NO SON LAS SANCIONES, ES LA CORRUPCIÓN | Por José Francisco Conte Capozzoly

José Francisco Conte Capozzoly*

Como venezolano no podemos estar de acuerdo con las sanciones impuestas en contra de nuestra Nación, por cuanto ello atentaría contra nuestra propia identidad y nacionalidad, sería verdaderamente antipatriótico e iríamos contra la venezolanidad; pero frente a esto debemos establecer las causas que originan estas acciones de naturaleza punitiva y que generan graves daños a nuestro país y atacarlas en forma eficiente y eficaz.

Con solo revisar las cifras aportadas por la OPEP sobre nuestra producción petrolera, se consigue que para el año 2022 las exportaciones petroleras de nuestro país se ubican en aproximadamente unos 15.379 millones de dólares, ya que el régimen no publica desde el año 2016 ninguna cifra al respecto, por lo que PDVSA, al igual que toda la Administración Pública, es manejada con total turbiedad u opacidad.

Esta cifra de exportaciones petroleras, contrastada con los 23 mil millones confesados por el propio régimen respecto de la última trama de corrupción generada en esa empresa petrolera, y que gira en torno a Tarek El Aissami, nos conduce a señalar que representa más de lo producido por las exportaciones petrolera; es decir, que lo robado en PDVSA representa mucho más de lo producido y señalado por la OPEP.

Frente a esta comparación nos preguntamos sencillamente cual ha sido verdaderamente la causa de la quiebra de PDVSA, son las sanciones o es la escandalosa corrupción que ha reinado en dicha empresa; y en consecuencia la respuesta resulta clara e indiscutible.

De igual modo, si contrastamos la gran cantidad de riquezas que han ingresado al país, desde que el chavismo se encuentra en el país, con el caos que encontramos en los todos los servicios públicos, infraestructura, gestión pública administrativa, etc., nos conduce de igual modo a interpelarnos donde se encuentran esos recursos, en que se han invertido, que beneficios nos han producido a los ciudadanos, en que hemos crecido y cuál ha sido el desarrollo del país.

Han sido muchos los casos de corrupción que han sido confesados y admitidos por los jerarcas del régimen, bastan con citar cronológicamente que en el 2013 la entonces directora del BCV, E. Betancourt, denuncio que de esa institución se habían extraviado más de 20 mil millones de dólares en el 2012, lo que no genero ninguna investigación penal, sino que produjo su inmediata destitución. En 2016 en ministro Giordani confeso que hasta ese año se habían perdido más de 300 mil millones de dólares. Otros casos de corrupción que involucran a altos jerarcas del régimen, como son Odebrecht, Panamá Paper, Pandora, entre otra gran cantidad de hechos de corrupción, no han generado ninguna investigación al respecto, mientras que en los países donde hubo vinculación se abrieron investigaciones, detenciones, sanciones, renuncias y sentenciados penalmente.

Representantes del régimen piden y reclaman el cese o eliminación de las sanciones, pero no se les escucha pedir el cese da las causas que las generan, como han sido la realización de elecciones al margen de la ley y en contra de principios democráticos, que llevaron al desconocimiento internacional, sanciones al gobierno y a algunos de sus más altos representantes, lo que se conjuga con la investigación que adelanta la Corte Penal Internacional por delitos de lesa humanidad.

Por consiguiente, es claro concluir que esta espantosa catástrofe que azota al país no es resultado de la carencia de recursos ni de las sanciones impuestas, sino producto de la más alta corrupción que hemos tenido en nuestra historia, de un modelo político e ideológico impuesto a la fuerza, del rompimiento de la estructura constitucional y democrática, del desgarre del Estado de Derecho, entre otras graves causas.

En este sentido, copiamos las palabras de Leandro Rodríguez Linárez, expresadas en interesante artículo de opinión titulado “Sanciones o Corrupción”, que expresa: “… Insistimos, estamos totalmente de acuerdo en que las sanciones deben cesar, pero para que ello ocurra lo que debe cesar son las causas que las generan, lo contrario es premiar a los responsables. Mientras el país siga sumergido en el oscurantismo rojo donde nos encontramos, ni que llueva oro los venezolanos veremos mejorar el país”.

Por lo tanto, concluimos que más que las medidas impuestas contra el país, son los altos niveles de corrupción las causas que generaron esta crisis que hoy nos aqueja.

 

José Francisco Conte Capozzoly

*Abogado y Docente Universitario

 

 

 

 

 

 

 

 

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