Necesidad de un nuevo liderazgo |  Por: Antonio Pérez Esclarín

 

Hoy se comienza a hablar de la necesidad de un liderazgo de servicio, pues es evidente que la mayoría de los supuestos líderes no están utilizando su poder y su influencia para construir un mundo más justo y humano. Por lo general, el liderazgo que predomina es un liderazgo narcisista y seductor, orientado a sobresalir y aumentar su prestigio y sus cuotas de poder político o económico. Este tipo de liderazgo que busca servirse de los demás en ver de servir a ellos, es fuente de corrupción y de las crecientes desigualdades. Es un liderazgo en la cúspide de un mundo jerárquico y muy desigual, estructura que se considera normal y se debe mantener.

A su vez, los medios de comunicación y las redes imponen como modelos de líderes a personas exitosas en los negocios, el deporte, la música, los espectáculos,  a los que convierten en idolillos, que subyugan los corazones de las multitudes y en su mayoría fomentan la trivialidad y la superficialidad. Algunos de estos supuestos líderes miden la magnitud de su liderazgo por el número de seguidores en las redes, sin  analizar en qué y cómo se traduce su influencia. .

Sin embargo, siempre ha habido y hay personas que  usan su liderazgo como un medio para ayudar a otros, en vez de utilizarlo para obtener poder y beneficios personales.  Estas personas llegan a ser líderes porque quieren  servir a otros de la mejor manera.

A estos líderes que han surgido del deseo de servir, se les denomina líderes del servicio. La frase “liderazgo de servicio” fue acuñada por Robert K. Greenleaf en “El sirviente como líder”, ensayo que publicó en 1970, donde afirmaba que para el liderazgo de servicio lo primero no es mandar o tener poder, sino servir.  Se trata de una opción personal de alguien que quiere dedicar su vida a hacer que otros se sientan y vivan mejor y deseen a su vez convertirse en servidores, es decir, en  ciudadanos comprometidos con  la justicia, la equidad  y el  bien común. Este tipo de liderazgo se fundamenta  en el ser de la persona más que en su hacer. Esta perspectiva  contribuye a explicar la «falta de liderazgo» que existe en la mayoría de las instituciones contemporáneas, que están dirigidas por personas que han ascendido a posiciones de poder por su currículo, sus capacidades técnicas o de toma de decisiones, sus conexiones políticas o empresariales,  y algunos también por su  ambición , y sus habilidades y falta de escrúpulos para engañar y  manipular. Sólo cuando la decisión de servir sirve de sustento a la formación moral de los líderes, el poder jerárquico  no es fuente de corrupción. Si los líderes satisfacen las necesidades de quienes dirigen, es decir, si consideran que su trabajo o razón  de ser es un genuino servicio, se desvanece el potencial de corrupción  de las jerarquías.

A diferencia del liderazgo tradicional que es un liderazgo jerárquico, donde el líder ejerce su poder sobre las personas, el líder de servicio se considera a sí mismo como “el primero entre un grupo de iguales” (“primus inter pares”). Esta idea es el corazón mismo del liderazgo de servicio. Un líder servidor no se considera  por encima de aquellos a quienes  lidera, sino que los ve  como compañeros a los que   enseña y de quienes aprende. No cree que siendo el líder es superior a ellos ni  utiliza el liderazgo en su propio beneficio o de los suyos, .sino que lo orienta  principalmente a lograr el crecimiento y el bienestar de las personas y las comunidades a las que dirige.

 


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