Oposicionismo venezolano: titubea y hace aguas en secreta búsqueda de una salida a la crisis política

Por: Luis A. Villarreal P.

 

Factores de la Oposición venezolana (no solo partidista), siguen a tientas, cuidándose tal vez de la pandemia y  hasta del Espíritu Santo, mas no del qué dirán.  Continúan impertérritos en sus rígidas  posiciones  de indecisión e indiferencia, y no sincronizan un trabajo político por Venezuela.  No miran al enfermo, al desvalido, al desahuciado que aún les da oportunidad de seguir usufructuándolo.

Esperan demasiado del sector partidista, y no muestran que estén en la lucha que a todos concierne.  Aún viendo que el partidismo no puede solo, y es inconexo.

Élites de las Fuerzas Vivas —sin liderazgo— no saben qué hacer:  si sonreír, llorar, o seguir callando.  El nivel de autocensura,  conformismo, inconsciencia,  de  miedo, es muy  alto. Tanto, que pareciera que la vista gorda es su único acuerdo.

El cuadro partidista, es infausto;  desde el exterior  se han hecho esfuerzos para tratar de unificar la oposición representada en  los partidos ante un país que sufre en carne propia los desafueros de quienes nos tienen, cual pandemia, confinados.

Gobiernos inmiscuidos en el rescate de Venezuela, tratando de reintegrarla a la autopista democrática, no saben con quién entablar su acción porque el difuso cuadro opositor partidista libra su propia lucha de  disimulos e indecisiones, de tabúes, flacos y gordos propósitos, de viables e inviables deseos.

¿Qué pasa con el gobierno interino?  cuál es su real desempeño, en esta cruzada de impotencia nacional.

Está despilfarrando — o a lo mejor no— los recursos que maneja, provenidos de ingresos venezolanos externos o de las colaboraciones humanitarias, incluidos los auxilios a los cuadros parlamentarios  en mengua;  o simplemente desaprovecha y malversa esta prórroga que el pueblo demócrata,   y otros países —con explicación supra legem—   le siguen dando;  para «enfrentar o desconocer» la presidencia que el oficialismo a sí mismo se ha dado;   con intento de  legitimación de quienes convalidaron el  proceso eleccionario que la hizo posible, mas no reconocible ante el mundo.

¿Hasta cuándo ha de soportarse el desgaste de la autoridad interina?

Hace tiempo debió acordarse la representación opositora en un equipo transicional más representativo y enérgico —no exclusivamente partidista—, en el que desempeñen responsabilidades quienes vienen cuidando —criticando hacia adentro—  su posibilidad presidencial.

¿Quién acciona actividades en el exterior?  ante los organismos multilaterales  responsabilizados de la aplicación de tratados y normas para que haya justicia frente al problema humanitario, a la ilegalidad estatal, a la situación de inestabilidad y sus consecuencias regionales.

Esta sería una necesaria e insistente pregunta periodística  a quienes realizan la política exterior del presidente (E) Guaidó:   a Julio Borges (canciller), a Tarre Briceño (embajador OEA),  a Pizarro y a otros que «hacen lobby» en la ONU.

¿Quiénes insisten ante el Departamento de Estado, ante la UE? Qué hacen quienes ocupan las embajadas estratégicas:  Vecchio,  USA; Guanipa¿?, Colombia,

¿En qué se afanan?

¿Qué pasa con el sector privado, productivo y financiero?  hacen números, planes y programas, para ajustarse a la crisis o salvarse, no para salvar a Venezuela.

¿Qué ocurre con la Vanguardia venezolana?   huyen de la carencia de oportunidades de estudio, trabajo, y de su pobreza familiar.  Distantes de sus trincheras naturales de lucha:  del aula magna, del emporio cultural, del ejercicio profesional al servicio de la nación. Desplazada…

¿Qué pasa con los grandes gremios:  profesionales y sindicales?  no se atreven a ir más allá de sus restringidos intereses.

Lo que ahora se observa  —sin saber cómo ni de qué magnitud, y sin verse los mediadores esperados en faena— es el único camino ‘secret’ del diálogo;  con férreas  exigencias y pusilánimes ofrecimientos, dependendientes estos de decisiones externas. También un  programa eleccionario estadal y municipal, que sin presidenciales no resolverán nada.

¿Qué pasa con los que pueden hacer algo, y no dan un paso al frente?

 

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