Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)
El notable físico y matemático inglés Isaac Newton (1642-1727) es muy conocido por haber establecido los fundamentos de la física.
Entre 1665-1666 descubrió el teorema binomial, el cálculo diferencial e integral, y que la luz blanca está compuesta por varios colores.
El descubrimiento del mencionado cálculo diferencial e integral, también lo hizo de manera independiente el matemático y filósofo alemán G.W. Leibniz (1646-1716), lo cual ocasionó posteriormente disputas entre ellos sobre la cuestión de la prioridad.
Posteriormente Newton, en su obra principal ‘Philosophiae naturalis principia mathematica’ (1687), más conocida simplemente como ‘Principia’, estableció las tres leyes básicas del movimiento y la Ley de la Gravitación Universal.
Esa obra marcó un hito en la historia de la ciencia y sus descubrimientos científicos fueron tan importantes, que algunos autores consideran que el movimiento histórico conocido como ‘La Ilustración’ comenzó con la publicación de dicha obra. Muchos eminentes autores lo veneraron como un verdadero genio. Por ejemplo el filósofo escocés David Hume (1711-1776) en su ‘Historia de Inglaterra’ (1754-1762) dice: “En Newton esta isla puede enorgullecerse de haber producido el mayor genio más extraño que ha surgido jamás para el ornamento e instrucción de la especie” (1). El poeta inglés Alexander Pope (1688-1744) en su ‘Epitafio: Dirigido a Sir Isaac Newton’ (1730) dice: “Dios dijo ‘Hágase Newton’ y todo fue luz”. El escritor francés Voltaire (1694-1778) dijo en 1776: “Todos somos ahora discípulos de Newton” (2). Podríamos llenar varias páginas con muchos otros elogios.
Por otra parte, es muy bien conocido que Newton era un personaje muy peculiar: Era paranoico, retraído, depresivo, de trato difícil, huraño, poco sociable, jamás tuvo una relación sexual con mujeres y sufrió severos colapsos nerviosos, quizás por intoxicación con sustancias cuando hizo experimentos sobre alquimia (3). El conocido historiador británico de la ciencia John R. Gribbin (nac. 1946) en su importante obra titulada: ‘Los Científicos’ (2002) dice: “Es muy probable que Newton fuera homosexual; las únicas relaciones íntimas que tuvo fue con hombres, aunque no hay evidencias de que tales relaciones llegaran a ser de tipo físico (igualmente, tampoco hay evidencias de que no hayan sido relaciones físicas)” (4).
Pero Newton, además de ser un genial científico, demostró mucha firmeza en sus posiciones de rebeldía política, lo cual es menos conocido. En la Inglaterra de Newton había dos grupos políticos: Los Whigs, que creían en la ciencia y el progreso material y apoyaban al Parlamento, y los Tories que eran sobre todo monárquicos conservadores. También había una fuerte pugna religiosa entre los Protestantes y los Católicos. El caso es que el Rey Jacobo II (1633-1701) que reinó desde 1685 hasta 1688 era católico y quiso imponer de manera ilegal autoridades católicas en las Universidades de Oxford y Cambridge, lo cual irritó a los protestantes. Esas universidades tenían mucho prestigio y cuando el Rey quiso imponer en 1687 a un monje católico benedictino como Maestro de Artes en la Universidad de Cambridge, las autoridades universitarias se negaron. Newton era un Whig radical y denunció esos mandatos del Rey como violaciones de la ley y exhortó a sus colegas en esa universidad a: “Tener coraje y defender con firmeza las leyes” añadiendo que: “Un coraje honesto en estas situaciones asegura todo, al tener la ley de nuestra parte” y posteriormente expresó a sus colegas de la Universidad de Cambridge que: “La fidelidad y lealtad jurada al Rey, solamente puede ser fidelidad y obediencia en la medida de lo que establece la ley (…) Porque si esa fe y lealtad es mayor de lo que estipula la ley, estaríamos jurando que somos esclavos y el Rey es absoluto; mientras que por la ley somos hombres libres” (5).
El ejemplo de rebeldía política de Newton en defensa de las leyes tiene una vigencia imperecedera
NOTAS: (1) Pag. 130 en Peter Gay (1969) “Enlightenment. The Science of Freedom”. W.W. Norton & Co., New York. (2) Pag. 58 en Timothy Ferris (2010) “The Science of Liberty. Democracy, Reason and the Laws of Nature”. HarperCollins Pub., New York. (3) Pags. 175-192 en John Gribbin (2002) ‘The Scientists. A History of Science Told through the Lives of Its Greatest Inventors’. Random House. New York. Véase también Larry Halzwarth ’16 Examples of the Madness of Sir Isaac Newton’ . In https//historycollection.com. September 21, 2018 (4) Pag. 178 en John Gribbin, Op.Cit. (5) Pags. 61-62 en Timothy Ferris, Op. Cit.
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