Santiago de Chile, 16 feb (EFE).- El Nobel chileno Pablo Neruda «era un peligro para Pinochet» y por eso el régimen ordenó su envenenamiento, dijo este jueves Manuel Araya, chófer del poeta y uno de las primeras personas en cuestionar la versión oficial que señalaba al cáncer avanzado de próstata como la causa de muerte.
«Neruda era un peligro para Pinochet. Acuérdense de la guerra española y de los refugiados que se llevó en el Winnipeg. A Pinochet no le interesaba que se fuera del país por ningún motivo», indicó Araya en una rueda de prensa.
Las declaraciones del conductor y mano derecha de Neruda se producen un día después de que peritos internacionales entregaran a la jueza del caso un informe crucial sobre la bacteria hallada en 2017 en los restos del poeta y que, según adelantó a EFE la familia, es una prueba concluyente de que fue envenenado.
El autor de «Veinte poemas de amor y una canción desesperada» falleció el 23 de septiembre de 1973 en la Clínica Santa María, en Santiago, 12 días después del golpe de Estado que derrocó a su amigo y presidente Salvador Allende y un día antes de exiliarse en México.
Araya, una de las últimas personas en ver con vida al poeta, explicó que Neruda estaba en «buen estado de salud» pero que decidió internarse en la clínica para protegerse del régimen, que había cercado su casa de Isla Negra, una localidad de la costa chilena a 110 kilómetros de Santiago.
«Neruda estaba lúcido, contento porque se iba a México a pedir ayuda al mundo», subrayó.
«ME ESTOY QUEMANDO»
Araya ha sostenido siempre que aprovechando su ausencia y la de Matile Urrutia, esposa de Neruda, un médico entró en la habitación y le aplicó al poeta una inyección en el vientre.
«Cuando llego de Isla Negra, me dice: ‘Manuel, me estoy quemando por dentro’. Me acerqué a él y le vi una mancha roja, como cuando le pinchan a uno», recordó el conductor.
El testimonio de Araya fue la base de la denuncia del Partido Comunista -en el que militaba desde joven Neruda- que dio origen a la investigación actual.
El sobrino del poeta, Rodolfo Reyes, quien tuvo acceso a los documentos periciales por ser querellante en la causa, filtró el lunes a EFE que los forenses concluyeron que el «clostridium botulinum» encontrado en los restos del escritor «estaba en su cuerpo en el momento de la muerte» y que el cadáver no se contaminó después cuando estaba enterrado.
Para la familia esto demuestra de manera irrefutable que fue envenenado, aunque la magistrada del caso, Paola Plaza, afirmó el miércoles que el informe pericial es una evidencia «importante», pero que «es el análisis conjunto de las pruebas recogidas lo que conduce el tribunal a una resolución».
La bacteria, responsable del botulismo, fue encontrada en 2017 en una muela de Neruda por otro panel de expertos, que desestimó la versión de la dictadura y rechazó que la causa de muerte fuera la «caquexia» (debilitamiento extremo) producida por el cáncer de próstata avanzado que lo aquejaba desde 1969.
La incógnita sigue siendo cómo o quién introdujo en su cuerpo la bacteria botulínica, que actúa a nivel neuromuscular y también suele encontrarse en alimentos enlatados mal preservados.