Allegados los pueden ver y hablar a través de un cristal ubicado en la puerta de la instancia donde se recuperan
A una distancia de dos metros, con guantes y ropa especial, los padres y madres de ocho de los 13 liberados podrán acceder a la estancia donde se encuentran hijos, ingresados en el hospital provincial de Chiang Rai, al norte del país.
Los cinco restantes, cuatro niños y el entrenador, que fueron los últimos en salir de la caverna el martes, permanecerán al menos un día más en cuarentena para evitar el contagio de posibles enfermedades.
«Hay que mantener un protocolo de seguridad debido al débil sistema inmunológico de los menores», indicó durante una rueda de prensa uno de los médicos que evalúa al grupo.
Sus familiares los pueden ver y hablar a través de un cristal ubicado en la puerta de la instancia donde se recuperan.
«Tengo muchas ganas de abrazar a mi sobrino», dijo anoche a los medios Amporn Srivichai, tía de Ekapol Chantawong, el entrenador de los menores.
Todos se recuperan con normalidad a pesar de que han perdido unos dos kilos de peso cada uno durante los días que permanecieron en la gruta, de los cuales nueve los pasaron desaparecidos y sin comida. Los médicos dijeron que tres de los menores registran cuadros leves de neumonía y uno es tratado por un corte en la pierna derecha.
Oftalmólogos se encargan de comprobar si sufren algún problema ocular después de permanecer tanto tiempo en la oscuridad.
Los niños y su entrenador son alimentados a base de una dieta blanda de arroz y pollo, además de la ingesta de varios suplementos vitamínicos.
No obstante, los primeros cuatro rescatados, que salieron de la cueva el domingo, podrían cenar esta noche alimentos más variados.
El grupo tendrá que pasar al menos siete días en el centro médico antes de recibir el alta.
EFE