Nuestras multisápidas | Por: Isaías Márquez

 

Transcurría el quinquenio de gobierno (1959-1964) del presidente Rómulo Betancourt, ante una nación desestabilizada desde los sucesos del 5/3/1960, cuando el general Castro León intentó sitiar a San Cristóbal y otros alzamientos producto de insurrecciones castrocomunistas a cargo de  las FALN, tales como: El Barcelonazo, El Carupanazo, (sublevaciones antiimperialistas), combinadas con actividades de las guerrillas urbanas y rurales, que “luchaban” por una Venezuela libre de transnacionales en pro de un reparto más equitativo y pertinente de la renta, ya que el país había entrado en una contracción, posterior a la caída del general Pérez Jiménez, por baja del precio del petróleo, que llegó a tasarse hasta en unos USD 1,94 y la desocupación que se había generado posterior al plan de emergencia, déficit fiscal, control cambiario sobre el dólar e inflación muy leve de apenas un dos por ciento, lo cual nos ofrecía una crisis socioeconómica; se pensó que pondría en vilo las festividades decembrinas 1961 y fue cuando el entonces presidente Betancourt con su elocuencia proverbial, hizo referencia a nuestras multisápidas, quizá por la mezcla de ingredientes de diversos orígenes: maíz americano, aceitunas, alcaparras y pasas del mediterráneo europeo más carnes de aves o cerdo, arrollados en hojas de plátano o topocho.

Pero, no existe algo más vernáculo y propio que una hallaca de cualquier región del país.

A los venezolanos podrán vaciarnos los bolsillos; estaremos en momentos agrios por crisis políticas. Querrán chantajearnos. Pero, nos  reuniremos en familia para hechura de nuestras hallacas; quizá más pequeñas.

No obstante, somos tercos y las degustamos con el dulce de lechosa, bebidas, pan de jamón y en compañía de algunos allegados.

Isaimar@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

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