Tignes (Francia), 4 jul (EFE).- En una jornada alpina dantesca marcada por la lluvia y el frío, el australiano Ben O’Connor (Ag2r Citroên) se convirtió en el héroe de Tignes alzando los brazos en solitario, mientras que el esloveno Tadej Pogacar (UAE Emirates) asestó otro golpe de medio minuto sobre sus rivales directos, reforzando más su maillot amarillo.
Héroes fueron todos los ciclistas del Tour en jornada semejante, pero O’Connor fue el mejor de la numerosa escapada del día y firmó una proeza en solitario para anotarse la victoria en la novena etapa entre Cluses y Tignes, de 144.9 kms, jornada reina de los Alpes, donde Pogacar decidió meter medio minuto a un grupo de rivales que deben pensar en disputarse la segunda plaza.
O’Connor (Perth, 25 años), debutante en el Tour, se colocó además segundo en la general. Su subida a Tignes en solitario fue antológica, inalcanzable para la marabunta de la escapada inicial. Alzó los brazos con un tiempo de 4h.26.43. Segundo entró el italiano Mattia Cattaneo (Deceuninck), a 5.07 minutos, y tercero su compatriota Sonny Colbrelli (Bahrain).
Mientras O’Connor, ganador de una etapa de montaña en Madonna de Campiglio en el Giro 2020, celebraba su primera fiesta en el Tour, por detrás volaba hacia la cima situada a 2.000 metros de altura el esloveno Pogacar. Arrancó cuando quiso, a 4 kms de meta, soltó a todos y le metió medio minuto de propina.
En ese grupo damnificado cruzaban la meta resignados los Carapaz, Enric Mas, Joas Vingegaard, Rigoberto Urán y Wilco Kelderman. Todos ellos alejados a más de 5 minutos. Se abre la batalla por los puestos secundarios del podio. La primera plaza, se admite, tiene dueño. El mismo de 2021.
QUINTANA SE PONE LÍDER DE LA MONTAÑA
La etapa reina de los Alpes fue un infierno en el apartado climatológico. Frío, aguacero permanente y momentos de viento que azotaron de lo lindo al pelotón, que salió sin Roglic ni Van der Poel, el primero castigado física y mentalmente, el segundo tan contento con haber sido 6 días líder y ganador de una etapa, con la mente en los Juegos Olímpicos.
Ya en el primer puerto se desguazó el pelotón con múltiples ataques. Subiendo la Cota de Domancy (2a) se formó una escapada numerosa, con Poels por la defensa del maillot faralaes, Woods por quitárselo, objetivo que logró de manera momentánea hasta que apareció Nairo Quintana.
El colombiano, sin opciones en la general y picado en su orgullo, sacó el hacha de guerra desde el inicio. Se peleó con Poels en el Col de Saisies, donde solo quedaban 5 unidades en cabeza, incluido su compatriota Higuita, además de Woods, Ben O’Connor y Lucas Hamilton. Luego fue protagonista rompiendo la fuga en el Col du Pré, el primer puerto de categoría especial en la presente edición.
El diluvio no amilanó a Quintana en la escalada a Pré. Atacó a 3 kilómetros de la cima, coronó en solitario y se puso de líder de la montaña. Nuevo objetivo para el ganador de la Vuelta 2016 y Giro 2014. Tras recolectar 20 puntos fue alcanzado por Higuita y O’Connor, líder virtual del Tour, pues Pogacar y su tropa coronó a 8 minutos.
O’CONNOR HÉROE DE LA ETAPA, POGACAR DA OTRA LECCIÓN
La ruta se convirtió en un vestuario. Todo el mundo cambiándose el maillot, los guantes, buscando otro chubasquero. Una ducha constante. Los habituales colores llamativos de los equipos se convirtieron en negro generalizado.
Algunos ya se habían retirado muchos antes de afrontar el Cormet de Roselend (2a), otros, como «Supermán» López, Richie Porte ó Van Aert sufrían perdidos entre el rosario de ciclistas que gestionaban a su manera esta épica etapa.
Quintana se hizo más líder de la montaña al conquistar la cima del Roselend, pero restaba confirmar sensaciones en el descenso y en el último puerto, camino de la cima en Tignes. Junto a Higuita se formó un dúo colombiano aspirante a la etapa, aunque la visita de O’Connor en el descenso trastocó los planes
Los tres se juntaron antes de afrontar la subida de 21 kms a Tignes, un ascenso al 5,6 por ciento, no demasiado traumático, pero largo e incómodo, sobre todo por el aguacero.
No tardó en tantear el ciclista «aussie». Arrancó con fuerza a 17 de meta. Higuita y Quintana ni intentaron seguirle. Desfondados. Era el inicio de una batalla contra los elementos, frente al chaparrón, contra los perseguidores y pendiente del vendaval que pudiera provocar Pogacar.
Aguantó solo O’Connor, el ciclista que llegó a Europa con 22 años «porque en Perth solo hay colinas muy bajitas», buscando oportunidades para demostrar sus aptitudes como escalador. En el viejo continente aprendió a subir «puertos de verdad», y en Tignes demostró que aprendió muy bien.
O’Connor disfrutará este martes de la jornada de descanso con el dulce recuerdo de su estreno en el Tour, y Pogacar dormirá sobre un colchón de tiempo que le convierte, tan lejos de París, como dueño y señor del maillot amarillo.
Carlos de Torres