Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)
En la ‘PRIMERA PARTE’ vimos concepciones de autores que solamente valoraban el ocio creativo intelectual pero despreciaban todo tipo de trabajo manual.
Pero resulta muy obvio que esas apreciaciones de esos autores, reflejan las sociedades esclavistas de la antigua Grecia y Roma.
Más recientemente diversos autores han incitado a pensar en el papel histórico que ha jugado el trabajo manual de todo tipo.
Por ejemplo, el gran dramaturgo alemán Bertolt Brecht (1898-1956) en su famoso poema: ‘Preguntas de un trabajador que lee’, publicado en 1935, expresa muy bien cómo en la historia se ha subestimado el papel que ha jugado el pueblo humilde trabajador y dice: “¿Quién construyó Tebas, la de las siete Puertas? En los libros aparecen los nombres de los reyes. ¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra? Y Babilonia, destruida tantas veces, ¿quién la volvió siempre a construir? ¿En qué casas de la dorada Lima vivían los constructores? ¿A dónde fueron los albañiles la noche en que fue terminada la Muralla China? La gran Roma está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió? ¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? ¿Es que Bizancio, la tan cantada, sólo tenía palacios para sus habitantes? Hasta en la legendaria Atlántida, la noche en que el mar se la tragaba, los que se hundían, gritaban llamando a sus esclavos. El joven Alejandro conquistó la India. ¿Él solo? César derrotó a los galos. ¿No llevaba siquiera cocinero? Felipe de España lloró cuando su flota Fue hundida. ¿No lloró nadie más? Federico II venció en la Guerra de los Siete Años ¿Quién venció además de él? Cada página una victoria. ¿Quién cocinó el banquete de la victoria? Cada diez años un gran hombre. ¿Quién pagó los gastos? Tantas historias. Tantas preguntas” (1).
En realidad, la historia ha sido contradictoria y paradójica, porque evidencia que cada avance se logró a costa de un gran sacrificio de muchos humanos.
Uno de los autores que mejor lo ha expresado ha sido el autor alemán Friedrich Engels (1820-1895) en su obra titulada: ‘Anti-Duhring’ (1877-1878), cuando dice: “Sin esclavitud, no hubiera habido estado griego, ni arte griego ni ciencia griega; sin esclavitud no hubiera habido ningún imperio romano. Pero sin las bases que dejó la cultura griega, y el imperio romano, tampoco habría una Europa moderna” (Capítulo IV titulado: ‘La teoría de la violencia. Conclusión’).
En la sociedad actual, tanto el trabajo intelectual como el trabajo manual, o el comercio de todo tipo, siempre que se ejerza sin especular, son actividades igualmente honorables y necesarias.
Por otra parte, ahora en todo el mundo la cultura clásica universal está en decadencia debido a múltiples factores, Vivimos la civilización del ‘entretenimiento’ y la ‘diversión’. Ahora la juventud prefiere dedicar su tiempo a ‘chattear’ por teléfono móvil celular o dedicarse a videojuegos por internet, pero nunca tienen ni el más mínimo interés en conocer las obras clásicas imperecederas de la humanidad.
No obstante, en varios artículos anteriores hemos visto la gran importancia que autores como Simón Bolívar (1783-1830), Simón Rodríguez (1771-1854), José Martí (1853-1895) y muchos otros concedían a la ilustración cultural de los ciudadanos. También podemos recordar a Karl Marx (1818-1883). El 30 de marzo de 1846 se reunió en Bruselas el ‘Comité de Bruselas’ y entre los asistentes estaba Wilhem Weitling (1808-1871) que era un sastre autodidacta. En sus intervenciones Weitling subestimaba la necesidad de educar a las masas con la teoría y Marx perdió la paciencia y exclamó indignado: “¡La ignorancia no sirvió nunca a nadie para nada!”.
También hay que decir que en muchas partes del mundo, los jóvenes se ven obligados a trabajar para la subsistencia propia y de la familia…Y entonces: ¿Cuándo tienen tiempo para ilustrarse sobre la herencia que nos ha legado la cultura universal?…En fin, una de las cosas más graves en todo el mundo actual es la carencia de interés por la cultura universal l!!!!
NOTAS: (1) ‘Quotations from a worker who reads’ (1935). Pag. 252 en ‘The Svendborg Poems’ (1939). Translated by Michael Hamburger in ‘Poems 1913-1956’.