La paz es algo que deseas, es algo que creas, algo que haces, algo que eres y algo que regalas¨, John Lennon.
Gústeles o no les guste a la oposición Venezolana, tanto a la que en verdad aman y quieren al país y que plantea el reencuentro nacional verdadero de todos los venezolanos, que conlleve a la reconstrucción total y definitiva de su infraestructura social, económica, cultural y política, como también a la oposición que nos ha llevado de fracaso en fracaso, impregnada de odios y de trochas inmediatistas del poder rápido, deben de entender que por los momentos la alternativa que nos queda a los venezolanos, es la de alistarnos en una alternativa electoral, pacífica y de una consciente unidad partidista nacional.
No lo digo yo, lo dicen los hechos y las buenas acciones que en el plano internacional concurren en la búsqueda de una solución viable, no traumática y de menor costo político-social-económico para el país y por ende sus habitantes, que en estos malogrados años son los que más hemos llevado el peso de la ¨primavera socialista¨ que azota al país.
La presión internacional de aquellos países que de muy buena voluntad nos están dando su mano para transitar por los mejores caminos de una civilizada transición y cambios que nos conduzcan a la real liberación del país, le están indicando al Presidente Guaidó, a las organizaciones opositoras y al pueblo venezolano en general, que la salida política que en estos momentos, favorece al país es la vía pacífica y electoral. En esa reactivación del diálogo, los planteamientos deben ser claros, concretos, de seguridad, respeto y vigilancia internacional.
Así que el presidente Guaidó tendrá que sopesar la fuerza, el apoyo y dirección estratégica que por un lado internacionalmente recibe, o, por otro lado, entregarse a la cábala intimidatoria de algunas organizaciones donde sus dirigentes, segados por la barbarie madurista (puede que con razón), que no los deja ver más allá de sus fosas nasales, claman por una intervención extranjera que por los momentos la vemos poco probable de concretizarse.
El holocausto social en que nos debatimos los venezolanos, requiere de acciones y soluciones políticas de emergencia nacional y de inmediata ejecutoria, de lo contrario la patria será arrastrada a la más mínima extinción social.
El tiempo presidencial parlamentario y las bajas pasiones e intereses partidistas, personales y grupales juegan en contra del compañero Guaidó. Los detractores de su propio patio lo están esperando en la bajadita del nuevo año parlamentario. No podemos permitir que las minoritarias fuerzas retrógradas internas de la oposición, activen su mañoso mecanismo de implosión en la ruta señalada por los aliados y civilizados países, que nos están ayudando en esta nueva gesta de emancipación nacional. Renovación total del Consejo Nacional Electoral, la depuración del Sistema Electoral Nacional, un presidente de transición y vigilancia electoral internacional, bastará para comenzar a concretizar el sueño libertario de los venezolanos.