Nuestra Óptica/ No hay conflicto armado sino crisis humanitaria

Gerónimo Figueroa Figuera

 

En los últimos días hemos visto por las redes sociales comentarios y artículos de opinión en los medios impresos y páginas web, resaltando al gobierno socialista de Noruega como un país que cuenta con los “mejores” expertos en materia de resolución y conflictos, y apoyando abiertamente que se debe reanudar el diálogo entre los representantes del régimen de Nicolás Maduro y los de Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, con el fin de buscar una salida a lo que los opinadores y algunos miembros de la Comunidad Internacional consideran un conflicto en Venezuela que se debe resolver.
Esa opinión sobre la “especialidad” en la resolución de conflictos del gobierno socialista de Noruega también la hemos visto y escuchado de algunos políticos que se la pasan todo el día haciendo gárgaras con la palabra dialogo, y cuando van a los programas de televisión con solapas y corbatas planchaditas, cuando hablan con los periodistas están pendientes de cruzar las piernas para presentar los calzados que llevan puestos para que las cámaras enfoquen lo bien lustrados que están. Por la presentación personal y la forma de decir las cosas, se les puede ver que en sus casas las neveras están full de comidas y bebidas.
Algunos diplomáticos europeos y latinoamericanos hablan de la necesidad de dialogar para lograr la paz, como si en Venezuela existiera un conflicto armado donde nos estuviéramos matándonos unos contra otros, y eso no es verdad. En Venezuela lo que hay es la crisis humanitaria más grande que haya conocido el mundo durante toda su historia, generada por un régimen cuyos integrantes saquearon las finanzas públicas del país más rico de Latinoamérica hasta convertirlo en el más pobre donde los niños mueren por desnutrición y falta de medicinas, miles comen de la basura y más de cuatro millones han huido para sobrevivir en otros países.
En Venezuela no hay ningún conflicto como lo quieren hacer creer algunos come flores que todos los días hacen gárgaras con la palabra diálogo en nombre de la paz. Lo que hay es un régimen autoritario y dictatorial que no acepta las críticas y cuando hay protestas pacíficas son reprimidas salvajemente produciendo miles de heridos, centenares presos y asesinatos que nunca son investigados por las autoridades judiciales porque estas forman parte de la complicidad. En Venezuela lo que hay es una inseguridad amparada por el régimen que en los últimos 20 años se ha llevado en los cachos más de 400 mil vidas, especialmente de jóvenes para robarle los zapatos.
En nuestra columna anterior dijimos que Noruega en materia de dialogo no es imparcial, y esa vaina es verdad. Ese gobierno socialista además de no reconocer la legitimidad de la Asamblea Nacional que preside Juan Guaidó, la compañía petrolera Equinor de esa nación está asociada a Pdvsa en un proyecto llamado Petrocedeño donde tiene el 51% de participación en petróleo y gas. Igualmente a su vez, Equinor está asociada a la petrolera rusa Rosneft que tiene inmensos intereses en Venezuela. Por lo tanto, el gobierno socialista de Noruega, no solo tiene afinidad ideológica con Maduro, sino que, por los intereses económicos en Venezuela, siempre hará todo lo posible para que siga la usurpación.
En Venezuela lo que hay es una gran estampida de venezolanos hacia otros países para no morir de hambre, que según Acnur de la ONU, son más de cuatro millones los que forman la diáspora venezolana regada por todo el mundo.

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