En la provincia de Trujillo a los XXI días del mes de II del año del Señor Jesús de Nazareth de MMXXIII.
Poco a poco uno de los placeres más gratos para mí va desapareciendo, sustituido por la fría tableta, el celular o la laptop, podemos quizá sentir el leve calor que estás generan entre nuestras manos, pero nada más comparable a oler la tinta impregnada en la celulosa sedosa del periódico.
Recuerdo de niño acudía religiosamente a casa de mi madrina Dora de Araujo esposa del gato Gilberto Araujo de la tapicería unión, Gilberto quien no tuvo mayor estudio que la primaria tenía un sillón cuadrado y sobre el mismo colocaba una madera que le servía de mesa para desayunar y degustando leía muy temprano en la mañana El Nacional, El Universal y el Diario El Tiempo, todavía no nacía el Diario de Los Andes, yo le veía como absorbía no solo la comida sino las ideas de aquellos 4 cuerpos de la prensa Caraqueña, a claro primero leía el periódico local, los sábado el primer chicharrón era el Tubazo para enterarse de los chismes políticos de Rafael Pinto y los domingos adicional venían las revistas y un cuerpo devorado por chicos y no tan chicos, el suplemento de comiquitas todos nos los peleábamos.
Fue Gilberto quien adicional a saborear una rica cerveza me enseñó a disfrutar también del periódico, él me decía umfff sientes como huele la tinta es por lo reciente de la impresión, juro que jamás olvidaré ese olor como no se olvida el olor a carne asada en un fogón.
El devenir me seguiría obsequiando esa experiencia, adjudicado por el CNU partía yo a Caracas a estudiar en la UCV, yo estaba chorreado cómo carajo sobrevivía en la gran capital, yo había conocido a la Sociólogo Virginia Betancourt, Presidente de la Biblioteca Nacional e hija de Don Rómulo Betancourt, pues élla vino a inaugurar el Servicio de Bibliobus en Valera dónde yo trabajaba, iniciativa de Aura Salas Pisani; estando en Caracas fui a las Mercedes sede del instituto y la Sra Virginia me recibió, ella me recordó y le conté mi anhelo de trabajar en esa institución, y me envió a la Hemeroteca Nacional quedaba frente a la Plaza de Toros del Nuevo Circo en una instalación que un tiempo fue una pista de patinaje «Mucubaji», pero ni pu… Idea de qué era una Hemeroteca, cuando la Directora me recibió la Sra Marta Betancourt me dijo te vas para el depósito, yo imaginé que iba a cargar pesadas cajas con libros, al entrar al depósito me golpeó un exquisito olor a tinta y papel y cuando logré observar su interior me encontré rodeado de miles de periódicos perfectamente empastados y ordenados, periódicos de todo el país de todas las épocas, fue mi gran experiencia.
Pero el papel va cediendo y el placer de hojear y oler la tinta fresca va desapareciendo, son los tiempos, lo entiendo y el avance tecnológico, pero como lamento que las futuras generaciones desconocerán unos de los mejores placeres, oler la tinta que impregnaba las ideas sobre el invento de los chinos y los antigüos Egipcios.
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