Ovioldazos | LOS PERUANOS Y EL PODER IGUALITARIO DEL DETRITUS

Por: Mauro Rangel Oviol

Una de las sentencias de la vieja Cosmelina Oviol era: “(…)mijo nadie aprende en cabeza ajena…”; nuestros hermanos peruanos, víctimas de una clase gobernante corrupta, hasta un expresidente se metió un tiro cuando lo descubrieron que estaba bailando samba; pues bien como decía se aprestan a elegir al Presidente de la República, y con 750.000 venezolanos que huyeron de esta isla de la felicidad, entre ellos muchos afectos al que te conté, pues, según las encuestas, desean bañarse en ese mar de detritus en que hemos nadando los venezolanos durante 22 años; es decir quieren convertirse en unos detritívoros.

Pero es que el detritus iguala; verbi gratia; uno hace su cola de 3 días  para equipar su gasolina subsidiada, sí, pero hay gente, supuestamente rica, uff tan envidiosos esos ricachones,  que hacen su colita, igual de 3 o 4 días pero pagando en dólares; no es eso acaso el mejor ejemplo del poder igualitario del detritus.

A ver otro ejemplo, tengo muchos amigos en Las Acacias, otrora todos ansiábamos vivir en esa urbanización, por lo del estatus saben; tengo una gran amiga, colega ella, me reservo su nombre para que no le caigan a detritus, que dice: ‘(…) bueno yo vivo en el Barrio Las Acacias; sí señor,  igualitos, sin  la luz; las calles llenas de huecos; el aseo pasa cuando le da la gana, hoy día se ven damas burguesas encopetadas cargando su bolsita de detritus para la acera de la Av. Bolívar, que es por donde pasa el camión recolector; coño aquí entre nos, es que nos alcanza para pagar la señora de servicio; etc (…); dígame usted, si el detritus no iguala.

Pues bien los peruanos que me da la impresión son otros envidiosos, quieren su cargamento completico de detritus, quieren ser iguales; me cuentan por las redes, amigos míos allá, que nuestros hermanos peruanos y que se quejan; “(…)no señor, encima que nos restriegan a las peruanas la belleza de las venezolanas, también nosotros queremos comer detritus.

Yo pienso que una forma de que los 750.000 venezolanos que viven allá ayuden a los peruanos a no ser tan iguales, sin meterse en política; deberían agarrar una bolsita de detritus, las suyas pues no debe ser muy agradable cargar con el detritus del paisano, colocarse una chapita en el pecho que diga PREGUNTAME CÓMO LO LOGRÉ y ofrecérselas a los amigos peruanos; a 10 soles, a 10 soles, aproveche detritus igualitario, a 10 soles y cuando les recriminen explicarles a esos envidiosos cómo fue que los venezolanos dejamos de ser un país productor de petróleo, para convertirnos en el primer país productor de detritus del mundo.

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