Francisco Graterol Vargas
Parece que fue ayer cuando conocimos a aquella jovencita recién llegada de “Cerro Arriba” como se denominaba anteriormente a Punto Fijo, estado Falcón. Es desde 1925 cuando es bautizada como Punto Fijo. De ahí venía Nohelia Rosa Ortiz Ramones, quien posteriormente sería la esposa de Gilberto Ascanio, compañero reportero gráfico con quien compartí muchos años en la cobertura deportiva, especialmente competencias ciclísticas.
Cuenta la historia extraída de Wikipedia que un trabajador de la Standar Oil llamado Rafael González Estaba, oriundo de Margarita, fue apodado «Rafael Punto Fijo» por un pulpero del caserío El Tropezón llamado Pompilio Brett, que enterado de las prolongadas ausencias de Rafael de su pulpería a la cual era asiduo por encontrarse éste enamorado de una joven que vivía en una fonda de Cerro Arriba propiedad de Pedro Yagua (hoy aún existe, ubicada en la calle Páez y conocida popularmente como la primera casa de Punto Fijo), expresó que ya Rafael no era «El margariteño» sino que ahora era «Rafael Punto Fijo». Es entonces cuando dicha fonda se hace referencia como «Punto Fijo» cuando las personas iban o venían de sus zonas aledañas.
El estado Falcón se bautizó con ese nombre en honor a Juan Crisóstomo Falcón, líder de la Guerra Federal. Su capital es Coro. Con los falconianos hemos tenido buenas amistades. Sin embargo, ninguna como la de aquella muchacha llena de ilusiones y con ganas de abrirse una carrera como comunicadora social que nos fue presentando Guillermo Montilla, y la cual comenzó a trabajar con nosotros el 17 de septiembre de 1980 hasta el 31 de enero de 1981. El entonces Instituto Universitario de Tecnología del Estado Trujillo, luego Universidad Universidad Politécnica Territorial del Estado Trujillo “Mario Briceño Iragorry” fue su nueva casa donde se inició como periodista y después pasó a ser docente hasta su jubilación 27 largos años. El ingeniero José David Silva, director de esta casa de estudios, la cual visitaba constantemente como su fuente, le ofreció el cargo el cual terminó aceptando para poner fin a su corta estadía entre nosotros en DLA.
También fue la primera mujer periodista en el IUTET, primero como jefe de relaciones públicas y al tiempo se fue inclinando por la parte docente por lo cual tuvo que cumplir en la Universidad Experimental Libertador una especialización donde cultivó las herramientas académicas pedagógicas para profesionales que no eran formados en el área, terminando posteriormente sus estudios de postgrado en la Rafael María Baralt.
El IUTET tuvo su génesis en los anexos al lado del Ateneo de Valera, luego pasó a la calle Buenos Aires en la Avenida Caracas siguiendo en la sede de San Luis y en La Beatriz.
La esposa de Gilberto Ascanio se fue hasta El Dividive donde tuvo responsabilidad como docente a tiempo completo. El cargo de periodista lo asume la licenciada Belkys Torres Milagros Pacheco.
NOHELIA SE SENTIA COMO UNA VERDADERA REINA
De su presencia en DLA nos dice Nohelia “Yo no me puedo quejar, me sentía una reina, todos me trataron muy bien por ser la primera mujer periodista”. Es verdad, una redacción acostumbrada a puros hombres, ahora teníamos aquella frescura que nos endulzaba las mañanas con su presencia a la hora de recibir las pautas de Guillermo Montilla. Recuerdo a J.J. Peña Peña, Julio “El Chino” Urdaneta, Ramón Rivas Sáez, Alfonzo Toledo, y quien escribe, éramos los periodistas de esa época, pero, el que se sacó “la lotería” resultó el oriundo de Colombia, reportero gráfico, Gilberto Ascanio, quien flechó como tal Cupido a la jovencita falconiana.
Después se casaron y hasta el sol de hoy tienen un bonito hogar con dos hijos y varios nietos en la urbanización San Rafael donde residen. La unión matrimonial fue el 10 de noviembre de 1980 en la prefectura “Mercedes Díaz” teniendo como testigos a Ramón José Camacaro, colega periodista y a su esposa Elisa. Además eran vecinos en San Rafael. El prefecto accidental Alberto Ruiz presidió la ceremonia ante la ausencia del titular Douglas Vielma. No hubo invitación para nadie. Tarjeta roja. Queridos amigos. Nos deben el brindis.
Todavía, a estas alturas, con las huellas que deja el pasar de los años, Nohelia, rememora ese instante de su vida “Me asignaron a Gilberto para cubrir las fuentes, entre ellas una columna “Voces de la Gente” donde la comunidad expresaba su opinión, la fuente política en Acción Democrática donde Eberto Arandia era el Secretario General, el Tecnológico y en redacción los fines de semana cuando estaba de guardia.
“Jajá en el Diario de Los Andes no sabían que estábamos juntos y nos descubrieron porque daban un bono para los que se casaran. Hablamos con la administradora, Miriam de Ruiz, ahora, lo que yo no sé, jajá es si Gilberto cobró el suyo y no me dijo nada”.
De la unión conyugal procrearon a Gilberto Antonio, el mayor, domiciliado en Bucaramanga, desde hace cinco años, sus hijos, Grisbelly Gabriela, la mayor y Genderson Enrique, jugador del Trujillanos Fútbol Club y Gisneilly Alejandra, quien heredó el arte de su abuelo ya que de ella son las fotos que ilustran esta crónica y José Gabriel, quien está en Atlanta, desde hace tres años con dos varones, Ángel Eduardo y Ángel Gabriel.
LOS ORTIZ RAMONES, UNA BONITA FAMILIA
Nohelia hizo sus estudios universitarios en la Universidad del Zulia donde obtuvo el título de licenciada en Comunicación Social, mención audiovisual. Las pasantías fueron en Radio Caracas T.V corresponsalía de Maracaibo y cumplió con la tesis en la corresponsalía de El Nacional en Coro. Al no conseguir trabajo fijo fue que se vino a Valera donde “El Chino” Urdaneta la puso en contacto con el muchachote de Motatán, Guillermo Montilla, quien luego de una conversa la contrató como ya lo reseñamos antes.
Nohelia cumplió la educación primaria en el grupo escolar “Delta Amacuro”, el bachillerato, primero a tercer año en el liceo “Mariano de Talavera” el 4to y 5to año, diversificado en la Escuela Técnica Industrial obteniendo el título de Bachiller en Humanidades de su natal Punto Fijo.
Es hija de Antonio José Ortiz, enfermero, falleció a los 56 años, natural de Coro y Leocadia Ramones Revilla murió a los 94, costurera, quien desde niña vestía a las muñecas de trapo de la época, confeccionaba trajes de alta variedad, vestidos de lujo para novias, vestuario para todo tipo de ocasiones, nació en Araure, península de Paraguaná. Sus padres vivieron en Punto Fijo.
Han sido siete hermanos, cuatro hembras y tres varones. Veamos. Nelly Rosario, reside en Madrid; Gustavo Antonio, falleció hace quince años, Nohelia que es la tercera; cuarto, Carlos Enrique, laboró como operador de planta en la refinería de Paraguaná, seguido de Yelitza María, sociólogo, jubilada del Ministerio de Interior y Justicia domiciliada en Houston con su hija desde hace 20 años, Zoraya y Oswaldo Rafael. Los tres varones crearon la empresa Autolavados Hermanos Ortiz de Paraguaná, la cual ya no funciona.
El encuentro con Nohelia y Gilberto luego de varios años sin vernos fue en su apartamento de San Rafael y sin que me quede nada por dentro parafraseando a Carlitos González más que un trabajo periodístico fue la cita con dos personas a las cuales, y de esto estoy seguro en DLA le han tenido alta estima y para precisar, con la historia que Nohelia Rosa Ortiz Ramones fue la primera mujer periodista en la empresa editorial liderizada por Eladio Muchacho Unda. Ella dio paso a ese buen número de damas que han brillado con luz propia en Táchira, Mérida y Trujillo y que en cualquier época, en el papel o en la era digital con clase, valentía y un excelente periodismo (20 puntos diría Luis González), han dictado cátedra en esta carrera ahora más que nunca con tanto riesgo y sobresaltos.
Un abrazo fraternal con Nohelia y Gilberto, el compartir con una taza de café con leche y un pedazo de amasijo y la atención de sus nietos Gisnelly Alejandra y Genderson Enrique sirvieron de escenario para una conversa y las gráficas de rigor. Además la experiencia de la amiga y colega facilitaron las cosas. Agradecer al licenciado Ramón Araujo, quien nos dio el aventón desde mi aposento en La Arboleda hasta el apartamento de la familia Ascanio-Ortiz.
Amigos los quiero mucho. Saludos. Abrazos.
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