En operativo especial un equipo multidisciplinario de funcionarios se reunieron con los seis menores de edad que se encontraban de manera casi permanente pidiendo dádivas y limpiando vidrios de vehículos, en la intersección de la avenida Carabobo con Ferrero Tamayo, de San Cristóbal. Los recogieron del lugar para garantizar sus derechos y conocer la razón de su permanencia en la calle, a casi 20 kilómetros de donde señalaron, era su lugar de residencia.
La situación de estos menores venía siendo denunciada en redes sociales desde hace varias semanas, y usuarios de estas plataformas referían el supuesto traslado de los niños al lugar y que supuestamente eran recogidos al final del día, al parecer con fines de explotación, hecho que investigan las autoridades y que no se ha podido comprobar.
Sin embargo, se conoció que los seis menores venían desde San Josecito, municipio Torbes, del Táchira, ubicado a unos 30 minutos -en carro- del lugar donde se ubicaban a diario, lo que llevó a abrir investigaciones por parte de funcionarios de cuerpos de seguridad, ya que a pocos metros se encuentra instalado un servicio de Policía Nacional Comunal del municipio, quienes dieron parte a otros organismos y se practicó el abordaje de la situación.
En el operativo especial de atención a los niños se hicieron presentes, este miércoles 17, funcionarios de la Policía Municipal de San Cristóba, el lnstituto Autónomo Consejo Nacional de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Idenna), el Sistema de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Spinna), el Consejo Estadal de Derecho de Niños, Niñas y Adolescentes (Cednna) y la fiscal 13 Karina Hernández.
En la reunión que se realizó con los niños en el lugar, ellos manifestaron vivir en San Josecito, por lo que se realizó el trasladado hasta ese municipio y fueron entregados a sus padres, pero uno de los menores señaló que no tenía lugar de residencia, ni padres y que vivía en la calle, él niño fue llevado a una casa de abrigo en el municipio Torbes, según se pudo conocer.
Cada día son más los cuadros de niños abandonados a su suerte en Venezuela, otros salen a trabajar o a pedir debido a la pobreza en sus hogares, pero al margen de esta triste realidad también ocurre explotación laboral hacia algunos menores, aprovechándose de su vulnerabilidad e inocencia.