Óscar perdió a tres familiares en la vaguada de Tovar mientras salvaba a unas 20 personas

Tres familiares de Óscar Hernández perdieron la vida la noche del lunes 23 de julio en medio de la vaguada y los deslaves registrados en Tovar. El haber perdido a sus seres queridos no lo detuvo y se dedicó a salvar la vida de quienes estaban cerca. Al menos 20 personas pudo trasladar a la montaña

Óscar Hernández y su núcleo familiares quedaron damnificados. El agua y las rocas se llevaron todo lo que encontraron a su paso en donde vivían en Tovar. Carlos Eduardo Ramírez

@mariananduque

Unos 20 habitantes de Tovar, estado Mérida, entre mujeres y niños, salvó Óscar Hernández la noche del lunes 23 de agosto cuando la fuerza del agua arrasó con viviendas, vehículos, personas y todo lo que encontró a su paso. Un desastre natural que ha dejado hasta este lunes 30 de agosto 21 fallecidos.

Sentado sobre una roca, ubicada en donde anteriormente quedaba su vivienda, Hernández aseguró sentirse desmoralizado y sin fuerzas, pues tres familiares fallecieron durante el primer desbordamiento de la quebrada más cercana, su hija y sus nietos quedaron sin vivienda, al igual que él y su esposa.

“Yo vivía en esta casa (sobre ruinas). El lunes por la noche nos agarró por sorpresa esta lluvia, este deslave, no tenemos ni moral para decir lo que sentimos. En el caso mío perdí tres familiares a María, Darío y Génesis de 19 años. En Monseñor Moreno mi hija perdió totalmente la casa, la suegra perdió totalmente la casa, quedaron con lo que tenían pues”, relató Óscar Hernández al Diario de Los Andes.

Indicó que aproximadamente a las 8 y 40 de la noche, escuchó un ruido en la reja de la casa  muy fuerte y vio que el carro se empezó a mover. Escuchaba que caían las piedras y fue cuando se activó a sacar a familiares y vecinos a la montaña más cercana, temía que una roca los matara. Compara el movimiento de la tierra como el de un terremoto.

A Darío, Marina y la hija de ambos de 17 años de edad no les dio chance de escapar del agua y las rocas. Los dos primeros fueron arrastrados a un kilómetro aproximadamente, mientras que su hija fue atrapada por una roca. “Quedó con una mano tapándose el barro, pero no se pudo salvar”, dijo Óscar.

Él no sabe de dónde sacó fuerzas para sacar de las viviendas a unas 18 mujeres. Era el único hombre que se encontraba en el lugar en ese momento. Como pudo las subió a una platabanda y de allí a la montaña, desde donde presenciaron lo ocurrido.

“En esta casa salvé a la hija mía, a mi esposa, mi hermana con la hija de ella y otra hermana, vamos a ponerle 18 mujeres. En ese momento yo era sólo el hombre. Gracias a Dios tuve fuerza de donde no tenía, pude sacarlas a ellas, saqué a la señora de al lado por la platabanda al cerro que estaba allá arriba. Me devuelvo y me consigo a la tía mía tapiada, la mamá de los tres muertos. Cuando me asomo estaban prácticamente tapiados, como pude metí la escalera y me lancé, y la pude ir subiendo escalón por escalón hasta la platabanda”, relató.

Cuando las aguas calmaron, conoció que su hermano estaba desaparecido, por lo que se fue a la casa donde habitaba también su mamá, y se encontró con que todo se había destruido. A su hermano ya lo habían encontrado. “Está moreteado y todo, pero está vivo y mi mamá también, porque por un poquito también muere tapizado en esa casa”, dijo.

 

En Monseñor Moreno

Uno de los sectores más afectados por la vaguada y los deslaves fue Monseñor Briceño. Allí vivían la hija, el yerno y los dos nietos (de dos meses y cinco años de edad) de Óscar Hernández. A las 2 de la mañana del martes 24 de agosto decidió caminar hasta allí, para confirmar cómo se encontraban.

El miedo lo invadió mientras caminaba. Su corazón estaba entristecido por lo que había ocurrido, además de la muerte de sus tres familiares, y mentalmente se iba preparando para lo peor. “Cuando empecé a subir y no vi casas, pensé lo peor. Yo dije nos quedamos sin familia, iba mentalizado para no sufrir más, de saber que perdí tres aquí abajo. Yo tenía que estar preparado física y mentalmente para lo peor porque no sabíamos nada. Cuando empecé a gritar y el chamo (el esposo de su hija) contestó en la montaña me tranquilicé”, relató.

Cuando subió a la montaña en donde se habían resguardo, se encontró con que la bebé de dos meses de edad estaba morada por la hipotermia, y el niño de cinco años ya no podía ni hablar. Estaban mojados, con hambre y no tenían con qué abrigarlos porque todo había sido arrasado por el agua y las rocas.

“Si yo no subo se nos mueren por hipotermia, porque la niña estaba totalmente mojada, una bebé de dos meses en una montaña de esas, lloviendo, con lo que acababa de pasar. El niño de cinco años ya estaba privado, no podía ni hablar. Los bajamos hasta la plaza de Monseñor Moreno y una señora que trabaja en una clínica los atendió”, manifestó.

Óscar vivía alquilado con su familia en la casa de una tía. No tiene a dónde acudir, ni cómo vivir. La ropa que tenía era regalada, de la ayuda que ha estado llegando. Esperan que el gobierno ayude a quienes se quedaron damnificados, y no queden a la mano de Dios.

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