En Venezuela, los desechos terminan en cualquier calle, quemados, enterrados, en el río o en vertederos a cielo abierto. Una evaluación de cada una de las etapas de la gestión (generación, recolección, transferencia, tratamiento y disposición final) saldría reprobada. Los pasos para enderezar el camino son amplios, pero la docente e investigadora activa del Centro de Investigaciones en Gestión Ambiental y Desarrollo Sustentable de la Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG), Nay Valero, sostiene que el punto de partida es rescatar la institucionalidad ambiental.
Es precisamente el deterioro de la institucionalidad uno de los problemas que identifica en el manejo de los residuos y desechos, además de la falta de inversión en las etapas del sistema, la ausencia de un plan de gestión integral que articule el trabajo entre los municipios y la falta de programas educativos coherentes, entre otros, porque -destaca- los residuos pueden aprovecharse.
“Los residuos son potencialmente aprovechables en cadenas de producción que respondan a sistemas de recolección selectiva y a programas educativos de clasificación en las fuentes de generación. Son sistemas productivos y por lo tanto requieren de infraestructura, de personal calificado, de equipamiento, de financiamiento para la investigación y la innovación, de alianzas y cooperación entre los organismos estatales, el sector privado y los centros de investigación de las universidades con líneas de investigación en gestión ambiental”.
La gestión inteligente en el manejo de los residuos urbanos existe. El informe Innovación en agua, saneamiento y residuos sólidos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) da varios ejemplos: sistemas de recolección basados en “IoT” (Internet de las cosas) en Reino Unido y Japón que reconocen a la persona que recicla, el tipo de residuos y comunican cuando están llenos los contenedores; depósitos inteligentes en Barcelona (España) capaces de compactar automáticamente la basura a través de energía solar; contenedores en Alemania que reembolsan el monto del envase reciclable; y contenedores en Tokio (Japón) con pantalla LCD, en donde se muestran las últimas noticias, la información del tráfico, para vincular más usuarios a su uso.
Una de las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 11 para alcanzar ciudades sostenibles es reducir -a 2030- el impacto ambiental negativo per cápita de las ciudades, prestando especial atención a la calidad del aire y la gestión de los desechos municipales y de otro tipo.
El ODS 12, sobre producción y consumo responsable, insiste. Plantea a 2030, lograr la gestión ecológicamente racional de los productos químicos y de todos los desechos a lo largo de su ciclo de vida; reducir significativamente su liberación a la atmósfera, el agua y el suelo y minimizar la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización.
El informe del BID indica que en el sector de residuos sólidos, la demanda por desarrollo de soluciones tecnológicas es todavía incipiente, por falta de mecanismos de financiamiento, experiencia e incentivos económicos. No obstante, la asesora de proyectos de investigación y desarrollo en el área de educación ambiental para la sostenibilidad, Nay Valero, recalca que existen iniciativas en el país y posibilidades como el aprovechamiento energético a partir del biogás, pero falta voluntad política, colaboración, estrategias que involucren a todos los actores y evaluación y monitoreo.
En lo individual, también falta acción. ¿Lo que compras a diario está sobre-empaquetado? ¿Evitas los plásticos de un solo uso o pides bebidas “sin pitillo, por favor”? ¿Eres consciente de a dónde van a parar los residuos que generas? ¿Reciclas? Valero sostiene que la basura es de quien la genera y todo ciudadano debe ser corresponsable del manejo integral, desde la generación hasta la disposición final.
La mayoría de los instrumentos que orientan las buenas prácticas y las políticas ambientales contienen la necesaria reducción y la adecuada gestión de los residuos y desechos urbanos, ¿cuán importante es este aspecto en la política pública de un país?
La política ambiental de un país es clave para definir los mecanismos e instrumentos de gestión. En el caso de Venezuela, desde la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) se establecen los derechos ambientales y en el caso particular para la gestión de los residuos y desechos sólidos se cuenta con dos instrumentos: la Ley Orgánica de la gestión integral de la basura (2010) y la Ordenanza municipal sobre la gestión de los residuos y desechos domiciliarios.
En cada uno de estos instrumentos se plantea que la gestión integral de los residuos y desechos sólidos es corresponsabilidad de todos los actores que participan en el sistema, entre ellos, los generadores, los gestores del servicio (recolectores, recuperadoras y recicladores), y los supervisores de las instancias gubernamentales, cada uno con roles definidos.
Desde el punto de vista de gobernanza, las normas para la gestión y la cooperación, el plan de gestión integral y el programa de sensibilización y educación ciudadana son clave para garantizar la sostenibilidad del proceso integral de la gestión de los residuos y desechos sólidos desde la generación, la segregación, los circuitos de recolección selectiva, el sistema de transporte, el aprovechamiento y la disposición final.
¿Cuáles son los principales problemas que observa en el manejo de residuos en Venezuela?
Los principales problemas en el manejo de los residuos y desechos en Venezuela están vinculados al incumplimiento de los organismos competentes de las políticas de gestión ambiental, al deterioro de la institucionalidad, a la falta de inversión para los sistemas integrales asociados a las diferentes etapas del sistema: equipos y personal calificado para la recolección; ausencia de incentivos para la clasificación en la fuente de generación; ausencia de inversión para dotación de equipos para la instalación de centros de acopio y para la recolección selectiva; ausencia de un plan de gestión integral que articule la gestión entre los municipios; ausencia de plantas procesadoras de residuos aprovechables; ausencia de inversión e infraestructura para la disposición final (requiere de un protocolo de ingeniería para definir los frentes de trabajo, la estrategia de compactación, el sistema de captación de gases y el sistema de recolección de lixiviados, el sistema de cobertura… y la estrategia para la clausura) de un relleno sanitario. A la mezcla de residuos y desechos domiciliarios con hospitalarios, comerciales y del sector de la pequeña y mediana industria.
El problema también está vinculado con la ausencia de programas educativos coherentes y permanentes del sistema de gestión integral; ausencia de sistemas de investigación para la caracterización de los tipos de componentes de la basura en los municipios como ámbito de competencia directa para la gestión según la ley; ausencia de un sistema de monitoreo y control de la gestión integral de los residuos y desechos sólidos; “subvención” de los costos del servicio de recolección domiciliaria y la disposición final. Otro aspecto a destacar son los residuos eléctricos y electrónicos que contienen metales pesados y son mezclados con la basura domiciliaria perdiendo la oportunidad de reutilizar este tipo de componentes y, a su vez, los impactos al suelo y a los cuerpos de agua en la disposición final.
En América Latina, se habla de poca financiación a soluciones innovadoras para gestión de residuos. ¿Cuál es el caso de Venezuela y cómo mejorar en materia de innovación?
El servicio de aseo en Venezuela se ha centrado en la contratación de empresas para la recolección y disposición de la basura a través de concesiones. Iniciativas privadas y comunitarias han participado en la clasificación para el aprovechamiento de algunos residuos como el papel y cartón, el vidrio, chatarra metálica, plástico, pero estas se han concentrado en el centro del país, y algunas de ellas en Mérida y en Bolívar, pero son iniciativas aisladas.
En el caso de Bolívar, un emprendimiento sostenido es la empresa familiar Santos Duque, que tiene más de 30 años procesando un tipo de plástico que recupera del vertedero municipal y en algunos establecimientos comerciales y lo transforma en tubos para agua y electricidad.
En Caracas, la empresa Plastitec group transforma el plástico tipo pet (botellas de agua) en bobinas de láminas flexibles. En Mérida, la iniciativa de aprovechamiento de residuos (Cercus) desde 1992 es una experiencia para analizar y valorar las buenas prácticas. En San Cristóbal, la Escuela de Reciclaje es una referencia interesante para replicar contextualizando la frecuencia y volumen de los tipos de residuos según las fuentes de generación.
En Puerto La Cruz, hace 20 años la Mancomunidad de alcaldías (Mancosta) incorporó en el relleno sanitario un sistema de clasificación de residuos antes de la disposición final logrando alargar el tiempo de vida de los frentes de trabajo y el sitio destinado para el vertedero controlado o relleno sanitario.
Iniciativas hay, falta es la voluntad política, diseñar estrategias de alianzas y colaboraciones para articular la gestión gubernamental, la participación del sector privado; divulgar información oportuna a la ciudadanía sobre el plan integral de gestión; diseñar un sistema de evaluación y monitoreo que permita identificar las fuentes de generación, la frecuencia y los tipos de residuos; así como se requiere financiamiento para proyectos de: investigación e innovación, formación de personal calificado, sensibilización y educación ambiental.
Infografía: Roberth Delgado
Hay soluciones extraordinarias en el mundo para manejo de residuos con uso de tecnología y gestión inteligente. En Venezuela, hay graves problemas desde la primera etapa del manejo, la recolección, ¿por dónde empezaría a enderezar la gestión en el país?
El punto de partida para la gestión integral y sostenible de los residuos y desechos sólidos en Venezuela debería empezar con:
1.- Rescatar la institucionalidad ambiental.
2.- Plan de sensibilización e información sobre la corresponsabilidad en la gestión de los residuos y desechos vinculando una estrategia de reducir, reusar y clasificar para reciclar.
3.- En paralelo al punto 2, diseñar y ejecutar un plan de saneamiento en las ciudades de los vertederos a cielo abierto.
3.- Diseño de un plan de gestión integral que involucre el ciclo de la economía circular en el manejo de los residuos, desechos y disposición final.
4.- Elaborar un plan de reingeniería y adecuación ambiental de los sitios de disposición final en cada municipio
5.- Desarrollar una estrategia para financiar proyectos de investigación y desarrollo para impulsar una red de sistemas municipales de aprovechamiento y transformación de residuos en materias primas.
Considerando estas etapas, ¿hay alguna práctica sostenible que los ciudadanos puedan implementar desde sus hogares y que sea útil?
Desde el punto de vista educativo la propuesta se centra en hacernos conscientes de que la basura (residuos y desechos mezclados) es de quien la genera y somos responsables del manejo en la fuente de generación, en la preparación de la bolsa para garantizar la recolección, y corresponsables de la disposición final.
Las prácticas sostenibles que podemos implementar en cada etapa, están asociadas a:
-Hacernos conscientes del tipo de basura que estamos generando, y ello implica conocer los sistemas de producción y consumo en nuestra cotidianidad.
-Hacernos conscientes de la alternativa que presenta la basura que estoy generando, desde el punto de vista de reducir la frecuencia de generación y evaluar la posibilidad de separar los residuos potencialmente reutilizables o aprovechables antes de mezclarlos.
-Incorporar las prácticas de reuso por tipo de residuo (es una acción individual) pero si el tipo de residuo es frecuente requiere de alianzas entre los vecinos para intercambio, donación y/o clasificación para establecer un centro de acopio, que es una acción colectiva clave para la sostenibilidad del sistema.
-Identificar recuperadoras en el ámbito del municipio para el sistema de recolección selectiva y/o impulsar iniciativas para la transformación de los residuos. Sin este componente no hay sostenibilidad en la clasificación en fuente.
-Más del 60% de la bolsa de basura en los hogares contiene residuos vegetales, y estos (exclusivamente sin ningún tipo de residuo animal) pueden utilizarse para establecer composteros en macetas o en áreas verdes de la comunidad y generar abono orgánico.
“La pandemia impone por salubridad nuevas estrategias para la gestión integral de las basuras, por ello, la corresponsabilidad en la preparación adecuada de la bolsa de la basura es clave para resguardar la salud de los trabajadores del servicio de aseo y garantizar la disposición final adecuada según las normas ambientales establecidas”.
En esta línea, es importante saber qué consumes, de dónde viene y a dónde va, ¿qué debería evitarse al comprar pensando en el manejo de residuos y desechos posterior?
La sostenibilidad está asociada a la comprensión de la complejidad de los diferentes sistemas que interactúan en el sistema socio-ambiental, y eso significa que cada acción cotidiana está vinculada a los sistemas de producción y consumo; hacernos conscientes de que al momento de las compras podemos incidir en la cadena de producción al exigir productos locales, con sistemas de producción sin agroquímicos, mínimo empaquetado, reducción de la huella de carbono, adecuado manejo de los residuos y desechos. Es decir, compras conscientes y participar activamente en la corresponsabilidad en la gestión integral del manejo de la basura.
¿Tiene sentido hacer algo en lo individual, desde casa, sabiendo que al sacar la basura al contenedor empieza un manejo sin control y dañino al ambiente?
Literalmente, no tiene sentido. Sin embargo, como ciudadanos podemos impulsar cambios desde lo individual, familiar, comunitario e incidir en la gestión municipal. Instalar un hábito en la cotidianidad nos permite ser corresponsables con la gestión integral y podemos aportar desde esa práctica viable y sostenible para involucrar a otros e ir conformando redes y alianzas que impulsen procesos desde la sociedad civil para hacer cumplir las políticas y normas ambientales a los órganos de competencia municipal.
¿Qué recomendaría a las empresas e industrias?
Analizar y evaluar el sistema de producción actual e incorporar la estrategia de la economía circular que involucra considerar las externalidades entre ellas las emisiones, los efluentes y los residuos y desechos que impactan los sistemas ambientales. Las empresas e industrias son responsables de garantizar un servicio y un producto con bajo impacto ambiental y entre ellos está el sobre-empaquetado y el tipo de material que se utiliza para ello. De igual forma, en aquellos productos que aplique debería incorporarse el ‘envase retornable’ a la empresa generadora y establecer el sistema del llenado de envases con dispensadores para la reutilización de estos para reducir la generación de un residuo innecesario.
¿Cómo incluir a los recicladores informales que se exponen a severos riesgos dentro de los vertederos y no son reconocidos?
Los recicladores informales pueden ser incorporados como personal en los centros de acopio o en las estaciones de transferencia en los rellenos sanitarios para participar con normas de salubridad y trabajo decente en la clasificación de la recolección domiciliaria antes de la disposición final.
En los vertederos hay una dinámica comercial que para transformarla requiere que el plan integral de gestión de la basura incluya como eje prioritario de acción la clasificación de los residuos en la fuente de generación, la instalación de centros de acopio por tipo de residuos, garantizar el sistema de recolección selectiva, y las alianzas con las empresas y emprendimientos de recuperadores, transformadores de residuos en materias primas y mercado receptor.
Lea la serie completa Vertederos al Límites aquí:
Recolección de desechos a cuentagotas y sin equipos de bioseguridad (I)
Neblina tóxica a toda hora por la quema indiscriminada de desechos (II)
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