Viena, 25 jun (EFE).- La ONU reveló un aumento preocupante de la producción y el consumo de drogas en el mundo, al tiempo que denunció que las desigualdades agravan el efecto dañino de las adicciones a escala global.
El Informe Mundial sobre Drogas 2023, difundido este domingo en Viena, destaca que los consumidores de estupefacientes aumentaron un 23 % en la última década, hasta los 296 millones, lo que supone el 5,8% de la población global de entre 15 y 64 años.
Las muertes relacionadas con las drogas también crecieron un 17,5 % entre 2009 y 2019, hasta alrededor de 500.000. La hepatitis C y las sobredosis fueron las principales causas de fallecimiento. Los opioides, como la heroína y el fentanilo, son el tipo de droga más letal.
El cannabis sigue siendo la droga más popular, con unos 219 millones de consumidores, seguida de los opioides, las anfetaminas, la cocaína y los estimulantes del tipo «éxtasis».
La producción de cocaína alcanzó un récord histórico en 2021 y la demanda también está en su punto más alto, lo que hace temer que esta droga se expande fuera de sus mercados tradicionales de América del Norte y Europa.
DROGAS SINTÉTICAS
Además, las drogas sintéticas pasan por un momento de auge sin precedentes debido a que ofrecen un método de producción más barato y rápido al no depender de cosechas, como la hoja de coca o la amapola, ni de limitaciones geográficas.
«Las drogas sintéticas se pueden producir en cualquier sitio y en cualquier momento», resumió a la prensa Angela Me, la investigadora que coordinó el informe, sobre las ventajas de estas sustancias para los grupos criminales.
El informe menciona la «epidemia de sobredosis» en los Estados Unidos, con 80.000 muertes por opioides en 2021, un 60 % más que en 2019. La mayoría de estas muertes se deben a opioides sintéticos, principalmente el fentanilo, 100 veces más potente que la morfina.
Además, el informe destaca el problema emergente de la «epidemia de opioides» causada en África por el tramadol -un tipo de analgésico- y que cuenta con escasa atención por parte de los medios de comunicación.
SALUD MENTAL Y CONSUMO
La ONU explica el aumento de los consumidores, en parte, por la expansión de la población mundial, pero también debido a la creciente «agilidad» de los grupos criminales en la fabricación de estupefacientes y a las nuevas formas de comercialización en internet.
Otro factor importante detrás del aumento del consumo son los «problemas de salud mental», especialmente tras las situaciones de ansiedad causadas por la pandemia, según relató Angela Me.
Pese al aumento de los casos más graves de trastorno por drogas en todo el mundo, solo uno de cada cinco personas en esa situación recibe algún tipo de tratamiento.
«El número de personas que padecen trastornos por consumo de drogas se ha disparado hasta los 39,5 millones, lo que supone un aumento del 45 % en 10 años», destaca el informe.
La ONU recuerda que existe una relación entre enfermedad mental y consumo de drogas y que muchas personas recurren a sustancias en el mercado ilegal para automedicarse.
«Mucha gente que consume drogas lo hace como automedicación, no es sólo para colocarse», explicó Chloe Carpentier, una investigadora de la ONU, para romper con la idea de que el uso de estupefacientes es sólo para fines recreativos.
Por ello, el informe pide a los Estados que prioricen la salud pública, la prevención y el acceso a los servicios de tratamiento para responder a la situación.
DESIGUALDADES
Las desigualdades económicas y de género contribuyen también a aumentar el efecto dañino de las drogas, con los países pobres, las mujeres y los jóvenes como los principales perdedores respecto al acceso al uso médico de sustancias o a los tratamientos contra la adicción.
En los países desarrollados, por ejemplo, la disponibilidad de opioides para el tratamiento del dolor es cuarenta veces mayor que en los países con rentas medias o bajas.
Así, el 86 % de la población mundial vive en países sin un acceso adecuado a ese tipo de medicamentos para cuidados paliativos o reducción del dolor.
«Las desigualdades sociales y económicas siguen impulsando y siendo impulsadas por el fenómeno de las drogas, amenazando la salud pública y los derechos humanos», concluye el informe.
Cuanto mayor es el nivel socioeconómico más alta es la propensión a comenzar a usar drogas, según el documento, pero son los grupos socioeconómicos más bajos «los que pagan el precio más alto, ya que tienen más probabilidades de sufrir trastornos» y carecer de tratamiento