Desde su asiento en el salón de la Cátedra Libre Simón Bolívar, Leoneiber Vergara, estudiante de Comunicación Social, luchaba con sus compañeros de clase para llamar la atención del moderador. Eran muchas las preguntas y limitado el tiempo para responderlas. El tema que los convocaba incitaba a la participación: el impacto del suicidio en Mérida, por lo que no era de extrañar la avalancha de solicitudes para tomar parte en la rueda de prensa, en un espacio académico repleto con 63 jóvenes universitarios que se forman en la Universidad de Los Andes (ULA), ubicada, además, en el estado con la mayor tasa de muertes por suicidio en Venezuela.
En Mérida, hablar del suicidio se ha convertido en una urgencia social. En gran medida este perturbador tema ha logrado ascender en las prioridades de las preocupaciones ciudadanas gracias al sostenido trabajo científico que despliega el equipo de investigadores del Observatorio Venezolano de Violencia en Mérida (OVV Mérida). Entre otras cifras, esta organización no gubernamental ha revelado que entre los años 2001 y 2020 en esa entidad andina se han producido 1.429 casos de muertes por suicidio. Aún más, si a esa cantidad se le suman ciertos casos probables de muertes por suicidio “ocultos” dentro de las llamadas Muertes de Intención No Determinada (MIND), entonces la suma de muertes se elevaría a 2.064, es decir más de 100 casos anuales y un inquietante promedio de hasta dos muertes semanales, en ese período de 20 años.
De esa realidad, y más, habló -el pasado 10 de junio- el profesor Gustavo Páez, coordinador del OVV Mérida, ante una audiencia de 63 estudiantes de la materia Introducción al Periodismo, cátedra que hace parte del pensum de estudios de la carrera Comunicación Social, en la que se forman futuros periodistas. La actividad con los jóvenes de la ULA buscaba desarrollar competencias sobre la cobertura en un escenario de rueda de prensa real, aunque también se buscaba sensibilizar a los participantes sobre la necesidad de dar prioridad informativa a un asunto tan sensible para los merideños como lo es el derivado de la alta tasa de muertes por suicidio, la cual, en el caso de esta entidad andina, duplica a la de toda Venezuela.
Para los jóvenes estudiantes se trató no sólo de un momento de aprendizaje sobre sus futuras responsabilidades en el campo del periodismo, sino que fue un momento para confrontar una realidad en la que muchos de ellos han estado involucrados, ya que, por el tono de las preguntas, se comprobó que algunos de los presentes conocían de cerca casos de familiares, amigos o vecinos, que habían vivido situaciones como ideación suicida, intentos de suicidio o muerte por esta causa.
El Departamento de Comunicación Social de la Facultad de Humanidades y Educación de la ULA, en la persona del Jefe del Departamento, profesor Juan Manuel Fernández, reconoció no sólo el apoyo del OVV Mérida para con las actividades formativas de los estudiantes sino que resaltó el importante aporte de esa organización en la sensibilización de la sociedad merideña en los temas que involucran a la violencia, sea esta interpersonal o autoinfligida.
Mujeres protagonistas
Más adelante, el viernes 21 de junio, el OVV Mérida atendió una nueva invitación, esta vez de la Fundación Don Bosco, un centro que este año arribó a sus 40 años como espacio dedicado a dar formación educativa a niños y jóvenes provenientes de familias disfuncionales, en las que la violencia suele ser una práctica común en las relaciones. Esta organización funge como un internado (a veces semi internado), en el que niños, niñas y adolescentes no sólo reciben clases del sistema formal educativo, sino que comparten actividades de capacitación y de atención en el plano afectivo.
Específicamente, el coordinador del OVV Mérida fue invitado a sumarse a un foro vespertino en el que participaron 32 personas, la gran mayoría mujeres, ya que la intención era abordar la violencia de género, un problema que, según las propias palabras del profesor Páez “en 2024 se ha venido presentando una tendencia hacia el aumento“.
El vocero del OVV resaltó que las investigaciones que se desarrollan en esta organización en torno a la violencia de género suelen utilizar varias fuentes, con la intención de “triangular las cifras” de manera que se pueda lograr una aproximación bastante cercana a tan compleja realidad. Al respecto, mencionó que la data suele provenir de los organismos públicos vinculados que manejan las cifras de salud y violencia, del monitoreo de las noticias y hechos reseñados por los medios de comunicación social, por los aportes de informantes clave, entre otras fuentes.
Junto al profesor Páez, quien presentó la ponencia “Violencia contra la mujer en el estado Mérida”, también participaron la psicólogo y periodista Magda Inés Uzcátegui, quien abordó el tema “Cicatrices invisibles: el impacto psicológico de la violencia de género”; y el abogado Adrián Gelvez Osorio, quien desde la perspectiva legal presentó su reflexión titulada “Del susurro al grito. Amor y violencia”.
El foro en la Fundación Don Bosco incluyó la presencia de varias mujeres que son madres de algunos de los alumnos que se forman en estos espacios educativos, asistentes quienes, en algunos casos – según refirió una de las profesoras de la institución – han vivido en carne propia la violencia de género en sus distintas expresiones. Esta circunstancia hacía más pertinente los aportes de los especialistas, los cuales desde sus distintas visiones compartieron información que puede convertirse en un activo en favor de coadyuvar a la disminución de la violencia contra la mujer que, sólo en lo que al estado Mérida se refiere, ya arroja 30 casos en los 5 primeros meses de 2024.
Como coordinador del OVV Mérida, Gustavo Páez manifestó el interés de su organización de seguir apoyando todas las iniciativas que se den en esta entidad andina, tendientes a incidir no sólo en el conocimiento de los escenarios de violencia interpersonal y autoinfligida, sino en acciones y políticas que propendan a su disminución. / AS / CNP: 8965 / Prensa OVV Mérida