Barbero de fina estampa, de buen verbo,
que impuso un estilo en aquella
Valera antañona y señorial
Elvins Humberto González
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Montenegro se pulió en el arte de las tijeras, las máquinas y el olor a perfume en las más prestigiosas barberías de Caracas desde los años 60, ciudad en la cual creció desde muy joven tras salir de su natal Sabana Libre a principios de los años 40.
De ascendencia gallega, en línea de su padre Manuel Montenegro, a su vez oriundo de Pontevedra y casado con la nativa Efigenia Estrada, trajo a esta urbe valerana los estilos francés, muy solicitado para la época, el “yankee”, el corte alto a tijera, el corte bajo y el rapé a cero de máquina, además de los relajantes masajes capilares con quina y la infaltable brillolina.
Hombre de higiene
José “Pajarito” Montenegro también arraigó en su clientela la necesidad de que no solo las damas debían verse bonitas y elegantes, sino el hombre también tenía que resaltar su masculinidad y presencia en la sociedad. Para ello no solo arreglaba la barba y el bigote, sino recomendaba a sus clientes la utilización de colonias de renombre internacional como la Jean Mary Farina, Atkinson, Yardley, Agua Brava, Aramís, Monsieur de Reusch, Mosier de Rochas entre otras marcas de fama mundial.
Dotado de buen léxico y conocedor de la música clásica, fue admirador del Gran Caruso, Charles Asnavour, María Calla, Alfredo Sadel, el maestro Antonio Lauro y el guitarrista Alirio Díaz.
En cuanto al género de boleros y música latina fue un entusiasta seguidor de Leo Marini, Bienvenido Granda, Luisín Landáez, Panchito Resset, Carmen Delia Dipiní, María Luisa Landín, Toña La Negra, Celia Cruz, Lucho Gatica, Alberto Beltrán, Benny Moré, Daniel Santos entre otros.
Compartió trabajo con destacados fígaros regionales como Hugo Erasmo Pierantozzi, Luis Delgado, el popular Antonio Gudiño, Aurelio Paredes, el estilista Amílcar, Fiore Daddio entre otros.
Exquisito músico
Tocaba magistralmente el requinto y clarinete, puesto que estudió teoría y solfeo en el Colegio Federal de Varones en Trujillo. Casado con doña Isabel Teresa Rojo, padre del conocido comunicador Gabriel Montenegro y de 10 hermanos más, dejó como legado la fundación de la recordada Barbería “Salón Violeta”, ubicada en las cercanías de la plaza Bolívar, justo entre las avenidas Bolívar y nueve con calle 07.
Enamorado de su oficio
José Ignacio Montenegro Estrada estuvo por más de 40 años dedicado al oficio de Barbero, el cual ejerció aquí en Valera y en Caracas, con gran éxito, porque, lo hizo con verdadera vocación, tal como puede sentir la inspiración un gran músico o poeta.
Este oficio le gustó desde que estaba muchacho, y como cosa curiosa se puedo decir “Pajarito” hacía mandados a algunos barberos de antes y les pedía que en pago le dieran oportunidad para hacer cortes. Muchos aprovecharon su oferta y él se sentía muy feliz, pues quería aprender de verdad, y a corta edad ya le buscaban, rápidamente armó su cartera de clientes exclusivos.
Logró aprender lo suficiente para trabajar en cualquier parte del país, y tan es así que al llegar a Caracas comenzó a trabajar en la Barbería «Don Quijote» una de las mejores, donde sólo acudía la gente muy distinguida. Allí, tuvo como cliente al distinguido trujillano Arnoldo Gabaldón, quien para esa época entonces era Ministro de Sanidad. En Caracas estuvo un tiempo y luego volvió a Valera donde permaneció por varios años hasta que retornó a Caracas donde enganchó en la Comandancia de la Metropolitana, dándoles servicio a los oficiales y suboficiales. También estuvo en la Comandancia de Tránsito, donde fue el barbero oficial del general Marquina Corredor y otros destacados generales que apreciaron su trabajo.
Figura estilizada
José Ignacio Montenegro Estrada, a quien llamaban “Pajarito” por su figura estilizada, trajes bien ceñidos y de poco comer, implantó el estilo del buen vestir y al final de su vida visitaba, ya avanzado de edad, a clientes selectos en su propia residencia. Además de eso esterilizaba sus tijeras y peines de máquina, como una manera de prevenir enfermedades de tipo contagiosas y especialmente cutáneas.
De buen verbo, siempre tenía un chiste o anécdota a flor de labios y de allí que muchos de sus clientes y amigos acudían a su barbería no solo a cortarse el cabello, sino a conversar por varias horas y relajarse con los chismes de última hora en la “radio bemba” valerana de los años 60, 70,80 y parte de los 90.
Se fue en silencio
A principios del año 2001 se fue a la calladita, sin mucho aspaviento, sin despedirse de sus amigos, tras una breve enfermedad respiratoria, producto de uno de muchos viajes intempestivos a Caracas, la segunda ciudad que amó tras su gran pasión por su “Valera antañona y señorial”.
Repensar a
Valera es…Saber qué, algunos clientes de “Pajarito” Montenegro fueron: Don Atilio Araujo, ex gobernador del estado; Don Roberto Vetencourt, el general Juan Araujo, el Br. Sebastián Simancas, Víctor Atilio Parilli, Quintiliano Maldonado, Rafa Rojas, Néstor Manzanilla, Don Pedro Febres Jelambi, Mr. Temple Lee, Don Jacobo Araujo y muchos más.