermosa joya.
Pues bien, el modo como surgió este libro, en mi opinión, influyó, en cierto sentido, su contenido. La selección de sus familiares, camaradas y amigos, para conversar nuevamente con ellos, no fue arbitraria. Conversación cuya narración luce espontánea, sin improvisación dotada de elevado estilo literario, respetuosa de las normas del buen escribir, determinaron que sus capítulos estén organizados con el rigor que impone la precedencia. Reflejan la manera como Jorge percibió a cada uno de sus contertulios. Reflejan, de igual forma, que entre la vida exterior y la interior de Jorge, existe una simbiosis que lo llevan a reconocer la imposibilidad de establecer límites entre ellas. Lo cual, le permite afirmarse que entre su ethos espiritual y las vivencias de su condición de ser humano existe una relación en la que el alma es una auténtica realidad. Y es que, para Jorge, la esencia espiritual de lo vivido le resulta inolvidable, siempre está presente, de allí la pertinencia de ser narrados.
Es por ello que, sus recuerdos, han recibido un trato cuidadoso. Su narración ha sido sometida a largas jornadas de meditación, de reflexión; porque, lo narrado en Memoria Inmortal, no es cualquier texto, es parte de su vida. Proceso en el cual, ha llegado a la conclusión de que todos estos recuerdos siguen estando vivos; siguen conservando las vivencias emotivas que los produjeron; porque, son recuerdos tan sentidos que parece haber sido esculpidos sobre rocas metamórficas, guardados en su subconsciente.
Y es que, para Jorge, a los sentimientos externos no se les puede atribuir un origen accidental; aunque, para él, lo interno es lo sustancial, determina el fraguado de su conciencia, le da forma a sus pareceres y reflexiones; sin embargo, entre ambos existe una relación inseparable. Para Jorge, los recuerdos de los acontecimientos externos no palidecen, él los hace suyos; y, al hacerlos suyos les devuelve su lozanía, su color, su brillo, su grandeza. Los internaliza, les otorga el valor de experiencias vividas, que aun no siendo de él reciben su cobijo ya que coinciden con ese proceso existencial que llamamos vivir. Pueda que algunos se le hayan borrado de su mente, que ya no estén en su memoria; el tiempo, afirmaba el historiador francés Fernand Braudel, es el juez más inclemente. O, tal vez haya sido porque no tuvieron la importancia requerida como para que el subconsciente las archivara.
Y es que, vivir, no es solo existir, se vive viviendo. Actuando con otros seres humanos y con el mundo de la naturaleza, no podemos olvidar que formamos parte de ella, que somos ella. Él ha logrado, que, esos acontecimientos externos, sean suyos porque los ha transformado en esquemas rememorables, permanentes, inocultables. A sus recuerdos, a sus sueños, a sus utopías; y, por qué no, a sus fantasías, le ha puesto alas; porque, bien sabe Jorge que “son sagradas las aves en vuelo”, como dice una estrofa del himno de nuestro sagrado refugio de juventud, el liceo Rafael Rangel.
Jorge, ha tenido el atrevimiento de escribir los recuerdos de sus relaciones interpersonales con algunos familiares, camaradas y amigos. No los consultó, ni les pidió permiso para hacerlo, porque fueron relaciones que ambos dialogantes estaban seguros que debían ser plasmadas para que su huella no las borrara el correr del tiempo; ya que, son parte de la vida de Jorge y de ellos.
Diversos fueron los caminos que condujeron a Jorge a analizar las cuestiones de su vida. Experiencias propias, que desde su
adolescencia lo enfrentaron con la realidad de su tiempo. Recuerdos que lo acompañan y han esculpido su rostro espiritual, su alma. Jorge se siente, ante todo, y ha sido, un predicador del humanismo. No ha olvidado que, en su vida la militancia religiosa al igual que la política, han jugado un rol decisivo en sus inquietudes, en sus emociones; y, en la pasión, que le ha imprimido a sus quehaceres existenciales.
Bien sabe Jorge que es el alma la que labra nuestra acción como ser social. Que ésta es el mejor antídoto para neutralizar los dolores que corren por nuestras venas. Bien sabe que la paz espiritual es el mejor quitapesares. Por lo que, si no tenemos paz espiritual y despojamos de cualquier tipo de neurosis el alma, no será posible que alcancemos la felicidad, aspiración tan lejana y costosa; pero, tan deseada.
En esta, su Memoria Inmortal, habla el hombre, en cuyos pensamientos participan sentimientos y pasiones; intuiciones y experiencias internas y externas. Habla, asimismo, el investigador, el estudioso, quien en un enjundioso esfuerzo de objetividad se ciñe a la narración de los hechos tal cual ellos ocurrieron.
Y, es que, para Jorge, su obra escrita es la narración de su vida. Cómo es y cómo la escribe son una misma cosa. Sus pensamientos están dotados del más intenso amor, están dotados de los más caros principios humanistas. Su visión del humanismo trasciende al humanismo tradicional. Es, podemos afirmarlo, un disidente de ese humanismo. A Jorge, en la edad media lo hubieran quemado, la inquisición no le hubiera perdonado su herejía de ser un libre pensador. Su prosa es irreverente, sin llegar a posiciones eclécticas, es un profundo cuestionador del pensamiento colonizador y del colonizado.
Ha hecho del humanismo su apostolado. Y, lo ha hecho porque sus reflexiones son producto de profundas meditaciones, llenas de afecto, de comprensión; y, al actuar de esta manera hace de la fraternidad un relacionamiento y una necesidad vital. Sus pensamientos giran en
torno del amor. Las injusticias sociales lo enfadan. Por ello, a lo largo de su vida no ha cesado en el propósito de hacer sus sueños realidad. Sueños que no son ilusiones; son utopías, son realidades posibles de alcanzar. Jorge “juega” con su memoria. Se sumerge en ella y extrae aquellos momentos que han fraguado su vida. Y, al recuperarlos, construye su presente. Presente que no solo es un adverbio de tiempo; si no que, es el sueño hecho realidad. Jorge hace de la memoria una fuente inagotable que le permite enfrentar, y enfrentarse a la realidad vivida, que es pasado y presente, las dos cosas a la vez.
Cuanto ímpetu hay en sus reflexiones. No puede ser de otra manera. No solo su segundo nombre es Hidalgo. Él es un Hidalgo que, montado en el “Palomo” del Libertador Simón Bolívar; sobre el “Rocinante”, del Quijote de la Mancha; y, sobre el “Pocoapuro” de su abuelo “Papatín”, ha andado por las praderas, llanuras y montañas de su suelo patrio. Es un trotamundos. Y, en su peregrinar de andante viajero, en su recorrido por la Patria y por el mundo, ha sabido defender a su amada Venezuela, de las amenazas a que ha sido sometida por la voracidad imperial que quiere convertirla en una nueva colonia.
Afirmación esta que hago, teniendo presente los más de cincuenta años que tenemos andando juntos.
Con Jorge: He andado muchos caminos hemos abierto muchas veredas; hemos navegado en cien mares y atracado en cien riberas.
En todas partes hemos visto caravanas de tristeza,…, para decirlo con palabras de Joan Manuel Serrat.
Con Jorge he andado, asimismo, en inagotables jornadas de juglaría; confieso que allí no hemos estado solos, el Dios Baco nos ha acompañado, y su elixir nos ha dado fuerzas para sobreponernos a las dificultades de nuestras vidas: a las tristezas, a la incertidumbre. Pero, con igual bondad ha sido un fiel compañero en nuestra Victorias, en
muestras alegrías. Y que, nosotros, como buenos constructores de sueños y esperanzas siempre hemos sabido reconocer su indulgencia.
Fue en Ginebra, en esa ciudad de la comunidad helvética, donde se hizo realidad esta su Memoria Inmortal.
Durante muchos días e interminables noches, Jorge, haciéndose discípulo de Freud, se metió en las profundidades de su memoria y, como buen buceador, extrajo de ella los recuerdos que están plasmados en esta obra que hoy nos entrega. Y que, como todo libro, a partir de éste momento deja de ser suyo, para convertirse en parte de la vida de todos quienes hemos tenido, y de quienes tendrán, la dicha de leerlo.
Muchas gracias.