Nicolás Espinosa, el cura guerrillero de Boconó | Por: Oswaldo Manrique Ramírez

El Padre Espinosa a la izquierda junto al Obispo Vicente Hernández Peña

 

Si bien el maestro Mario Briceño Iragorry, llamó a  Trujillo <<la tierra de María Santísima>>, y otros dicen que es lar <<de sabios y santos>>, no es menos cierto que ha parido santos varones, que sembraron sus vidas sobre esta misma tierra, aportando en forma muy concreta hechos edificantes, en apostolado de servicio y entrega. Algunos, en bajo perfil,  imperceptibles, salvo por  su obra, pero que han dejado marca en el corazón y la simpatía de la gente que los conoció. Uno de esos santos varones trujillanos, fue el sacerdote Nicolás María Espinoza, quien durante toda su vida fue  -por su notable sensibilidad- un emprendedor social y un constructor de obras, sueños y esperanzas.

Desde sus primeros tiempos como sacerdote, fue sembrando en la feligresía y amigos generosos de su parroquia eclesiástica de San Alejo en Boconó, la idea  de fundar  un centro educativo digno e integral para los hijos de los campesinos pobres de los páramos andinos; con este proyecto que fue uno de sus sueños principales, viajó en 1950 hasta Europa, a la misma sede del  Provincial de la Orden de los Jesuitas, en el Reino de España,  para convencer a su más alto dignatario,  de hacer realidad su sueño, un sitio donde se pudiera dotar a los hijos de campesinos, de formación técnica para el trabajo agropecuario, la producción y su dignificación personal:  impulsar la Aldea de los Muchachos, en los terrenos históricos, ubicados en el mismo y precioso delta del Burate y el Boconó.

A la par de su servicio a Cristo,  y de fomentar la educación en una zona rural y pobre: Boconó, le dio impulso a colegios en la zona urbana y emprendió igualmente la educación primaria radiofónica, para que los conocimientos básicos llegaran a las zonas más apartadas,  en la onda de Fe y Alegría,  Movimiento de Educación Popular y Promoción Social, cuya experiencia se inició en el Barrio 23 de Enero, de la ciudad de Caracas. Sabía que la radio, no solo era para poner música y difundir propaganda, sino que era una extraordinaria fortaleza para educar. Tenía claro que el instrumento para dignificar y liberar a su pueblo campesino era la educación popular y de calidad, fomentando la creación de escuelas e institutos educativos para tal fin, solo así se saldría de aquella miseria, desigualdad  y violencia rural. Hombre intelectual, de fina prosa, de profunda sensibilidad cristiana, ante aquella deplorable realidad social y política, no podía ser ciego y sordo; emprendió por ser necesaria  la concientización y  organización del campesinado, creó la <<Liga Agraria Católica>> y la <<Casa del Campesino>>, ejemplos de espacios de encuentro, organización y progreso social en Boconó. Igualmente, ejerció  el derecho de opinión, aportando su particular y radical visión política en el campo de las ideas, para ello fundó la Tipografía “Boconó”, desde donde se editaba  “El Terruño” en su quinta época; importante vocero reivindicativo del periodismo trujillano.

Hombre intranquilo, formado en las ideas socialcristianas  y democráticas, enfrentó la dictadura del general Pérez Jiménez. A la caída de éste, colaboró con la Junta Patriótica que presidió el periodista boconés Fabricio Ojeda, y observando que el gobierno puntofijista de Betancourt, traicionó al pueblo, también comenzó a enfrentarlo.

Amante de la historia, procuró con amigos, la localización de los documentos de los orígenes como pueblo colonial, de su amada Boconó, antes del Cuatricentenario,  que no tenían, lo que felizmente logró, encontrados en el Archivo General de Indias, en España.

Cuando Fabricio se fuga de la Cárcel Nacional de Trujillo, en 1962, la persona que lo enconcha en Boconó es el cura Espinosa, y cuando aquél  decidió asumir la lucha armada en las montañas del Guaramacal, también se unió al Frente Guerrillero José Antonio Páez, colaborando en la formación de la red de apoyo social y la logística de este  núcleo armado, junto al comandante Luben Petkoff y el científico y recordado amigo Dr. José Vicente Scorza. El cura guerrillero murió el 17 de agosto de 1993, en Boconó. El historiador Pedro A. De Santiago, escribió una pequeña referencia de la personalidad, <<El Padre Espinoza, a quien conocí en la Vicaría de Boconó, poseía esa amabilidad franciscana que fascina, pero alternaba de cuando en cuando con arranques que era preciso conocerlo para no desconcertarse…nunca fue incorrecto, nunca despótico, nunca informal…vertical en todos sus actos, caritativo y consecuente>> (De Santiago, Pedro A. Biografías Trujillanas. Pág. 144).

Hace pocos días, se cumplieron 106 años del nacimiento del padre Espinosa, en un pequeño caserío, en el sector conocido como San Alejo, de la hoy Parroquia Sabana de Mendoza, Municipio Sucre, en la zona baja del Estado Trujillo, el 25 de septiembre de 1915. Era sobrino del Presbítero trujillano Dr. José de Jesús Espinosa Aguilar (1868-1939), recordado músico, compositor, periodista, poliglota y filósofo.

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