Nada mejor para un buen sueño que soñar despierto

Un jugador de fútbol veía plácidamente como él estando acostado y con una pierna fracturada, era el héroe que está haciendo las mejores jugadas.

Sucede que un narrador bisoño, no conocedor del nombre de los jugadores porque la lluvia los había borrado, optó por lo más fácil y les clavo el apellido Blanco a todos los jugadores.

Un loco le pregunta a un borracho: ¿Qué sientes en tu borrachera? Si te cuento las veces que he visitado a San Pedro, no me lo vas a creer, tengo tantos golpes en el cuerpo que parezco una piña.

Ahora el borracho le pregunta al loco: ¿Qué sientes en tu locura? Ni de vaina te lo digo, si te digo que siento, se lo contarás al director del manicomio, el director del manicomio se lo contará a una junta directiva que convocarán para estudiar mi caso.

Mi mujer que no me tiene buen cariño le dirá al director ¡Dale paleta, dale duro por el lomo!

Así que mejor me hago el loco y sigo con mi loquera a cuesta…

De todo como en botica de pueblo

Viajar en avión es placentero, malo es cuando te consigues con una sobrecarga borracha. Todavía tengo en mis narices un poco de vómito que sopló la muy condenada y sobrecarga borracha. Los pasajeros nueve en total, le expusimos nuestro caso al capitán de la nave, un avión con capacidad para 500 pasajeros. El capitán es el esposo de la sobrecarga. El capitán les dice pasen el reclamo directamente a la dirección de la línea. Él es directivo de la línea aérea.

Los curas aprovechan echarse su güisqui en tierra firme, mientras más alto vuelan más cerca están del Supremo. Por lo tanto les está vedado tomar cualquier licor. Las aeromozas lo saben y disfrutan ofreciéndole una copa.

Un día, llegó a una tienda atendida por un soldado una de esas hermanitas de la caridad. La hermana se persignó cuando vio que la limosna que le daba el soldado, era un revólver. El militar le dijo: “Para que se defienda hermana”.

Los sacerdotes tienen muchas historias

Padre le aconsejo que no se acueste más con mi hermana. Te complaceré querido cuñado, quiero que sepas que tu hermana está embarazada y como tú quieres que me marche, así lo considero yo, estoy haciendo las maletas porque a la alta Curia llegaron tus consejos. Al dejar el pelero aunque no parecen las palabras de un sacerdote, lamento tener que dejarte con el niño (pero ese es mi destino. Así crecerá la fama de desvergonzados de nosotros, lo digo porque en otra oportunidad seré quien te aconseje a ti como criar a tu sobrino. Hasta luego mi querido cuñado, pero tú sabes dar muchos consejos que por cierto fueron los que prendieron la mecha. Te aprecia el ex padre Juan José).

¿Disfruta usted de su domingo familiar? ¡No! Usted no sabe lo que se pierde. El domingo ha perdido ese brillo, el día en el que se podía haraganear con tranquilidad. En un reciente fin de semana, miré a través de la ventana y descubrí que el domingo había desaparecido y no es que alguien se lo hubiese robado, no, es que ahora el domingo es un día más de la semana, anótenlo y verán que tengo toda la razón. El domingo se podía descansar dándole a la conciencia una tranquilidad.

Por el alto perraje delincuencial que tenemos en la ciudad, los comerciantes se han visto obligados a cerrar sus vitrinas y darle curso a la santamaría. Los niños que se deleitaban con sus vitrinas abiertas han perdido esa oportunidad de que sus ojos brillen con cariño y los más grandes recordarán tiempos pasados… Sé que cuando lean me dirán mentiroso, que ese día no ha perdido nada de nada. Yo le diría atrévase a realizar un picnic a orillas de cualquiera de nuestros ríos. Lo asaltarán y lo primero que le pedirán son los celulares por el alto valor de algunos.

Si estás pensando en algo escríbelo.

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