Navidad inflacionaria: aguinaldo de privaciones para venezolanos sin privilegios | Por: Luis A. Villarreal P.

 

La descoyuntura en el sistema cambiario pone en corre corre a todos los que tenían ‘bajo control’ su restringido modo de vida. El desplome del bolívar ante el dólar BCV que, sin reservas, a su vez viene a rastras del ‘paralelo’, según explicadores macroeconómicos de oficio, esa indeseada situación se ha debido al rezago de divisas del banco responsable de ‘estabilización’ de precios y preservación del valor de la moneda hacia las entidades bancarias y de cambio. Dicho retraso se vio disminuido en algo más de dos tercios —digamos 60 a 20—, pero dizque se está revirtiendo al irse supliendo la diferencia de la merma ocurrida.

La causa de esa ‘dificultad’ oficial se atribuye en buena medida a las sanciones impuestas al gobierno, por el desconocimiento que sobre el mismo asumen muchos países; haciendo, si no imposible, muy cuesta arriba la comercialización de los productos extractivos y sus derivados, manufacturados, incluídos la importación y exportación oficial que en buena parte se realiza por intermediarios.

Lo que quiere decir, además de ralentización: menos dólares —o euros— para empresas que necesitan insumos en su afán de producir y vender, mayoritariamente en bolívares a diario devaluados; y por ende, menos oferta ante la demanda de bienes y servicios.

A su vez, se produce el encarecimiento —inflación— de los inventarios cuyo precio en posición adelantada debe garantizar la reposición de los mismos, so pena de quedarse sin chivo ni mecate. Es decir, con anaqueles y estanterías vacíos, y sin suficiente dinero para continuar las actividades de compra-venta. En estas condiciones prospera la especulación que, unida a la carencia de control, definitivamente deja inerme al necesitado consumidor de a pie.

En el denuedo de colocar en mercados foráneos los productos exportables, se incrementa la deficiencia de los mismos en el ámbito nacional: eso se dice del café y la gasolina, esta última súper escasa, en desmedro de la necesidad interna, va a parar a los oscuros mercados de Colombia.

La ilusión que venía sosteniéndose en la fútil y sembrada creencia de que ‘la situación de Venezuela estaba mejorando’, ha caído en desengaños.

Un buen ‘indicador’, y viene desde atrás, lo hemos tenido con la incapacidad del sector privado para adquirir de la FIFA los derechos de transmisión del Mundial de Fútbol; porque sencillamente no hay suficiente movimiento comercial que genere publicidad, para hacer del Mundial un negocio con el servicio de señal abierta que merecen los venezolanos, y que sólo ofrecieron sistemas satelitales  [Simple TV, Movistar…] y parcialmente Televen para importantes cableras y sus respectivos abonados.

La incapacidad —o precaución empresarial— de la televisión nacional, privada y oficialista, ha sido notoriamente atípica, demostrativa del profundo estancamiento económico. Entonces las circunstancias no se pueden negar, tampoco maquillar con banales explicaciones y resignación silenciosa, anti ciudadanas. Tales actitudes contribuyen a que el estado deplorable continúe viento en popa, lamentablemente para beneficio del gobierno cuestionado.

En expectación seguimos la iniciativa del presidente Gustavo Petro de llevar adelante el plan de Amnistía General, empezando por ‘animar’ al gobierno cuestionado de Venezuela a regresar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos [CIDH]; tratando de incidir también sobre el proceso de Diálogo en México en relación a la suspensión de sanciones; lo que más claramente y de manera ambiciosa ha sido solicitado por Miraflores a cambio de Elecciones Libres.

Petro, además de llevar a cabo un proceso de negociaciones de ‘paz’ con la organización guerrillera ELN, igualmente quiso socorrer al recién destituido presidente peruano Pedro Castillo. Esta actitud ‘pacifista’ provenida de la Casa de Nariño, nos hace pensar que se está buscando otro nobel de la paz para Colombia, lamentablemente esquivando los sistemas de justicia que quedan sin lugar a dudas desprestigiados.

Paradójicamente, antes se denunciaba la denegación de justicia por indiferencia u omisión de jueces, tribunales y del Ministerio Público, ahora por interferencia de otros poderes —principalmente del Ejecutivo— convertidos en ‘pacificadores’ o salvadores de quienes violan o conculcan los Derechos Humanos, entre otros cargos de corrupción.

Se sabe poco acerca del reclamo y emplazamiento que hiciera la Plataforma Unitaria Democrática, a  través del equipo democrático de negociación, debido a la supuesta ‘indisposición’ del oficialismo venezolano para cumplir con los acuerdos asumidos, de los cuales pretende zafarse. Tampoco de la fecha que, por requerimiento opositor, el gobierno cuestionado debe dar este mes para la próxima ronda de negociación en México. Asimismo, la Comisión Nacional de Primarias no ha informado sobre el avance en la organización de las elecciones opositoras, ni de la posible solución a los problemas del Registro Electoral y la adecuación del respectivo padrón.

Es del interés de todos los que esperamos acuerdos, en función de la liberación de los presos políticos y de los preparativos de las Elecciones Libres, conocer sin dilación de lo concerniente; porque el secretismo puede ser contraproducente para la Oposición, ya que al equipo que dialoga en su nombre se le ha venido tildando de transigente, a cambio de cuestiones que no son relevantes ni equiparables en el proceso de negociación para superar la crisis política con el retorno a la democracia.

 

 

 

 

 

 

 

 

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