“No permitamos que el afán perverso del poder nos robe la paz”

 “Santa María Madre de Dios", para este mundo nuestro tan traumatizado, flagelado, fraccionado: por la violencia, por los secuestros, por la muerte violenta, por la diáspora desmedida; es preciso proponernos una tarea con carácter primordial, la de ser servidores de la paz, constructores de paz y de sana convivencia.

Los cristianos inauguramos el año con la fiesta en honor a la Santísima Virgen María.

 

Comenzó el 2020, 360 días vitales para la vida política, económica y social de todos los venezolanos sin excepción. Desde el primero de enero en adelante. Por ejemplo – en el ámbito religioso – para el sacerdote José Gregorio Escalona Valera, párroco de la Iglesia San Jacinto de Polonia del municipio Trujillo, el  1º de enero  es muy rico en acontecimientos en el contexto cultural en que nos movemos.

Celebrar el comienzo de un Nuevo Año – expresó – es como quien estrena un traje o como un niño con juguete nuevo, por todas partes se escucha el saludo de las personas llenas de gozo augurando un nuevo año. Tres palabras corren de boca en boca, sin excepción, niños, adolescentes, jóvenes y adultos:  ¡Feliz Año Nuevo! es la concentración de los mejores deseos para el mundo.

En el ambiente familiar  – puntualizó – es un día de encuentro; los hijos estrechan lazos de amor con los padres y los hermanos entre sí, se fortalece la comunión de unos con otros para mantenerse unidos en el año que empieza. Es como un nuevo comienzo en el que dejan atrás egoísmos, disgustos, desavenencias para emprender el camino agarrados de la mano, dentro del ambiente religioso de la Navidad los cristianos hacemos memoria de la Circuncisión de Jesús, de la imposición del nombre al Niño nacido en Belén, y celebramos a María Madre de Dios. Con esta fiesta en honor a la Santísima Virgen María inauguramos el año los cristianos.

Constructores de paz y de sana convivencia.

La maternidad de María respecto al Hijo de Dios  – indicó – se proyecta hacia nosotros que somos hijos de Dios y Discípulos de Jesús, en la persona de María la Madre de Jesús, la mujer recupera su dignidad dentro del pueblo de Dios. El grito de los cristianos en el concilio de Éfeso aclamando a la «Madre de Dios» (Theotokos), sigue resonando en nuestras comunidades en una de las plegarias más hermosas que el pueblo de Dios dirige a María: «Santa María Madre de Dios», para este mundo nuestro tan traumatizado, flagelado, fraccionado: por la violencia, por los secuestros, por la muerte violenta, por la diáspora desmedida; es preciso proponernos una tarea con carácter primordial, la de ser servidores de la paz, constructores de paz y de sana convivencia.

Ha de resonar en nuestros hogares, plazas, vecindarios una palabra muy hermosa: «Bendición» la liturgia nos invita a pedir la bendición a «Papá Dios», para que el año que hoy iniciamos sea feliz. El libro de los números nos ofrece una hermosa plegaria, podemos ponerla en una tarjeta de invitación, de felicitación,  en las redes sociales y enviarla a los amigos. «El Señor te bendiga y te proteja; te mire con benevolencia y te conceda la paz» (Núm. 6, 24-26).

Impera en nosotros los cristianos iniciar el año con la paz como tarea, comprometernos con ser instrumentos de Paz. S.S. Pablo VI quiso que celebremos en este día 1 de enero «La Jornada de la Paz».  Como Venezolanos, debemos buscarla ya que desde hace rato que se nos extravió,  se nos fue de viaje.

Venezuela requiere de hombres constructores de paz

Manifestó,  «Esperar la paz es una actitud humana que contiene una tensión existencial, por lo que incluso un presente a veces agotador se puede vivir y aceptar si conduce a un objetivo y si podemos estar seguros de este objetivo, si este objetivo es tan grande como para justificar el fatiga del viaje. De esta manera, la esperanza es la virtud que nos pone en el camino, nos da alas para avanzar, incluso cuando los obstáculos parecen insuperables». (S.S. Francisco).

Nuestro País quiere paz, la necesitamos, nos urge, vivimos momentos muy difíciles, pero no podemos perder la fe, la esperanza, no permitamos que el afán perverso del poder nos robe la paz, nos quite la ilusión, nos robe los sueños. Venezuela requiere de hombres constructores de paz,  hoy, ya. Tú y yo no perdamos el tiempo, sembremos la paz trabajemos con tesón, que cada quién asuma su rol, que cada cual se plante su zapato, no le dejemos al tiempo ni a las ideas vagas lo que nos corresponde, «no esperemos que llueva café en el campo», sembrémoslo y tomaremos del mejor.

Tenemos el mejor País

Ánimo Venezolano en tu patio y fuera de el, tenemos el mejor País: montañas verdes en los Andes, una llanura inmensa, un imponente lago, el rayo del Catatumbo, el Salto Ángel, el Río Orinoco, el Macizo Guayanés, Crepúsculos encendidos de la naturaleza, el Cerro del Ávila, Playas y ríos, recursos naturales únicos… Venezuela es Tuya y Mía.

Con el Espíritu de Jesús Príncipe de la Paz, busquemos la Paz, bajo la mirada de María, «Reina de la Paz». Comienza un Nuevo Año; dejemos atrás el viejo Yo, y revistámonos con el nuevo Yo. Ayer ya pasó, Mañana no ha llegado, el único día para ser feliz es hoy, no lo pierdas, Dios te ama. Sé feliz, serlo es gratis. Vivamos cada momento con pasión. Dios es Bueno…  Feliz y bendecido Año 2020.

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