… Y me fui vestida con el plumaje de las aves.
Ligera de equipaje.
Y mi viaje no tiene retorno.
Y me fui para abrazar las inmensidades de la libertad…
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Tú vas en la sombra de los pájaros.
Nosotros te encontraremos en los cantos más melodiosos y sublimes.
En el sector del Carmen o Barrio del Carmen como también se le conoce, que es un parte de Calle Arriba de la ciudad de Trujillo. Justamente existe una plaza, que se le conoce como “la placita El Carmen”. Donde se encuentra el busto de Sancho Briceño y en la pared del fondo la imagen de la Virgen del Carmen. Justamente en ese lugar es el encuentro o punto de intercepción de las avenidas, Independencia y Bolívar, que llegan, se unen, bajando hasta llegar al sector La Candelaria.
En muchas ocasiones, la neblina se dejar venir lentamente, para impregnarse, en la urbanización Carmona, El Calvario, la Calle Arriba y la Plaza Sucre. Llega con unos aires de fábulas, que su origen se produce en la enigmática “Peña de la Virgen”. Toda una expresión de imaginario colectivo, que ha transitado en el tiempo, formando con ello un mundo dialéctico temporal, que ha pervivido a través de la oralidad.
Un mundo de ficción, de fantasía y por supuesto de literatura, Aristóteles en “la Poética” definió que la literatura, pues es la imitación de la naturaleza. Fuente primaria para las crónicas y la micro historia, en donde escritores como Joaquín Delgado, Gilberto Quevedo Segnini, Segundo Barroeta y hoy don Alí Medina Machado se han encontrado con ese fabular y que nuestra novela costumbrista Mana Juana de Joaquín Delgado lo reseña muy bien.
Corrían los primeros años de los noventa en el ambulatorio Estanislao Núñez Carrillo, esperamos la designación del nuevo médico, el personal de la institución como los representantes del Comité de Salud. Queríamos saber quién sustituiría al doctor Luis Araujo Vento (hijo). La noticia fue grata, nombraban a la doctora Norca Sarmiento, una profesional de la medicina oriunda de la parroquia Chiquinquirá, justamente de la Plaza Sucre. De una familia emblemática Pacheco Sarmiento.
En la cuadricula de la Plaza Sucre, albergan la iglesia Chiquinquirá, antigua ermita, de la misma advocación, aquí se fundó el primer hospital de Trujillo, que sobrepasa los cuatrocientos años. El Grupo Escolar Estado Carabobo, una obra del presidente Isaías Medina Angarita, la casa donde vivió el sabio Rafael María Urrecheaga de La Torre.
Norca sobre todas las cosas fue una persona de una vocación humanista cristiana, en donde reflejaba su formación académica, primero que nada a la persona, con sentimiento de respeto e igualdad. Porque consciente estaba que somos imagen y semejanza de Dios como lo predica el Génesis (1, 26). Lo demostraba con la atención a los más humildes de todos esos sectores aledaños que iban a tratarse en el ambulatorio como en el dispensario de Must Abás.
Siempre tuvo una mirada de atención a la labor humana del doctor José Gregorio Hernández, hacia sus pacientes. Constantemente revisaba información que reseñaba la obra del beato, del buen trato del médico con sus pacientes. En su casa instaló un consultorio que atendía a todo el que lo necesitara. Siempre que esa vocación de sensibilidad, que caracteriza a los seres que requerían de su atención y sobre todo, cuando estaban convalecientes, constantemente tenía presente el valor del alma y espíritu. Precisamente dos factores que tomaba mucha consideración el Dr. Hernández, afirmado por él mismo en su libro “Elementos de Filosofía”, no, sé si Norca llegó a leer este texto, ya que su atención estaba orientada a esta conducta.
En su ejercicio profesional fue muy exigente, precisa y profunda así lo demostró en el tiempo que estuvo dirigiendo el ambulatorio Núñez Carrillo. Respetada y querida por la gente que tenía la fortuna de tratarla. En este dispensario recordamos a la Dra. Ana Dolores Urdaneta, odontólogo, Carmen Frailán, La negra Carmen Díaz, Carmen Riera, Isabel Martínez, Nancy de Fajardo, la señora Aura Escalona, que fueron parte de la comunidad del sector La Placita del Carmen, la tierra de don Laudelino Mejías.
Norca siempre vivió en su casa de la avenida Independencia sector Plaza Sucre, que durante mucho tiempo sirvió como una residencia estudiantil, la famosa residencia de Carmelina su mamá y de José María Pacheco, su papá. Hasta el día domingo 23 de febrero que partió al encuentro con Dios. Justamente dos días antes de la firma del decreto de la canonización por parte del Papa Francisco de su admirado y venerado José Gregorio Hernández. Se fue “ligera de equipaje”.