Prensa OVV Mérida.- De los 23 municipios en los que está dividido el estado Mérida, sólo 6 son urbanos: Libertador, Alberto Adriani, Campo Elías, Sucre, Santos Marquina y Tovar. Incluso, este puñado de entidades ocupa menos de un tercio del total del territorio merideño. Aun así, el hecho de que el 70% de la población merideña viva en áreas urbanas -más la suma de otros factores económicos, sociales y culturales- lleva a que la violencia interpersonal, un fenómeno evidentemente social, se refleje con abierta inclinación en estos municipios.
Así lo ha registrado de manera sistemática el Observatorio Venezolano de Violencia en Mérida (OVV Mérida), en un estudio que se viene cumpliendo desde enero de 2019 y cuyo último “corte” se efectuó el mes de septiembre del año en curso, 2023. En los datos recabados se comprueba que en ese período de 57 meses se han registrado 903 delitos: 658 se produjeron en los ya mencionados municipios urbanos, lo que representa el 72,9% del total, en tanto 245 tuvieron como escenario el ámbito rural, lo que se traduce en un 27,1% de las acciones delictivas.
El geógrafo y profesor de la ULA Gustavo Páez, quien es el coordinador del OVV Mérida, al revisar los registros globales de la violencia interpersonal en la entidad merideña, precisa que la totalidad de delitos indicados (903) “provienen de los casos que logran ser conocidos por la sociedad producto del monitoreo constante de los medios de comunicación regional”. Esto quiere decir, por un lado, que las cifras podrían ser más elevadas y, por otra parte, que los resultados presentados “deben tomarse como aproximativos de la realidad imperante en Mérida en relación a la violencia interpersonal según municipios urbanos y rurales”.
Agresiones, homicidios y robos
En este amplio registro delictual en tierras merideñas, es posible reconocer algunos datos relevantes que ayudan a hacer una necesaria diferenciación entre lo que ocurre en los municipios urbanos y rurales.
Haciendo un balance en todo el período observado, los principales delitos cometidos en las áreas urbanas son: las agresiones (26,3%), los robos (24,0%) y los homicidios intencionales (20,8%). Al integrar estos porcentajes, se evidencia que los tres delitos aglutinan 71,1% de total de hechos violentos registrados en estos territorios.
Por su parte, en el área rural los homicidios intencionales (24,9%), las agresiones (21,6%) y los robos (16,3%), en ese orden dominan la escena y los tres concentran 62,8% del total registrado en este ámbito. Vale recordar que los 17 municipios rurales del estado Mérida son: Andrés Bello, Antonio Pinto Salinas, Aricagua, Arzobispo Chacón, Caracciolo Parra y Olmedo, Cardenal Quintero, Guaraque, Julio César Salas, Justo Briceño, Miranda, Obispo Ramos de Lora, Padre Noguera, Pueblo Llano, Rangel, Rivas Dávila, Tulio Febres Cordero y Zea.
Como se puede apreciar, los delitos que ocupan los tres primeros lugares (homicidios, agresiones y robos) son los mismos tanto en zonas urbanas y rurales, sólo que en cada uno de estos ámbitos cada delito posee un peso distinto que establece diferencias en la expresión de la violencia interpersonal.
El profesor Páez destaca en este punto que tanto los homicidios intencionales y los robos en las zonas urbanas de la entidad, desde 2019 “han perdido progresivamente un peso porcentual considerable, puesto que, por ejemplo, en 2019 y 2020 -incluso en años anteriores-, se mantenían año tras año en los dos primeros lugares como las trasgresiones más reseñadas por los medios de comunicación merideños”. Comentó el investigador que en el ámbito rural también han disminuido las cifras de homicidios y de robos, aunque solo en 2021 ambos delitos tendieron a aumentar un poco para luego descender de nuevo en 2022. Aun así, como indica el estudio, el homicidio sigue ocupando el primer lugar como delito relevante en esas mismas zonas rurales.
Tres municipios destacados
Si bien es cierto que en los municipios urbanos ocurren poco más de 7 delitos por cada 10 que se registran en todo el estado Mérida, hay dentro de estas áreas urbanas tres entidades que concentran la mayoría de los casos del delito que es considerado el de más impacto violento, como lo es el homicidio intencional. Esos municipios que más aportan casos de homicidios intencionales -también de tentativa de homicidios- y de robos (más del 50% de los casos registrados en estas zonas de estos tipos de delitos) son Alberto Adriani, Libertador y Campo Elías.
Entre tanto, en las zonas rurales, donde mayormente ocurren esos delitos (más del 50% de los casos registrados en estas zonas de estos tipos de delitos) tenemos a los municipios de la zona Panamericana del estado Mérida, es decir, en Obispo Ramos de Lora, Tulio Febres Cordero, Caracciolo Parra y Olmedo, y Julio César Salas. No obstante, hacia la zona del Mocotíes los municipios Antonio Pinto Salinas y Rivas Dávila también sobresalen con números significativos, detalla el estudio del OVV Mérida.
Por otro lado, desde 2019 y hasta el presente se dio una tendencia general al incremento de los delitos de agresión y de naturaleza sexual, y esto aconteció tanto en los municipios urbanos como en los rurales.
Gustavo Páez también explicó que, en relación a los tipos de violencia a los cuales se vinculan los distintos delitos descritos en párrafos precedentes, “se aprecia que dominan en los dos ámbitos los mismos tipos de violencia: delincuencial común, de género, sexual, intrafamiliar y contra niños, niñas y adolescentes (NNA); sin embargo, en los municipios urbanos, la delincuencia común es el único tipo de violencia que supera a su equivalente en el ámbito rural (24,2% versus 13,6%). En el resto de tipos de violencia los municipios rurales superan a los urbanos, teniendo mayor protagonismo la de género (23,4%) y la intrafamiliar (18,5%)”.
¿Menos crimen organizado?
El análisis de los datos de este estudio sobre la violencia diferencial, según municipios urbanos y rurales, también permite establecer que en las áreas urbanas los delitos de homicidio, robo y otros como el secuestro, la extorsión y las amenazas de muerte/agresión, están relacionados principalmente con la violencia de tipo delincuencial común y en menor medida con el crimen organizado. “Un dato también a destacar es que la tentativa de homicidio y los homicidios intencionales, en ese orden, en los municipios urbanos un buen número de casos se relacionan con violencia intrafamiliar y de género”, apunta el coordinador del OVV sobre este particular.
En esta misma línea de análisis, se reconoce que en los municipios rurales, por ejemplo, el homicidio y la tentativa de homicidio, están de forma significativa conectados más con violencia intrafamiliar y de género. Por su parte, en lo que respecta a los delitos sexuales que se cometen en ambos ámbitos, los valores porcentuales de importancia relativa tienden a ser muy similares y están relacionados con violencia de género, intrafamiliar, sexual y contra NNA. Las amenazas de muerte/agresión sí tienden a ser mucho más frecuentes en los municipios rurales cuando se trata de violencia de género, intrafamiliar y contra NNA, en los urbanos se conecta más con la delincuencia común y en segundo plano con la intrafamiliar y la de género. Entre tanto, delitos como el secuestro y la extorsión, aparentemente ocurren con muy poca frecuencia en los espacios rurales.
El panorama cambió
Trazando lecturas de los datos más recientes recogidos en el estudio -vale indicar el período enero-septiembre de 2023- para el OVV Mérida todo indica que cambió el panorama de los delitos en esta entidad andina.
En los nueve meses que van de 2023, en los municipios urbanos dominan ahora más abiertamente las agresiones (36,9%), le siguen el robo (19,0%) y las amenazas de muerte/agresiones y los homicidios intencionales (estos últimos bajaron dos puestos), que se ubican en el tercer lugar con 10,7% respectivamente. El restante porcentaje (22,7%) lo concentran otros delitos: tentativa de homicidio, violaciones sexuales y otros tipos de agresiones sexuales, extorsión y secuestro.
Si se cambia la mirada hacia los 17 municipios rurales, de nuevo las agresiones se posicionan en el primer lugar (44,0%), y luego las violaciones sexuales y las amenazas de muerte/agresión (cada delito con 16,0%) y después le siguen otros tipos de agresiones sexuales y las tentativas de homicidio, cada uno con 8,0 % de peso relativo. El restante porcentaje (8%%) lo concentran otros delitos: homicidios intencionales y robos. Como ya se advirtió, estos últimos datos corresponden no a la totalidad del estudio (2019-septiembre de 2023) sino sólo a lo que va del año en curso.
Teniendo en cuenta esa misma aclaratoria temporal, en cuanto a los tipos de violencia, en los espacios urbanos la delincuencia común continúa siendo la mayor protagonista (29,4% del total de delitos registrados). Después le siguen, con valores significativamente menores, la de género y la intrafamiliar con 19,6% cada una, y luego la sexual (10,8%) y contra NNA (8,8%). En los rurales también permanecen como principales tipos de violencia la de género (33,3%) y la intrafamiliar (25,6%), ambas con valores superiores a los urbanos. Después le continúan la violencia sexual (12,8%) y contra NNA (15,4%) también con valores de importancia superiores a los del espacio urbano.
Guerra avisada
El coordinador del OVV Mérida señaló que una visión amplia y general de los datos recabados en estos últimos casi cinco años, permite determinar que el número de delitos asociados a la violencia interpersonal en el estado Mérida “sigue bajando”.
De todas maneras, en tono de recomendación hacia la sociedad, y tomando en cuenta las características y evolución de la violencia que le toca enfrentar al merideño de hoy, se debe reconocer que “los delitos que con mayor probabilidad pudiesen afectar en la actualidad a los individuos residentes de estas zonas son las agresiones, teniendo como principal escenario los hogares y la familia”.
Si el escenario delictivo es un espacio público, establecimiento comercial, transporte público, entre otros, la mayor probabilidad apunta a que los ciudadanos puedan llegar a ser víctima de robo (y en otro buen número de casos de hurto, delito no violento del cual el OVV no lleva registros pero que con frecuencia se reseña en los medios), a pesar que este delito -el robo- como ya se mencionó, viene cayendo en número de ocurrencia desde 2019.
En los municipios rurales, la mayor probabilidad apunta a que los individuos pueden llegar a ser más afectados y con más frecuencia que en los urbanos, por agresiones y también por delitos de naturaleza sexual -principalmente en el seno del hogar y la familia- y por amenazas de muerte/agresión. Con probabilidades bajas de ser afectados se presentan los delitos de homicidio, tentativa de homicidio, robo, secuestro y extorsión.
Para el profesor Páez, en definitiva, mientras un delito tan grave como el homicidio intencional -incluso también el de tentativa de homicidio- afortunadamente sigue cayendo en sus números desde 2019, también lo ha hecho el robo; otros delitos -ya se mencionó las agresiones y los de naturaleza sexual- se han incrementado en la entidad merideña de manera muy preocupante.
“Esta situación debe encender las alarmas en la sociedad: en la familia, en las comunidades y en las autoridades públicas competentes en la materia para generar medidas y/o acciones que permitan bajar estos números (medidas/acciones de prevención), proteger a las víctimas y penalizar a los victimarios, todo con mayor efectividad”, recomendó el coordinador del OVV Mérida. / Prensa OVV Mérida /AS / CNP: 8965
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