La muerte de Mons. Hernández Peña es dolorosa, nos entristece -dijo el padre Luis Felipe Torres- Arcipreste de la Zona Pastoral Boconó y párroco de la Iglesia El Carmen, donde fue bautizado en 1935
La muerte de Monseñor Vicente Ramón Hernández Peña deja una profunda huella en el seno de la iglesia católica y especialmente de Boconó, donde había nacido, creció y se formó hace 83 años. Su desaparición física se suma a la de otros ilustres obispos boconeses fallecidos en los últimos 5 años. Fueron ellos: el primer obispo de Acarigua – Araure Mons. José Joaquín Morón Hidalgo (1.942 – 2.013) y el primer obispo de Punto Fijo Mons. Juan María Leonardi Villasmil (1.947 – 2.014).
La muerte de Mons. Hernández Peña es muy dolorosa, nos entristece -dijo el padre Luis Felipe Torres- Arcipreste de la Zona Pastoral Boconó y párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Carmen donde fue bautizado en 1935.
Compartí por más de 25 años como sacerdote muy cercano a Mons. Hernández, quien ocupó la presidencia del Departamento de Liturgia y en el Celam fue delegado de Roma en el ámbito de la Liturgia. Su formación la realizó en Bélgica, donde se licenció en Teología y se especializó en Roma. Fue elevado a la dignidad de obispo y luego de designado auxiliar de Caracas, retornó a Trujillo como obispo Coadjutor con Derecho de Sucesión, después que Mons. Rosalio Castillo Lara (+), fuese designado Cardenal y llamado a Roma. Monseñor lo sustituyó y tras la muerte de Mons. José León Rojas Chaparro, el 11J de 1982, asumió la Diócesis hasta abril del 2012, cuando el mismo día que cumplió 75 años, renunció ante el Papa por razones de edad y al año, la Santa Sede designó a Mons. Cástor Oswaldo Azuaje para que lo sucediera en el servicio de la iglesia diocesana del estado Trujillo.
Trabajo constante
Hay elementos importantes de la vida de Mons. Hernández Peña que se refieren especialmente a su dedicación a la vida pastoral de la iglesia trujillana. Su trabajo constante por más de 40 años, es el fruto de tantos sacerdotes al servicio de la iglesia trujillana o que han nacido de esta tierra que sumarían 130 sacerdotes al servicio de la diócesis trujillana, del país y en el exterior. Se propuso la creación de diferentes parroquias que recibió con 24 y amplio a 72 en su Ministerio Episcopal.
Mantuvo como aspiración crear la casa de retiro de los sacerdotes trujillanos la cual está muy adelantada, facilitando así que quienes cumplan 75 años deben poner su parroquia a la orden del obispo diocesano.
Fue un profundo enamorado de su gentilicio y como buen boconés, quería permanecer en estas tierras, por lo que siempre decía “El día de mi muerte, quiero ser sepultado en tierras trujillanas”.
Seleccionado arzobispo
Mons. Hernández Peña, fue seleccionado para Arzobispo de Valencia y Calabozo. En ambas oportunidades, me correspondió acompañarlo para hacer entrega de la carta donde este desistía ante el Nuncio y solicitaba al Santo Padre su deseo de seguir siendo obispo de Trujillo, como en efecto se le permitió.
De viva voz
Padre Luis Felipe Torres: “por su gran trabajo eclesiástico como Obispo, Mons. Hernández Peña deja un récord en la ordenación de más de 130 sacerdotes y varios obispos que salieron del estado Trujillo”.