Francisco Graterol Vargas.- La pequeña comunidad del barrio San Isidro, situada entre la urbanización Morón y Plata 2 se encuentra jubilosa. Uno de sus hijos, Oscar Ariza Jr. ha sido una referencia informativa muy importante en el acontecer deportivo con su clasificación a las Olimpiadas de Tokio 2021.
Un sector tan pequeño de la ciudad de Valera como el que lleva el nombre del patrón de los agricultores vuelve a tener a uno de sus residentes en el sitial de honor de la actividad muscular y eso para las pocas familias que ocupan el citado caserío es un orgullo y un privilegio.
El barrio San Isidro, adonde llegamos por allá en el lejano año de 1963 ha tenido sus héroes deportivos que en una u otra ocasión vistieron y defendieron no sólo los colores del estado Trujillo, sino los de Venezuela. Es fresca en nuestra memoria las hazañas del “mono” Manuel Linares. Campeón Mundial en una disciplina poco conocida como la lucha Sambo. En par de oportunidades fue el mejor del planeta en la década de los 80 y campeón Panamericano del evento desarrollado en Caracas.
Deiby Villegas, miembro de una familia de campeones en las especialidades del fútbol de salón y fútbol sala heredó las condiciones de su hermano Juan José, debajo de la portería para enfundarse la casaca vinotinto durante muchos años como el golero titular de un equipo nacional que paseó su clase por eventos mundialistas y de corte internacional en ambas disciplinas. Ambos del deporte Élite porque una gran cantidad de residentes de esta comunidad han defendido a la entidad en eventos muy importantes como Juegos Nacionales y deporte profesional.
Ahora le tocará el turno a Oscar Ariza Jr. que con apenas 21 años estará presente en las próximas olimpiadas de Tokio, palabras mayores en las aspiraciones de cualquier atleta como es la de oír el himno de su país y sudar en su defensa en la magna cita del deporte universal.
¿Quién es Oscar Ariza jr? Este joven es hijo de un comerciante con el mismo nombre domiciliado en el Callejón San Benito de la popular barriada, quien se unió en matrimonio con la señora Mildred de Ariza, trabajadora en el Colegio Ricardo Labastida a la entrada de Morón. De esta unión nacieron el campeón Oscar Ariza y su hermana Mileide.
La familia Ariza es de raíces colombianas. A mediados de los 60, doña Carmen Rosa, la abuela de Oscarcito se asentó en San Isidro. Una mujer muy laboriosa. Regentaba un restaurant en la Zona Baja y en San Isidro estuvo hasta que entregó su alma al creador junto a su marido, el gordo Moisés quien se defendía en el comercio con una camioneta donde cargaba lo que encontrara a su paso. En un matrimonio anterior al de Moisés, trajo al mundo a Olmedo, Luz, Irma y Melsy, hermanos del papá de Oscar y por supuesto, tíos del muchacho.
Desde muy chico, Oscar Ariza jr. asomó su pasión por los deportes acuáticos y en especial por los saltos ornamentales. Mientras otros niños de San Isidro pateaban un balón o agarraban un bate de béisbol, él prefería un buen chapuzón. Constantemente se le veía salir de su vivienda para dirigirse a la pileta “Adriana Segovia”, donde regresaba bien entrada la noche luego de fuertes entrenamientos.
Así comenzó para ir poco a poco cumpliendo una trayectoria que incluyó desde representar a Trujillo en Juegos Nacionales hasta sembrarse en la selección de Venezuela en Bolivarianos, Suramericanos, eventos del ciclo olímpico hasta la hazaña reciente en Japón cuando se escenificaba el Mundial de la Federación Internacional de la FINA donde registró 394.35 en plataforma de 10 metros y obtener un cupo para Tokio 2021.
Sus esfuerzos, el sacrificio de estar alejado de su familia, de no disfrutar de su juventud como lo hace un adolescente común y corriente se vieron recompensados.
Pero el camino tuvo sus tropiezos. Una lesión años atrás casi acaba con su carrera. La mano de Dios y el Dr. Basco Bracamonte luego de una exitosa operación el 5 de agosto de 2017, lo devolvieron a los entrenamientos con la meta ya cumplida de su inscripción en Tokio.
Cambiando impresiones con mi hijo Frank, recordaba el trago amargo de unos Juegos Nacionales, creo que en Barquisimeto, donde Trujillo tenía una medalla de oro segura con el muchacho de San Isidro. Era el último en ser llamado por los jueces como candidato a la anhelada presea. Quedamos perplejos cuando fue descalificado por los jueces al cumplírsele el tiempo reglamentario para la ejecución del salto y hasta el sol de hoy Ariza desconoce lo que le ocurrió en esa oportunidad.
Con Oscar Ariza padre, hace tiempo perdimos contacto. Indagando un poco para escribir esta nota me dijeron que andaba con su esposa en Colombia. Ambos fueron de mucho apoyo para el hijo atleta. Siempre surgía pese a las precariedades de un hogar humilde pero muy trabajador la mano solidaria para el deportista.
Doña Carmen Rosa, la abuela cariñosa, debe exhibir una amplia sonrisa allá en el cielo por los éxitos de su nieto, de aquel niño que todos los días acompañado de su bendición cogía rumbo a la piscina de saltos ornamentales para darse unas “zambullidas”, que serán también una realidad en las modernas instalaciones de Tokio 2021, sede de unas olimpiadas retrasadas por la pandemia ya que debieron haberse celebrado el año pasado. Pase lo que pase en este evento universal con su sola presencia, Oscar Ariza, inscribe su nombre entre los grandes del deporte nacional en este siglo XXI y junto a Manuel Linares y Deybi Villegas, son un orgullo para la comunidad laboriosa del barrio San Isidro.
¡Viva Oscar Ariza!
¡Viva el barrio San Isidro!