Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)
En varios países hay grupos neonazis que propician un mediocre chauvinismo cultural y en nuestro país está tomando fuerza una concepción chauvinista según la cual, se debe impartir a la población sobre todo la cultura del propio país con el argumento de que: ‘eso es lo nuestro’. Pero tales concepciones son muy equivocadas porque además de los valores culturales nacionales, hay que tener un gran acceso a toda la cultura universal.
El término ‘chauvinismo’ proviene del soldado francés Nicolás Chauvin que se hizo legendario por ser un fanático de Napoleón Bonaparte (1769-1821). Desde entonces el término se refiere a todo tipo de patriotismo o regionalismo que sea exagerado.
El chauvinismo y el fascismo han estado íntimamente entrelazados. En efecto, Adolf Hitler (1889-1945) en el Volumen II de su obra ‘Mein Kampf’ (Mi Lucha) publicado en 1926 dice sobre la defensa nacional: “Su mejor defensa estará no en sus armas, sino en sus ciudadanos; ninguna fortaleza de murallas los protegerá, sino una fortaleza viviente de hombres y mujeres llenos de un amor supremo a su tierra patria y un entusiasmo nacional fanático. El tercer punto para ser considerado en la educación científica es el siguiente: La ciencia también debe ser considerada por el estado popular como un instrumento para el avance del orgullo nacional. […] De todos los innumerables grandes nombres de la historia alemana, los más grandes deben ser escogidos e introducidos a la juventud de manera tan persistente que se conviertan en pilares de un sentimiento nacional inconmovible. El currículo debe ser construido sistemáticamente de acuerdo a estos lineamientos de manera que cuando el joven salga de su escuela no sea un medio-pacifista, un medio-demócrata, o algo por el estilo, sino un ‘alemán completo’ […] El terror que existe en nuestra era al chauvinismo es el signo de su impotencia” (Capítulo II, ‘El Estado’).
En contraste con el fascismo, las grandes figuras del humanismo en la historia siempre se han pronunciado por una mentalidad universal. Por ejemplo podemos recordar que Simón Bolívar (1783-1830), Francisco de Miranda (1750-1816), Andrés Bello (1781-1865), Simón Rodríguez (1771-1854) y muchos otros grandes hombres de nuestro país, tenían una buena formación en los clásicos griegos y romanos y la cultura universal. En efecto, si usted va a la Casa Natal del Libertador en Caracas puede ver el ejemplar de ‘Las Vidas Paralelas’ del gran escritor griego Plutarco (aprox. 50-120) que leyó Bolívar. Asimismo, el notable filósofo y matemático inglés Alfred North Whitehead (1861-1947) en su obra: ‘Proceso y Realidad’ (1929) llega a aseverar: “La tradición filosófica […] es una serie de notas a pie de página sobre Platón”. Eso puede ser algo exagerado pero… ¿Cómo se puede aprender filosofía sin conocer a los clásicos griegos?. Por otra parte, Karl Marx (1818-1883), Friedrich Engels (1820-1895) y Vladimir Lenin (1870-1924) tenían una prodigiosa erudición universal y eran lo más opuesto a un mediocre chauvinismo. De hecho Lenin llegó a decir: “Para ser comunista, hay que haber enriquecido la memoria mediante el conocimiento de todas las riquezas que ha elaborado la humanidad” (1).Pero en nuestro país los falsos ‘revolucionarios socialistas’ son espantosamente ignorantes. Para finalizar, el gran escritor cubano José Martí (1853-1895) en su ensayo: ‘Nuestra América’ (1891) describió de manera genial la mentalidad estrechita y liliputiense del chauvinista cuando dice: “Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea”. NOTA: (1)‘Discurso del III Congreso Panruso de las Juventudes Comunistas de Rusia’ (2 de octubre de 1920).