El niño que no atiende Por Nelson Santini Calderón

 

 

Quienes hemos trabajado en asesoramiento psicoeducativo a menudo nos encontramos con reportes de la maestra, escritos en estos términos: Se trata de un niño muy inquieto, en su asiento se mueve mucho, se para cada momento y corretea constantemente por el salón, sale sin permiso e interrumpe la clase, se distrae y no sigue las explicaciones de la maestra, no termina las tareas, es muy desordenado, molesta y fastidia a sus compañeros, no espera su turno. Al investigar su historia personal: la madre informa de continuos movimientos del feto durante el embarazo y que cuando estaba recién nacido era muy irritable e intranquilo lo que se expresaba en forma de llantos, sueño irregular, cólicos y lidiosidad extrema; cuando empieza a caminar se convierte en una tromba arrolladora que derriba todo, conmociona, ensucia y no deja adornos en su sitio. Sus compañeros de clase lo tildan de alocado, atolondrado.

Nos referimos a niños que cuentan con un nivel de inteligencia normal o superior, de condiciones físicas normales, procedentes de familias funcionales y con un nivel sociocultural adecuado. Estos niños presentan un problema técnicamente conocido como Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad  (Tdah).

E l Tdah es un trastorno neurobiológico, hereditario en un 80% de los casos,  que afecta a un porcentaje significativo de niños en edad escolar (del 5 al 10 %), en su mayoría varones, y que se caracteriza por distraerse con facilidad, incapacidad para fijar la atención y para concentrarse en un tema, así como por su notable dificultad para controlar sus impulsos y para prever las consecuencias de sus acciones, acompañándose con frecuencia de conducta hiperactiva. Sus dificultades generalmente se asocian con signos o síntomas que indican algún grado de inmadurez neurológica. Sin un diagnóstico temprano y el tratamiento correcto, el Tdah puede tener graves consecuencias, como el fracaso escolar, el abandono de los estudios, baja autoestima, conducta desordenada, rechazo  por los compañeros y desajuste familiar, hasta el consumo de drogas y la delincuencia.

Este trastorno debe diagnosticarse en los primeros años de escolaridad por equipo multifacético que incluye a los padres, maestros, psicólogo y profesionales de la salud. Se conoce que se da con más frecuencia en los niños que en las niñas y que tiene una base biológica. Hace unos años se consideraba que los síntomas del Tdah desaparecían en la adolescencia. Ahora se sabe que muchos síntomas pueden continuar hasta la edad adulta ocasionando en el individuo dificultades en el trabajo, en las relaciones personales, así como problemas emocionales y de carácter.

El Tdah se manifiesta antes de los 7 años de edad y debe persistir por lo menos 6 meses para poder efectuar su diagnóstico. Las dificultades deben presentarse tanto en el hogar como en la escuela. Los síntomas pueden incluir: baja autoestima, intranquilidad y dificultad para permanecer sentado, facilidad para distraerse e inatención, dificultad para escuchar lo que se le dice y para seguir instrucciones, dificultad para jugar tranquilo, hablar excesivo, realizar actos peligrosos sin ningún temor. Estos niños no suelen presentar trastornos específicos de aprendizaje (dislexia, discalculiaetc), sus dificultades para el desempeño escolar son debidas a su mala organización, impulsividad y distracción. Sin embargo, algunos niños con Tdah también pueden presentar trastornos agregados que complican su cuadro clínico. El tratamiento de estos niños debe iniciarse lo más temprano posible y requiere de la participación de los padres, maestros, psicólogo y profesionales de la salud (pediatra, neurólogo), actuando en forma coordinada. El plan de tratamiento debe incluir: planeamiento educativo, manejo médico, orientación psicológica y familiar y manejo conductual.

Es de hacer notar que estos niños pueden tener buenas aptitudes y un potencial intelectual que debidamente canalizados pueden producir excelentes resultados.

 

santinel4@hotmail.com

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