El país ante tres grupos de venezolanos

Néstor Rincón, Presidente de la Fundación Propuesta País

“Yo identifico tres grupos de venezolanos que hemos decidido quedarnos y luchar por Venezuela. Los que afirman que todo está perdido y no quieren hacer ningún tipo de esfuerzo; los que sueñan que llegará un milagro y se dejan engañar una y otra vez con cualquier oferta de los mismos creadores de la crisis, y quienes ya sabemos, que solo con planes elaborados entre el sector público y privado, dirigido por hombres capaces y de honor, trabajando muy duro, con disciplina y durante un buen tiempo, superaremos la crisis”.

Estas reflexiones corresponden a Néstor Rincón, presidente de la Fundación Propuesta País, la cual promueve un plan estratégico de consulta abierta como “único método” para desarrollar la economía de Venezuela.

No creen en los políticos

Al hacer mención a los tres tipos de “grupos venezolanos”, Rincón explica que el primero lo conforman personas que trabajan principalmente en actividades privadas, no creen en los políticos, opinan que todos son iguales, porque – a su criterio – toman como referencia a los peores y por eso piensan que el país no tiene remedio. “Siguen trabajando pero sin invertir ni un bolívar en Venezuela, sienten gran desconfianza en el futuro. Conservan sus valores y principios”.

Esperan otro “mesías”

El segundo grupo -continúa desglosando el especialista – está compuesto por personas que han trabajado con la administración pública o se han beneficiado de ella, han sido expuestos a todo tipo de manipulaciones, están confundidos, incluso en algunos valores y principios, dicen que “el tiempo de Dios es perfecto” y con eso piensan que va a producirse un milagro, o que va a llegar “otro mesías” que resolverá la crisis, quien les devolverá sus trabajos y el estándar de vida que alguna vez tuvieron. “Solo quieren escuchar soluciones fáciles. Estas personas son muy vulnerables a nuevos engaños por parte de las mismas entidades políticas responsables de la crisis”.

Han tenido oportunidades

En cambio, el tercer grupo – según Rincón – representa la mejor base y prueba de la esperanza para la recuperación del país. Está integrado por personas más independientes en su trabajo y estilo de vida, han tenido relación con partidos políticos, gobiernos y la empresa privada productiva, por eso comprenden mejor lo que se debe hacer para superar la crisis. “Han tenido la oportunidad de estudiar, sumar experiencia de trabajo y conocer de cerca los pasos que debe dar una persona o empresa para ser exitosa”.

Capaces con honor

Además Rincón dice que este grupo se preocupa por conocer y analizar cómo otros países consiguieron el éxito, conservan intactos sus valores y principios ciudadanos y cumplen sus deberes; “son hombres y mujeres capaces y de honor”, recalca. Adicional a ello, mantienen abiertas sus empresas, hacen su mejor esfuerzo para preservar su personal y sobre todo, su compromiso de producir para el país.

“Están convencidos que el país se recuperará a partir de que todos hagan el mismo esfuerzo. Por eso impulsan propuestas serias que han sido probadamente exitosas en otras ciudades y países de la región, donde los representantes de la sociedad civil organizada son los protagonistas del desarrollo socio económico. Participan en los asuntos públicos haciendo los aportes que le corresponde a la iniciativa privada, entre otros, en cumplimiento del principio de planificación y seguimiento de actividades públicas, así como, el principio de control de la utilización de fondos y el principio de funcionamiento y regulación de los órganos de gobierno”.

Plan con objetivos

En el juicio de Rincón, son estas las características de las personas que representan la verdadera esperanza para que Venezuela, sus empresas y ciudadanos salgan de la crisis y logren volver al camino del desarrollo socio económico. “Este grupo de personas desde hace tiempo entendieron que las personas, empresas y países para ser exitosos deben tener un plan con objetivos claros y viables, y un inquebrantable propósito de trabajo disciplinado y honesto para alcanzarlos”.

Continúa reflexionando: “los países no quiebran como piensan los pesimistas del primer grupo, cuando dicen que todo está perdido, ni los milagros son actos aplicables a procesos de planificación y trabajo productivo para el logro que las metas y objetivos exigen, pues estos se alcanzan solo a partir del esfuerzo mancomunado de las personas que interactúan en procesos de trabajo para hacerlos eficientes y así aprovechar al máximo sus potencialidades, y donde el factor tiempo es una variable tan importante, como la calidad”.

Identificar la mejor manera

En la opinión de Rincón, en este momento el reto de los venezolanos es identificar la mejor manera de salir de la crisis, y es allí donde los integrantes del grupo tres, deben unirse y mostrar el camino a quienes no lo hayan visto, pero ello requiere utilizar las mejores herramientas y estrategias dentro de un plan que con esfuerzo, gran energía y confianza busque los mejores resultados.

“Es sabido por las personas de este grupo, que de eso depende la oportunidad de Venezuela, sus empresas y ciudadanos, por eso no se detendrá ante ningún obstáculo. Si logran que la mayoría conozca, entienda y asuma el camino que proponen como solución a la crisis, habrán superado una importantísima etapa, y mostrar los primeros buenos resultados. Se obtendrá una muy buena condición para el avance definitivo hacia la recuperación integral del país”.

Principal obstáculo

Néstor Rincón cree que para evitar que los llamados “creadores de la crisis” pongan más obstáculos basados en el miedo a ser desplazados, quienes representan la mejor esperanza de solución a la crisis, no deben dar detalles de las estrategias del reto asumido. “No obstante, a los creadores de la crisis y sus colaboradores, deben observarse como potenciales aliados en el futuro, porque también ellos tienen mucho que aportar, sobre todo experiencia. Su paso por etapas de manipulación e infracción de la ley  serán importantes cuando se hagan buenos ciudadanos y colaboren con las autoridades. Claro no podrán ser ellos quienes dirijan el plan ni las actividades sensibles, y deberán estar bien supervisados bajo un régimen legal”.


¿Cómo generar confianza?

El director de Datanálisis, José Antonio Gil Yepes, sostiene que la confianza es el bien más escaso, pero el más necesitado en Venezuela para poder hacer realidad nuestras ilusiones de riqueza y convivencia. “Convivimos porque no nos ‘agredimos’, pero somos pobres por la desconfianza que caracteriza las relaciones entre las élites y no porque no tengamos recursos. El reto de las élites sigue siendo ponernos de acuerdo en qué país queremos y cómo alcanzarlo”.

En la óptica de Gil, la confianza es un factor cultural que se genera en las relaciones estructurales entre los miembros del grupo, confianza es la convicción de que las reglas del juego son aceptables para todos y que dichas reglas se cumplirán.

“Para que estas condiciones se cumplan, se necesita una sociedad conducida por líderes sectoriales democráticos, quienes, en vez de decidir por los demás, consultan y luego buscan una decisión representativa de los intereses de los involucrados. Mediante este proceso de articulación se busca definir participativamente una visión de país (a dónde queremos llegar); una misión (con qué mecanismos o instituciones alcanzar esa visión); los objetivos; la distribución del trabajo a realizar por cada participante según las capacidades y disposición de cada quien; y las remuneraciones monetarias y simbólicas que recibirán según se cumplan estas responsabilidades”.

El estudioso de la opinión pública cree que en la medida que cada participante observe que estos términos de la relación social se cumplen, se generará la expectativa de que se seguirán cumpliendo. “Esta expectativa es lo que llamamos confianza”, pero si los liderazgos en la familia, la escuela, el trabajo, el partido, el sindicato y el gobierno son autoritarios o permisivos, “surgirán la desalineación” del grupo y la desconfianza porque las reglas de juego no serán reconocidas como propias o serán impuestas y cambiadas a discreción por individuos; lo cual resultará en un “sálvese quien pueda, como el que, una vez más, estamos viviendo; de allí la conflictividad, la corrupción, el empobrecimiento”.

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