Con gran devoción se efectuó el Vía Crucis de la ciudad de San Cristóbal, este martes 16 de abril, desde el Santuario el Perpetuo Socorro hasta la Casa de Oración Virgen María de Jerusalén, en Las Lomas, donde el Obispo Mario Moronta celebró la Eucaristía.
Durante las estaciones del Vía Crucis la meditación fue realizada con una meditación preparada por el Obispo, dedicando las oraciones y reflexiones a la actual situación que vive Venezuela, entre los temas: la violencia, el narcotráfico, la corrupción, la migración.
“El Vía Crucis nos ayudarán enormemente a responder a muchas interrogantes, o a superar angustias y a seguir subiendo a la cima de la pascua, reafirmando que somos discípulos y testigos del resucitado”, indicó el Obispo.
En la primera estación “Jesús es condenado a muerte”, el Prelado señaló que “día a día se sigue condenando a Jesús: cuando se maltrata a la gente, cuando se impide que los enfermos tengan lo necesario para su salud, cuando los hijos les son robados a sus madres para llevarlos a la violencia, a la droga y a la prostitución”.
En la meditación de la sexta estación: “Jesús se encuentra con su Madre”, recordó la angustia de las madres venezolanas por la migración de sus hijos: “ven partir a sus hijos y nietos hacia otros países en busca de mejores condiciones de vida: es en el corazón que guarda tantos recuerdos donde se siguen dando las miradas llenas de la ilusión de volverse a encontrar”.
En la décima estación, cuando “Jesús es despojado de sus vestiduras”, el Obispo denuncia que en el país existe un “sistema deshumanizante que quiere borrar todo tipo de inteligencia en los ciudadanos, que desvaloriza a la persona humana, lo que hace es despojar de la vestidura de su dignidad a tanta gente”.
Así mismo en la décimo cuarta estación: “Jesús es sepultado”, recuerda la tragedia de “quienes están enterrados en vida en cárceles, incluso alguna de ellas mal denominada ‘La Tumba´… No es justo en un país donde se proclama una Constitución que defiende la vida como el principal derecho”.
Al final del Vía Crucis el Obispo presidió la Eucaristía, orando para que “para que en nuestra nación florezcan los frutos de la redención y todos podamos experimentar la fuerza liberadora del Resucitado”.