El obispo de San Cristóbal, monseñor Mario Moronta, hizo pública carta a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb), a continuación el texto íntegro:
A mis hermanos venezolanos miembros de las Fuerzas Armadas Bolivarianas de Venezuela:
Los saludo con el afecto que puede tener un venezolano hacia otro conciudadano. Además con la caridad de Cristo, presente desde el bautismo en nuestros corazones.
Vivimos momentos bien duros. Nuestro pueblo al cual Ustedes y Yo pertenecemos está pasando hambre, desolación, abandono e indefensión. Ustedes lo saben pues muchos de sus familiares se lo habrán dado a conocer.
Ustedes han prestado el juramento de defender a la patria y a sus instituciones. Pero ese juramento no significa que deben estar servilmente a la defensa de una parcialidad política. Es cierto que deben mantener y sostener el orden. Pero, al hacerlo han de respetar las leyes y el ordenamiento jurídico de la nación.
Dicho juramento apunta a defender la dignidad, el protagonismo y los derechos de todos los ciudadanos del pueblo venezolano. Cumplan con sus obligaciones, pero sin olvidar que son miembros del pueblo al cual sirven. Nunca olviden esto. Por eso, les pido en el nombre del mismo Dios en el que la inmensa mayoría de ustedes creen que nunca levanten ni la voz ni las armas en contra de sus hermanos.
Corremos muchos peligros. Más que cuidar intereses particulares de unos, o los propios personales, más que permitir el contrabando en nuestra región, más que reprimir violentamente, sean constructores de la paz, como bien nos lo enseña el Señor Jesús.
No se olviden de donde vienen: de sus hogares, de sus familias, de sus vecinos y compañeros, de sus amigos. ¿Cómo quedaría la conciencia de ustedes si le dispararan al pueblo, cuándo lo atropellan con el abuso de autoridad? Acá podrán creerse superiores… pero un día deberán presentarse ante el juicio de Dios y allí estarán desnudos con su conciencia y ante un Dios que todo lo sabe y conoce.
Hoy hay que escuchar la voz del pueblo que, sencillamente, está clamando por que se le escuche, porque sea atendido, porque sea dignificado.
Es cierto el juramento de fidelidad a la constitución, de reconocimiento de sus autoridades… pero ese juramento también y sobre todo va dirigido a su pueblo. No dejen de sentirse pueblo, no dejen de acompañarlo, no dejen de protegerlo…
Para eso hicieron de verdad el juramento como militares, policías, autoridades. Actúen en el nombre de Dios. En ese mismo nombre acompañen a su pueblo que quiere, repetimos, ser escuchado y que necesita una ayuda humanitaria que también les favorecerá a ustedes mismos con sus familias y cercanos.
En el nombre del Señor.
Mario Moronta R., Obispo de San Cristóbal.